Su quinto trabajo en solitario ‘Sonrisa’ acaba de ver la luz después de un año de intenso trabajo en Nueva York. Un disco en el que Ana Torroja se muestra, después de treinta años en el mundo de la música, más rockera que nunca sin dar la espalda a la reflexión. Le gusta hacernos pensar. Y sorprender. Algo que consigue gracias a nuevos temas para los que ha contado con amigos como Miguel Bosé o Mai Meneses
Qué cree que va a significar ‘Sonrisa’ en su carrera?
Bueno, creo que ‘no hay quinto malo’ como dicen y pienso, de verdad, que es sin duda el mejor disco de mi carrera en solitario. Viene en un momento muy especial para mí, hay mucho significado dentro de él y, sobre todo, se podría decir que es un canto a la vida.
En un momento especial de su vida, ¿por qué?
Porque llega después del accidente que sufrí y siempre, cuando te dan otra oportunidad, la quieres disfrutar al máximo. No porque antes no lo hicieras, pero ahora como con más fuerza.
El accidente, según tengo entendido, cambió bastante el rumbo de un proyecto que ya estaba encaminado, ¿no?
Más bien aquel que estaba encaminado se quedó en el camino y este es otro totalmente diferente porque la situación y las circunstancias también lo son.
¿Y en qué cambió?
Si quiere que le diga la verdad, del otro ya ni me acuerdo. Lo he dejado en un cajón. No tiene nada que ver y no le doy realmente importancia, sólo me preocupa lo que hay en este ahora.
El primer single también se llama ‘Sonrisa’, ¿qué nos quiere contar con él?
El estribillo dice ‘Tengo una sonrisa para regalarte, tengo mil cartas de amor y tengo todo el tiempo que perdí’. Es un canto a la vida, una declaración de intenciones y decirle a la gente que hay que poner al mal tiempo buena cara. De ese modo todo sale mucho mejor. Una sonrisa no cuesta nada y recibes mucho a cambio.
¿Qué papel ha jugado Levin, el productor?
Le conocía, pues trabajé con él en ‘Pasajes de un sueño’ y ahí nos hicimos muy amigos. Así que como en este disco me quería rodear de gente muy cercana, le llamé. A mí lo que más me gusta de él es su versatilidad y cómo se mete en la piel del artista. Y después tiene un toque de originalidad, al que yo llamo ‘el toque Levin’, que es sólo suyo y no es un sonido cualquiera, no es un sonido que te recuerde a nada, sino que es único y con mucha personalidad.
Además hay varios colaboradores en el disco, se ha rodeado de amigos.
Sí, está Miguel Bosé, que tiene dos canciones y de hecho en una de ellas canta conmigo; también Mai Meneses, de Nena Daconte, ‘Sin Bandera’... hay varios. Y luego yo, que también he compuesto un par de temas.
¿Cómo se inspira para componer? ¿En una misma o en lo que le rodea?
Suelo ser bastante autobiográfica y como no tengo la práctica de la composición sino que ‘de pascuas a ramos’ cuando saco un disco me apetece hacerlo me baso normalmente en mí, en lo que he vivido o he visto.
A pesar de ser un disco muy enérgico, también hay sitio para la reflexión, ¿cómo se logra combinar ambas cosas?
Es que los temás más reflexivos, introvertidos y más hacia adentro no tienen por qué perder fuerza. Creo que al contrario, han de tener toda la fuerza, al igual que un tema rockero, porque no va reñido. Y creo que de esa manera como que afianzas más lo que estás diciendo, cobra más sentido.
¿Por qué la grabación se hizo en Nueva York?
Porque el productor vive allí, porque la ciudad me encanta, viví allí dos años y me gusta mucho volver y todos los músicos con los que hemos grabado eran de allí. El proceso nos ha llevado un año completo más o menos.
A pesar de tratarse de un disco de estudio, han intentado imprimirle un sonido muy ‘de directo’. ¿Por qué?
Me gusta que sea compacto, orgánico, que toque tierra y lo hemos grabado como si estuviéramos tocando en directo. Todos juntos en el estudio. Una vez, otra, otra y otra hasta que sonaba como queríamos.
Han pasado cuatro años desde el último disco, es decir, se da tiempo hasta que lanza el siguiente, ¿por qué?
Fundamentalmente no tengo prisa, porque las prisas no son buenas y para hacer las cosas bien tienes que tomarte tu tiempo. Sobre todo si quieres sorprenderte a ti mismo y a los demás. Es decir, si quieres ofrecer cosas diferentes. Básicamente es por eso, pues cuando termino un trabajo necesito limpiarme, vaciarme de lo que he hecho y volver a vivir experiencias nuevas para poder contarlas.
Y eso a pesar de llevar tantos años en la música, ¿renovarse o morir?
Así es, por muy bien que vaya el disco anterior no me gusta repetirme. Y además cada momento es diferente, cada circunstancia es distinta, yo no me siento igual hoy que hace cuatro años y este disco no habría sido el mismo si lo hubiera grabado hace diez minutos.
