Con independencia del negocio capilar que atrae a vecinos de Ceuta hasta lugares como Turquía, es habitual que una persona pierda hasta 150 cabellos al día como parte del ciclo natural del pelo. Este proceso, conocido como fase telógena, es completamente normal y necesario para la regeneración capilar.
Según el doctor Alberto Soto, dermatólogo del Hospital Virgen de las Nieves de Granada y especialista en tricología, en declaraciones a InfoSalus, “el cabello es una entidad dinámica que pasa por diferentes fases dentro de un ciclo fisiológico, lo que explica su caída y posterior recuperación”.
La alopecia androgénica es la más común entre hombres y mujeres, aunque se presenta de forma diferente en cada caso. En los hombres, se caracteriza por un retroceso progresivo de las entradas y pérdida en la coronilla. “En las mujeres, suele comenzar con una pérdida de densidad en la raya central del cabello, que se vuelve más fina con el tiempo”, detalla el doctor Soto.
El experto también aborda los casos de caídas repentinas del cabello, conocidas como efluvios telógenos, que suelen ocurrir después de episodios de estrés físico o psíquico, como cirugías o enfermedades. “Hace un par de años, estas caídas fueron frecuentes entre quienes padecieron COVID-19”, añade.
El doctor Soto advierte que cuando la caída del cabello se acompaña de enrojecimiento, inflamación o cicatrices en el cuero cabelludo, podría tratarse de una alopecia autoinmune. “Estos casos requieren atención médica urgente, ya que suelen estar asociados a trastornos más complejos que necesitan tratamiento especializado”, subraya.
El estrés, tanto físico como emocional, es uno de los factores más influyentes en la salud capilar. Además, las hormonas masculinas, presentes también en mujeres, pueden provocar una miniaturización progresiva del folículo piloso. “El bienestar general, una dieta equilibrada, un sueño adecuado y la ausencia de hábitos como el tabaquismo son fundamentales para mantener un cabello sano”, explica Soto.
Trastornos endocrinos, como los problemas de tiroides, también pueden agravar la caída del cabello, aunque no suelen ser la causa principal.
El minoxidil es uno de los tratamientos más utilizados para la alopecia androgénica, tanto en su versión tópica como oral. “Los inhibidores de la 5-alfa-reductasa, como el finasteride y el dutasteride, son opciones muy efectivas, pero requieren precauciones en mujeres en edad fértil”, señala Soto.
La mesoterapia y el plasma rico en plaquetas también se utilizan como tratamientos complementarios para aumentar la densidad capilar, aunque no deben emplearse como única solución.
Aunque los champús y lociones no detienen la alopecia, pueden mejorar la apariencia del cabello, haciéndolo más brillante y voluminoso. “Mantener un estilo de vida saludable y consultar a un dermatólogo especializado son las mejores estrategias para prevenir problemas capilares”, concluye el doctor Soto.
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