Categorías: Sociedad

Quebrados por el olvido

Los vecinos de Arcos Quebrados dicen que están tan olvidados que se están planteando contar ellos mismos con una representación vecinal “porque aunque seamos el final de la Calle Este pertenecemos a Príncipe Alfonso y si allí se quejan de que hacen poco imagínense aquí” lamentan en una reunión improvisada en la que recuerdan el caño comunal que hasta hace quince años les permitía tener agua en la zona.
Mohamed Chairi explica que “todo aquí es abandono y lo que hay es porque lo hemos hecho nosotros con nuestras propias manos y nuestros propios materiales: un poco de acerado, arreglar accesos...”. Pero hay cosas de las que deben ocuparse los responsables “porque pagamos lo que tenemos que pagar y aquí no vienen a limpiar y estamos rodeados de vertederos, de perros abandonados y de oscuridad cuando llega la noche porque de las diez farolas que hay en toda la zona no funciona ni la mitad”. Y cuando llueve los temores se multiplican por miedo a que “el agua que arrastra toda la basura y todo el barro cause una desgracia, que hay días que no podemos ni siquiera llevar los niños a la escuela”. Tras la caída de un muro en la zona alta, piden que lo acondicionen porque “antes tardaban cinco minutos en llegar al colegio y ahora tardan 20 minutos”, que se luche contra el chabolismo que sigue existiendo, que haya alcantarillado y “que los políticos no vengan sólo a por los votos sino a preocupase por gente humilde y trabajadora que vive con ratas”.

“NO PODEMOS NI SALIR A LA CALLE”
Los vecinos están atemorizados por los perros abandonados. Ya han mordido a más de un vecino. “A mí me tuvieron que poner 14 inyecciones porque encima no están vacunados ni nada”, explica mientras varias madres no dejan que sus hijos salgan solos a la calle por “son muchos los perros que hay por aquí y aunque llamamos para que los vengan a recoger aquí nadie hace caso y estamos encerrados en casa”. Cuando llega la noche, la falta de luces hace que “aún menos pisemos la calle. Esta barriada se ha quedado muerta por el abandono que estamos sufriendo”. Aseguran que necesitan luz, hormigonar las calles, accesibilidad, limpieza, controlar a los perros “y un sinfín de cosas más “que nunca llegan”.

“VIVIMOS RODEADOS DE BASURA”
Ayer fue un gran día porque acudió a limpiar las calles interiores una brigada del Plan de Empleo. “Pero eso nunca pasa”, comentan los vecinos señalando cada rincón lleno de maleza, con ratas, serpientes y basura acumulada que “nos hace vivir entre desperdicios y basura”. Tan sólo el servicio de limpieza que recoge la basura de los contenedores ubicados en la calle central se ocupa de una zona con vertederos incontrolados a cada paso y llena de cañaverales “que ni siquiera pueden venir a limpiar las Brigadas Verdes por lo que parece”, lamentan.

UNA INACCESIBILIDAD MÁS QUE EVIDENTE
Unas empinadas escaleras que se hicieron hace más de 30 años. Son muchas las familias que lamentan el estado de accesibilidad de la zona. Arcos Quebrados “no es tan pequeño, aquí vive más de un centenar de personas y hay casas en las que los mayores no pueden salir sin ayuda”. Una anciana operada del corazón y un diabético sólo pueden salir con ayuda de los vecinos y ni siquiera pueden llegar las camillas del ambulancia a sus casas. A eso se suma el peligro de las escaleras tan empinadas para los niños que muchas veces se caen “porque ni siquiera hay barandillas, y aquí lo que necesitamos son muros que eviten tantas desgracias y caídas y que renueven estos accesos imposibles que aíslan en sus propias casas a personas que no tienen más remedio que no moverse porque no pueden ir a ningún lado sin ayuda”.

EL MURO DE LAS LAMENTACIONES
No ha muerto nadie de milagro.  Eso es lo que dicen los vecinos cuando después de avisar muchas veces del peligro que corrían los niños y todos los que pasaban por ese camino al que se accedía a la parte alta de la barriada y que transitaban los más pequeños cada día para ir al colegio. Finalmente se derrumbó “y no mató a nadie de milagro, un segundo antes pasó un vecino”, explican. Cada vez que llueve el terreno va cediendo hacia abajo y llena de barro escaleras y provoca que todos en la zona tengan miedo a inundaciones o a que sus casas finalmente se vean afectadas por “algo que deben solucionar y no está en nuestra mano”. FOTOS: QUINO

 

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