"Han matado a dos muchachos buenos”

Los vecinos denuncian que se les ha abandonado y temen salir a una calle “sin vigilancia e insegura  en la que pueden matar a cualquiera”

Apenas han pasado 24 horas del asesinato de Tarek a plena luz del día pasadas las 13:00 horas del miércoles, y las calles de Príncipe Alfonso mantienen la cotidianeidad. “La vida continúa, pero la gente está dejando de salir de sus casas. Tiene miedo. No es para menos. Esto nunca lo habíamos visto. Han matado a dos muchachos buenos. Queridos por todos y que no se metían en problemas. Pueden matar a cualquiera”, repiten unos vecinos asustados que no dejan de pensar en los más pequeños. “Al lado del colegio, a la hora de salida con niños cerca... ¿qué pueden aprender de ésto? Los padres no quieren ni que salgan a jugar a la calle”, explican.
La verdad está en la barriada. En las palabras de unos vecinos “que estamos condenados. Ni siquiera el día después del asesinato de Tarek ha venido la Policía ni una patrulla a velar por la tranquilidad en la zona. ¿Qué podemos esperar?”, lamentan acusando a las autoridades de haberles vendido y de no dar seguridad a quien debe dársela.
Todos hablan de una comisaría que no llega, de una barriada que están dejando morir y de una ley de la jungla que ha dejado de lado la democracia y la libertad. “Aquí cada uno hace lo que quiere. Te matan a plena luz del día con toda tranquilidad porque saben que no va a haber policías que te persigan”, comentan mientras en la mente de todos, el temor que se repite por cada esquina: que va a haber más muertes.
Mientras desde la Asociación Vecinal piensan en organizar una gran manifestación exigiendo a las puertas de la Delegación de Gobierno que los responsables de la seguridad de la ciudad autónoma “no se laven las manos”, los vecinos continúan con su vida “porque no podemos hacer otra cosa”. Pero dicen que en el fondo, nadie quiere vivir ahí “porque el Príncipe ya no es lo que era y aquí no hay ni ley ni orden ni la autoridad policial que debe imponerla”. Entre los que se atreven a declarar algo, la solución es muy sencilla: “Muerto el perro se acabó la rabia. Y si no lo matan, que nos defiendan de él”. Pero la mayoría calla. “No queremos morir. Es muy fácil que digan que es por nuestra culpa lo que pasa. Tenemos miedo. Si nos defendieran, hablaríamos todos”.

“Le disparó por la espalda, a 20 centímetros y con mucha sangre fría”

Abderrazak no ha dormido en toda la noche. Aún tiene el cuerpo cortado y piensa echar el cierre definitivo a su negocio. Como cada mañana, había servido a Tarek un café que tomaba de espaldas a la puerta de la cafetería Bilal, en pleno centro de Príncipe Alfonso y frente al Polifuncional, un edificio que daba mucha vida a la zona y que animó a este ceutí de casi 80 años a abrir un negocio para que permitiera desayunar y merendar a cuantos se acercaran a la zona. Tarek era uno de ellos. “Venía dos veces al día. A desayunar y a merendar. Y era un cacho de pan. No puedo decir más”. Se lleva las manos a la cabeza cuando recuerda que estaba tomando el café y no le dio tiempo a terminarlo. “El café se derramó sobre la mesa. Los que estaban junto a él se fueron corriendo. Yo me tiré al suelo, tras la barra. Luego salí y ahí estaba tendido. La ambulancia llegó pronto. La Policía tardó más tiempo. Es una pesadilla”. Asegura que cuando vio entrar al que disparó sobre Tarek, no pudo imaginarse las intenciones. “Muchos entran en la cafetería con el casco de la moto y lo dejan sobre la nevera. Pero éste no llegó a entrar. Se quedó en la puerta, subió un pie en el escalón, se llevó la mano derecha al pecho, sacó una pistola niquelada y a 20 centímetros de la nuca le disparó. Con mucha sangre fría. Llevaba guantes como un profesional. Se dio la vuelta, se subió a la moto que aparcó fuera y se fue”. Abderrazak no puede quitar de su cabeza la imagen de su mujer abrazándolo y la de su hija mayor llorando a su lado. “No hay derecho, por Dios”, repite explicando que su familia es conocida y nunca se metieron en ningún problema. Ahora quiere cerrar el negocio. “¿Quién va a venir? Todos tienen miedo. Es normal. Yo prefiero estar tranquilo en mi casa. Este susto ha sido tremendo. No puedo dormir”. Recuerda cuando casi medio centenar de vecinos vigilaban las calles de la barriada. “Se podía dormir con la puerta abierta”, explica. Cada vecino ponía 20 duros al mes y los comercios 500 pesetas y con eso se les pagaba a los serenos. “La Guardia Civil dijo que estaba prohibido... pero ahora ¿quién nos defiende? Están dejando que nos maten como si nada”.

