La limpieza a fondo y en caso de que la saliva del animal haya entrado en contacto con mucosas o heridas, la vacuna antirrábica. Es lo primero que hay que hacer cuando se tiene la sospecha de haber sido mordido o arañado por un animal que tenga el virus de la rabia. Así lo recordaba El Faro, cuando hace algo más de un año se detectó un brote de este virus letal en la ciudad autónoma, del que hoy se ha notificado un caso sospechoso.
La rabia es una enfermedad vírica infecciosa que acaba siendo mortal en casi todos los casos una vez que han aparecido los síntomas clínicos en animales. En hasta el 99% de los casos humanos, el virus es transmitido por perros domésticos, aunque también afecta a animales salvajes. Se propaga a las personas normalmente por la saliva a través de mordeduras o arañazos. La transmisión de persona a persona por mordeduras es teóricamente posible, pero nunca se ha confirmado.
El periodo de incubación de la rabia suele ser de 1 a 3 meses, pero puede oscilar entre una semana y un año, dependiendo de factores como la localización del punto de inoculación y la carga vírica. Las primeras manifestaciones son la fiebre acompañada de dolor o parestesias en el lugar de la herida. La parestesia es una sensación de hormigueo, picor o quemazón inusual o no explicable por otra causa. A medida que el virus se propaga por el sistema nervioso central, se produce una inflamación progresiva del cerebro y la médula espinal que acaba produciendo la muerte.
La profilaxis postexposición es el tratamiento inmediato después de una mordedura. El objetivo es impedir que la infección entre en el sistema nervioso central, lo cual provocaría la muerte inmediata. Esta profilaxis consiste en:
- La limpieza a fondo y el tratamiento local de la herida tan pronto como sea posible después de la exposición;
- la aplicación de una vacuna antirrábica potente y eficaz conforme a las normas de la OMS; y
- la administración de inmunoglobulina antirrábica, si está indicado.
El tratamiento eficaz inmediatamente después de la exposición puede evitar la aparición de los síntomas y la muerte.
La principal clave de este infección vírica es la vacuna. Cada año se administran vacunas tras una mordedura a más de 15 millones de personas en todo el mundo; de este modo se previenen cientos de miles de muertes anuales por rabia.
En Ceuta esta vacuna es gratuita y obligatoria contra perros, gatos y hurones y se aplica en una campaña de vacunación anual que se enmarca dentro del convenio de colaboración firmado entre la Consejería de Sanidad, Consumo y Gobernación y el Colegio Oficial de Veterinarios de Ceuta. Se extiende a lo largo de dos meses para vacunar al mayor número de animales posible, algo de vital importancia teniendo en cuenta la cercanía con Marruecos, donde no existe tanto control.
Todas las alarmas se han encendido en Ceuta este miércoles, tras conocerse que Sanidad ha detectado un caso sospechoso de rabia en la ciudad. Unas alarmas que recuerdan a lo que ya pasó en junio de 2019. Entonces, Sanidad también activó el protocolo por un posible caso de rabia. Finalmente, el animal tuvo que ser sacrificado debido al sufrimiento que padecía. Una muestra de su cerebro fue enviada al Instituto de Salud Carlos III de Madrid, laboratorio de referencia. Cinco días más tarde, se confirmaron todas las sospechas: era un caso real de rabia.
Al parecer, el origen del perro se trazaba en Marruecos, aunque no hubo riesgo para el resto de animales de la ciudad. El can se encontraba en un recinto cerrado de la Protectora de Animales, por lo que no era un animal vagabundo y estuvo controlado en todo momento, para tranquilidad de la ciudadanía. La Protectora de Animales tuvo que cerrar durante algo más de seis meses para cumplir con la normativa y la ley vigente de sobre el protocolo sanitario. El Parque de Perros fue clausurado y pasó su pertinente cuarentena.
Este caso terminó con la dimisión de toda la junta directiva de la Protectora de Animales de Ceuta, en cuyas instalaciones se encontraba el animal, por la gestión de la crisis. Días previos a conocerse el resultado, Sanidad comenzó con la vacunación de los voluntarios de la protectora y miembros de la junta directiva que estuvieron en contacto con el animal afectado por el virus. Se llegaron a analizar más de 40 personas.
En este mismo sentido, a modo de actuación preventiva, se decidió también llevar a cabo sacrificios de los animales que estuvieron en contacto con el perro infectado y hacer análisis de todos ellos. Finalmente no hubo ningún positivo y desde Sanidad aseguraron que se intentó minimizar “todo lo posible” estos sacrificios. Se gastaron 75 vacunas, 47 personas fueron evaluadas y 39 vacunadas (en algunos casos suministraron dos dosis).
En Ceuta, hace más de una década que no se daba la alerta por un caso de rabia. En aquel momento afectó a una persona extranjera que falleció en el Hospital Universitario después de infectarse en Marruecos en un viaje.
Este mismo patrón se repitió en noviembre del año pasado, cuando se dio a conocer que un turista británico había muerto en su país tras contagiarse en el reino alauí a causa de la mordedura de un gato.
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