¿Y en quién se fijaba Ana cuando aspiraba a ser cantante?
Pues... más bien soñaba con ser actriz (risas), pero al final el destino me tenía preparada una sorpresa... ¡Y bendita sorpresa! Cantando, al final, estás como interpretando papeles. En aquella época me gustaban ‘Los Monkiss’, ‘Los Bee Gees’... y también Karina, Marisol, lo que gustaba a todas las niñas.
¿Cómo ha evolucionado Ana Torroja en estos treinta años?
Lo que he hecho ha sido aprender. He aprendido mucho porque cuando arranqué en solitario me sentía muy insegura, tenía que tomar decisiones que nunca había tomado, pensar qué quería contar, cómo, cuándo, por qué... Todo eso me ha hecho ser más segura y saber mucho mejor lo que no quiero y lo que quiero. Eso, al final, se une a la persona y a la vida diaria. En ese sentido estoy hoy mucho más a gusto conmigo misma que hace unos cuantos años.
¿Costó tomar la decisión en solitario?
Sí, la verdad es que daba un poco de vértigo. Venía de donde venía y aquello había sido muy grande. Tenía miedo a equivocarme, pero al final te das cuenta de que son dos cosas diferentes, que no hay que comparar. Voy a mi ritmo y estoy encantada de ello.
¿Y cómo ha cambiado la música española en general?
Ha cambiado mucho. El formato en el que se escucha, la manera de transmitirlo, la comunicación es mucho más directa y, aunque la radio, el periódico y la tele siguen, Internet ha jugado un papel muy importante porque llegas a más sitios en menos tiempos. Eso tiene un lado positivo y el negativo de las descargas ilegales, la piratería y todo eso que obviamente afecta mucho a la industria.
¿Por dónde puede estar la solución?
Por un lado pienso que habría que hacer alguna ley anti-piratería realmente seria como se está elaborando en Francia y otros países y, además, concienciar a la gente de que cuando compras algo lo pagas y, si no, estás robando.
¿Y el ambiente en el mundo de la música sigue siendo igual?
Bueno, en los ochenta hubo un poco de lío, un poco de excesos. Ahora creo que la gente se controla mucho más y también hay más información sobre lo que es cada cosa aunque al final cada uno toma su decisión. Hay más respeto a la vida.
¿Cambiaría o matizaría algo de su carrera?
No, creo que todo lo que he vivido lo tenía que vivir. Todo te hace aprender y te forma. No cambiaría nada, estoy muy a gusto hoy y es gracias a todo lo que he vivido.
¿Un reto o un sueño por conseguir?
La verdad es que soy bastante soñadora, pero con los pies en la tierra. Me encantaría que el mensaje que quiero dar en este disco sea recibido. Que se le sonría a la vida y se viva el presente al máximo porque no sabes qué te va a ocurrir después. Nos pasamos el tiempo planeando cosas sin disfrutar de lo que realmente estamos haciendo en ese momento.
Su mejor canción, ¿‘Mujer contra mujer’ o es difícil elegir?
Es difícil porque hay muchas, pero si tengo que elegir es, sin duda, una de las más perfectas. Y la perfección existe.
En su momento fue toda una novedad, ¿cómo nació?
Esa pregunta más bien habría que hacérsele a José pero surgió de una inquietud, unos principios y una manera de pensar porque realmente el amor es algo universal y no debe tener ni color, ni sexo, ni edad. Eso es lo que tratábamos de decir en esa canción.
¿Y el regreso de Mecano?
Es complicado, siempre me hacen la pregunta justo cuando saco algún disco y... como que ahora no. Pero nunca digo que sea imposible. Quizás surja el momento y si se da, pues muy bien. Para mí lo importante es que las canciones están allí y además puedo seguir cantándolas y lo hago encantada de la vida.
Ahora le vemos con otro look diferente y lo ha cambiado muchas veces a lo largo de su carrera, ¿le concede mucha importancia?
Sí, y no sólo por ser cantante, sino que siempre le he concedido su importancia. Soy bastante coqueta y me preocupo por mi físico bastante. Es algo que va con mi personalidad y que encima puedo aplicarlo a mi profesión. Pero fuera cantante o no sería coqueta.
He leído que en los últimos meses se ha involucrado mucho en un proyecto solidario muy bonito, ¿por qué ahora?
No es la primera vez, lo he hecho siempre aunque en silencio. Ahora me han dado la oportunidad de formar parte de un proyecto precioso que se va a realizar en Mali. Se trata de una escuela de arte y música para un barrio de la capital en donde hay un profesor para 150 niños. Creo mucho en los niños, ellos son el futuro y si podemos ayudar a que estos pequeños tengan una vida más digna iré de cabeza.
Dice que antes lo hacía en silencio, ¿se ha dado cuenta de que esa labor es más útil, en el caso de las personas conocidas, si se hace público? Lo digo por aquello de dar ejemplo...
Claro, conciencias a la gente y les das a conocer algo que quizás ni siquiera se ha planteado. Si puedo hacer que más gente ponga su granito de arena, mucho mejor.