Si el informe de la Fiscalía y de la Acusación Particular estuvo marcado por la objetividad pura y dura, sin dejar resquicio alguno al ámbito sentimental porque ése, entre otras cosas, no se juzga el abogado de Ángel José Pascual optó por llamar la atención del jurado explotando ese lado sentimental, poniéndose en lugar del acusado y acusando directamente al Ministerio Fiscal de haberse “ensañado” con él. Tras calificar los informes de la Acusación de “asépticos” y tras llamar la atención de los miembros del jurado sobre la persona que desde el pasado lunes, esposado, ha estado escuchando cabizbajo lo que se dice de él, Abderrahaman lanzó una pregunta a toda la sala: “¿Pero ustedes consideran que este chico está bien?”.
Advirtió de que desde el primer día lleva hablando de la merma mental que padece Ángel José, sin que la Fiscalía lo viera hasta que “al final, ayer” -en referencia a la sesión del miércoles- “en gesto de buena voluntad, pide una rebaja... ¡a 17 años!”, explicó.
El abogado, que durante las distintas sesiones se ha mostrado muy cercano al acusado, reconoció que se ha sentido “indefenso” porque “este chico, se lo digo de corazón, no es normal” por lo que, considera, resulta imposible que planificara el asesinato de su padrastro. Abderrahaman pidió a los miembros del jurado un veredicto que contemple la actuación criminal como homicidio. Esperó esa voluntad del jurado, ésa y la de Dios, del que esperó que “reparta suerte”.
Apuntando al lado más humano del acusado, aportó matices sobre cómo era su vida antes de que producirse el crimen. Definió esa vida como una etapa marcada por la soledad, el sufrimiento y los malos tratos; una vida en la que Ángel José tenía su propio mundo. Y dio un detalle: “¿Saben que tenía en la mochila cuando la Policía le detuvo?”, se preguntó. Una camiseta de Pokemon, otra de Spiderman y varios juegos, material que todavía guarda en su despacho y que para el letrado es significativo de la calidad mental del detenido.
En contra de lo defendido por Acusación Particular y Fiscalía, Abderrahaman mantiene que se debe tener en cuenta el atenuante de colaboración, ya que cuando fue detenido y confesó todo ante la Policía “todavía no se había abierto un procedimiento”, con lo cual el joven bien podía haber mentido y habérselo puesto más difícil a la Policía, echando las culpas incluso a otra persona.
“Aquí no hay caso”, sentenció su abogado, que se llevó las manos a la cabeza no sólo con la petición de 17 años que pidió la Fiscalía sino con que, asombrosamente, hayan decidido rebajarla al tener en cuenta el síndrome de Asperger que éste padece.
Se siguió llevando las manos a la cabeza con las declaraciones hechas por algunos forenses que declararon en sesiones anteriores. Sobre todo con el profesional que vio a Ángel José nada más producirse la detención y que lo definió como una persona fría, que sabía perfectamente lo que estaba haciendo. “¡Ese informe es un informe hecho en una guardia del juzgado, con muchos más detenidos!”, sentenció, desvinculándolo completamente de la validez que pretendía darle y que de hecho le dio el Ministerio Fiscal. “Ahora va a venir el cartero de la calle a decirnos cómo tenemos nuestra casa”, ironizó Abderrahaman, quitando valor probatorio a lo dicho por este médico para favorecer más el testimonio de profesionales como la psiquiatra que trató durante años al acusado y de la que se quedó con una frase: “Si una persona deja de tomar la medicación, esto puede tener consecuencias terroríficas”.
Y eso es lo defiende el abogado de Ángel José, que éste ni estaba controlado ni tomaba medicación, así que pasó lo que tenía que pasar. “¿A este señor queremos castigar con una pena desproporcionada?”, se preguntó. Abderrahaman se dirigió a los miembros del jurado para pedirles una condena, pero una condena justa para que su patrocinado termine ingresado en un centro para curarse del trastorno mental que padece. “Ángel nunca pudo cometer un asesinato porque su capacidad está mermada, en el juicio nunca hemos negado la muerte, la aceptamos como algo del destino”, apuró, antes de que el caso quedara visto para sentencia.
Ironías de la defensa
1 - Sobre los fiscales... Les acusó de querer castigar a su cliente con una pena desproporcionada e ironizó con que hubiera dos fiscales en este caso: “¿Es tan relevante?”, dijo.
2 - Sobre la familia... “Aquí la oveja se come al lobo”, espetó, definiendo a la madre del acusado y al fallecido como maltratadores del joven.
3 - Sobre la justicia... “Estamos inclinando la balanza de la justicia hacia un lado”, dijo, lamentando la petición desproporcionada que se estaba defendiendo.