“Lucharemos por su dignidad”

Aún conmocionados, los familiares de Tarek advierten de que no se van a quedar cruzados de brazos “ante las barbaridades que se están diciendo sobre que si ha sido un ajuste de cuentas o que si era traficante o cosas por el estilo”, repiten criticando cómo se ha tratado la noticia en algunos medios de comunicación “por intereses o por falta de profesionalidad”. Sea por lo que sea, anuncian que “lo vamos a denunciar cuando pasemos estos momentos tan duros”. Así lo hizo público una de las hermanas del fallecido, Nadia, con el consentimiento de sus padres que un día después de la muerte de Tarek, seguían esperando el cadáver para poder darle sepultura. Dicen que ya nada les importa porque “nadie nos lo va a devolver, pero encima que nos lo matan, que ensucien su nombre con cosas que no son ciertas no lo consentiremos y lucharemos por su dignidad hasta las últimas consecuencias porque él no era ningún traficante”, aclaran. Nora, su viuda, lamenta que finalmente ningún testigo se haya atrevido a ir a declarar a la policía tal y como ésta le notificó en la mañana de ayer. “Tienen miedo, es normal. Y nosotros también, porque el próximo puede ser cualquiera”, dice entre lágrimas un día después del asesinato de su marido. “Vamos a seguir repitiendo que le han matado por la cara. Que era inocente y que queremos que se investigue y que dejen de decir que son ajustes de cuentas para archivar el caso”, repite esperando todavía que alguien les de alguna explicación.

“Seremos 12.000 frente a Delegación”

La AAVV dice que el ciudadano ya ha agotado su paciencia: “Cuando no puedes dejar salir a jugar a tus hijos a la calle no hay libertad, ni democracia”. Anuncian una gran manifestación para pedir cuentas a los responsables

Fin de la paciencia. Duras palabras de los vecinos para los responsables acerca de una situación “trágica y que veníamos denunciando”. La última vez hace apenas dos meses tras la muerte de Karim. Entonces los ciudadanos que residen en Príncipe Alfonso dijeron que se debían poner medios, solicitaron más Policía y seguridad... “pero no llegó nunca y ahora ha vuelto a suceder”, dicen resignados.
“Es una auténtica vergüenza. El colmo de los colmos. Ni siquiera ha venido una patrulla y cuando había que proteger a una persona había dos noche y día”. En las palabras del presidente de la Asociación Vecinal de Príncipe Alfonso Abdelkamil Mohamed, resuena la indignación de una barriada “maltratada, olvidada y sin derechos. Ni siquiera tenemos el derecho de vivir tranquilos”, denuncia lamentando que no existe ningún lugar en España donde los padres no dejen salir a jugar a los niños a la calle por miedo a que les alcance un disparo. “Habrá narcos y ajustes, pero por el medio estamos personas que no tenemos nada que ver y también terminan asesinadas”, lamenta.

Manifestación
“¿Qué le pasa al delegado? ¿que no ve lo que pasa? Pues tendrá que abrir los ojos cuando nos levantemos todos y vayamos a las puertas de la Delegación de Gobierno. Seremos 12.000 personas. A ver si así reacciona y se da cuenta de lo que está pasando. Que no todo son infraestructuras. También el vecino quiere estar tranquilo”. Kamal lo advierte: nos reuniremos los vecinos y acordaremos el día en que nos manifestaremos. Ya no hay paciencia. Todos quieren hacerlo. Si nuestros responsables no nos ayudan, que se entere toda España de lo que pasa en Ceuta: que queman coches, roban, hay tiroteos y asesinan a gente”.
Los vecinos de Príncipe Alfonso aseguran que “ésto ya se les ha ido de las manos y como siempre, los que pagan son los ciudadanos”, denuncian desde la AAVV criticando que “se limpian las manos hablando de ajustes de cuentas y aquí no ha pasado nada. A la vista está. Sin vigilancia. Sin patrullas. Abandonados”. Por la calle, todos dicen lo mismo.
En el Polifuncional, pocos se atrevían a hablar. “Tenemos miedo, como todos aquí, esa es la realidad. Acaban de asesinar a una persona ahí mismo y hace dos meses a otra. ¿Y ves algún policía?”. Kamal entiende la situación, pero recuerda que ellos entran a trabajar a las 9:00 y salen a las 14:00 horas “pero el resto de los vecinos viven aquí todo el rato”. Ya no amenazan. Las reuniones con los vecinos se iniciarán de manera inminente para organizar la manifestación. “Si aquí no nos hacen caso, que fuera sepan lo que pasa”.

“Denunciaremos donde haga falta”

Dicen que mientras mueren los vecinos, las autoridades “miran plácidamente y no nos ayudan”. Kamal va más allá y asegura que “iré donde haga falta, denunciaremos donde sea, en Madrid, en Bruselas... para que todos sepan lo que sucede en Ceuta, la ciudad más insegura de toda Europa”.  Porque asegura que “si ocurriera en el centro, llevarían hasta al Ejército y no volvería a pasar, pero aquí no les importa que nos maten y la frase de ‘que se maten entre ellos, son moros’ la hemos escuchado de los propios policías”.