Días atrás participábamos en un Congreso sobre energía y medio ambiente en París. El conferenciante principal era un brillante y joven ingeniero químico, que además es el editor jefe de una de las más prestigiosas revistas científicas de su campo de conocimiento. Nos habló de la necesidad de que las universidades pusiesen en marcha programas especiales de enseñanza para que los estudiantes aprendieran sostenibilidad y medioambiente, como forma de que las empresas que en el futuro dirigieran se comprometieran a favor de la humanidad. Le hice una pregunta comprometida. Quería saber su opinión sobre si la filosofía debía ser la base fundamental de las enseñanzas superiores universitarias, pues este ha sido el debate fundamental desde que se puso en marcha el Plan Bolonia. Aunque le desconcertó un poco, reaccionó con rapidez. No negó tajantemente esta posibilidad, pero sacó a relucir las dificultades para ser llevada a la práctica.
Venía a cuento lo planteado, porque yo soy uno de los convencidos de que la filosofía es la base del conocimiento, pues lo que busca es la verdad, y éste es, precisamente, el objetivo fundamental de la Universidad. No el de servir a la sociedad y a sus intereses materiales temporales. Estaba además inmerso en ese momento en la lectura del interesante libro de Fernández Liria, “¿Para qué servimos los filósofos?”, y justamente acababa de leer el pasaje dedicado a Sócrates. En una de sus partes nos contaba que este filósofo a lo único que se dedicaba era a hablar con la gente y a preguntarles por las cosas sencillas. No estaba dispuesto a confundir el todo con la nada. Ni que nadie cambiara de tema y empezara a hablar de otras cosas, sin tener claro antes de qué era de lo que se estaba tratando.
¿Pero cómo, Sócrates, no sabes lo que es un zapato? ¡Eso lo sabe hasta un niño!. Dime, entonces, tú lo que es un zapato….Un zapato es una suela cubierta de cuero que sirve para….No, no me digas las partes del zapato ni para qué sirve…Para qué quiero saber para lo que sirve una cosa que no sé lo que es…?.
Entonces, pregunto yo, ¿qué es el periodismo? Algo que sirve para informar….No, diría Sócrates, no me digas para lo que sirve el periodismo, dime antes qué es el periodismo. Una metodología adecuada para poder presentar cualquier tipo de información valiosa de forma veraz y objetiva, para lo cual se debe recolectar, sintetizar, jerarquizar y publicar previamente la información de los hechos, pasados o presentes. Bien. Pues, si ya sabemos lo que es el periodismo, podremos saber para qué sirve. En ese caso, ¿corresponde al periodismo formular juicios morales o éticos de los hechos que presenta a la opinión pública? Pues depende del género periodístico del que hablemos. Si es del género informativo, sólo le corresponde difundir la noticia. Este sería el periodismo más puro que existe.
Escuchaba a la locutora de la SER, Pepa Bueno, el pasado jueves. Realizaba todo un discurso moral para descalificar al candidato de Podemos a la dirección de la agrupación de Madrid, Ramón Espinar. Lo que hizo este señor en 2010, cuando tenía 23 años y estaba acabando sus estudios, según la información objetiva facilitada por distintos medios periodísticos, fue comprar una vivienda de la Cooperativa Vitra, que después vendió por un precio superior, generando una plusvalía de poco más del 20%, que utilizó para comprarse un ordenador y pagarse un Máster. Toda la operación fue legal. También legítima, viviendo en una sociedad capitalista como la actual. Es lo que hacen a diario miles de personas en todo el mundo. ¿Podría haber renunciado al piso, para que se lo adjudicaran a otro joven?. Sí. Y también podría haber destinado la plusvalía a obras sociales. O a invertir en fondos buitre y seguir enriqueciéndose. ¿Seguiría siendo legal?.. Sí. ¿Sería ético?. En su caso no. ¿Es comparable este caso con el saqueo de fondos públicos que han practicado políticos de distinto signo en los últimos años?. En absoluto. O con vender 1.860 viviendas públicas a un fondo buitre internacional, como hizo la alcaldesa de Madrid Ana Botella. Tampoco. Entonces, ¿a qué viene este indecente montaje (uno más) del grupo Prisa y todos sus lacayos?.
Que hablen de “doble moral” o de “hipocresía”, personas que se han enriquecido con la transición española, como es el caso de Juan Luis Cebrián, jefe de Prisa, o Felipe González, que no se resiste a intentar seguir dirigiendo nuestros destinos, es de risa. Evidentemente todo esto hay que enmarcarlo en la campaña sostenida que viene haciendo el grupo Prisa contra Podemos y contra todos aquellos que puedan poner en peligro su hegemonía y poder. Este es y ha sido su estilo de funcionamiento desde su creación. Su objetivo es mantener la “normalidad” que los grupos financieros del IBEX 35, a los que ellos pertenecen, han decidido que es necesaria para nuestro país. Aunque para ello tengan que recurrir a las más bajas prácticas de manipulación de la opinión pública, contrarias a la deontología profesional periodística. Ellos son los que han decidido que Rajoy siga siendo Presidente del Gobierno español y que Pedro Sánchez sea echado a los “leones”.
Por estas razones siguen siendo más necesarios que nunca grupos como Podemos, pese a todos sus defectos y contradicciones, pues de momento son los únicos que los hacen “ladrar”.