Las quemas provocadas se han extendido de tal forma que han terminado por constituir un grave problema de seguridad. En ningún otro lugar de España se producen tantos episodios vinculados al fuego como en Ceuta: destrucción de coches, contenedores, papeleras, quema de monte, rastrojos, destrucción por destrucción.
Hubo un tiempo en el que a esto se le pudo poner freno. Pero por aquel entonces a los que escribíamos de lo que estaba sucediendo nos tildaban de amarillistas. Son precisamente los que hoy se camuflan en partidos tan extremos como Vox y hablan de terrorismo, cuando en aquellos momentos se dedicaban a calificar lo sucedido de casos aislados. La rueda de los intereses provoca estos cambios de personalidad, qué le vamos a hacer. El poder disfrazado de ceutismo siempre se ha estilado por estos lares y los hay que siguen pegándose golpes de pecho por lo que han hecho por Ceuta cuando casi la destrozan con sus malas acciones políticas.
Nos hemos acostumbrado a normalizar lo que no lo es, a cerrar el año publicando las estadísticas de los cientos de vehículos quemados y los contenedores y papeleras que completan ese paquete. Algo anómalo y distinto a lo que pueda suceder en cualquier otra ciudad de este país. Y lo peor es que lejos de detenerse estas prácticas, se avivan hacia tendencias incluso más peligrosas.
Se ha llegado a una situación extrema, incontrolable, alejada de cualquier explicación. En otros episodios asociados al delito podemos buscar las claves que hay detrás, incluso vincularlos a unos grupos concretos con unos enfrentamientos determinados. En todo lo que tiene que ver con los incendios no hay razón ni fundamento y por tanto dar con la tecla es mucho más complicado. Son tantos los factores, tan variados los perfiles de los delincuentes, que ni una acción constante o planificada de las fuerzas de seguridad puede terminar con esa particular cultura del fuego que se ha hecho fuerte.
Es difícil entender cómo una ciudad que podía estar medianamente controlada tiene que hacer frente a complicaciones de este tipo que absorben cuantiosos recursos policiales, que causan tantísimo daño y que provocan tamaña cantidad de perjudicados.