Les aseguro a ustedes que estoy hecho un verdadero lío. A la vista de tantas y tantas declaraciones de personas que ocupan puestos importantes en el quehacer político de nuestra Nación, ya no soy capaz de entender lo que realmente dicen, aconsejan o reclaman.
Bueno, en nuestra Nación y fuera de ella ya que parece que a todos se les ha soltado la lengua y hasta toman alguna que otra decisión que muy poco después la rectifican o la dejan sin valor. Riadas humanas que van de un lado a otro para encontrar un espacio libre de alambradas, es un ejemplo de ello.
Cómo se le puede poner una zancadilla, haciéndole rodar por el suelo, a una persona que corre, con su hijo en brazos, hacia el paso de la frontera? ¿Cree que así hace un bien a su país y a la humanidad? Esa gente que busca un camino de salvación no lo hace por capricho sino que huye de la persecución, para salvar sus vidas y las de sus hijos, a los que hemos visto, en muchos casos, en brazos de sus padres porque ni siquiera saben andar. Son criaturas indefensas que necesitan, todas ellas un lugar de paz y también de cariño.
No tengo la menor duda de que la acogida a esa muchedumbre de personas que buscan sosiego supone que se han de tomar medidas extraordinarias que suponen un determinado coste y también problemas de alojamiento y de proporcionarles un puesto de trabajo. Es así, sin duda alguna, pero esa es la misión de los que gobiernan en los países que proporcionan acogida a los que buscan paz para sus vidas y las de sus familias. Pero ¿por qué los persiguen en sus países de origen? ¿Hasta donde llegará esa saña?
Por si todo eso no fuera poco, en España estamos enredados con un posible problema de secesión de una parte de nuestra Nación. Hay declaraciones de diferentes opiniones y éste es el momento en el que es necesario oír que España es y será exclusivamente, Una, Grande y Libre. ¿O es que acaso se ha olvidado el afán de todos aquellos que dieron su vida por tal fin? Una Nación no se deshace por capricho ni por razones que se esgrimen con falta total de fundamento. La Nación española tiene su fundamento y éste no se puede deshacer.
Ante toda esa confusión, nacional e internacional es lógico que muchas personas se sientan desorientadas; cosa que en este mundo no es nada aconsejable. Hay muchas personas que necesitan, imperiosamente, que se haga algo por ellas para que puedan verse libres de esas corrientes de opinión que tanto daño vienen haciendo. En Europa y en España hacen falta voces serenas, firmes y alejadas de cualquier tipo de propaganda, que resuelvan la necesidad de verdad que tanto bien hace. Haga algo en beneficio de esa duda que agobia a tanta gente.