Ceuta echa el cierre a las fiestas del Carnaval que volvieron a ocupar parte del espacio temporal de la Cuaresma. Con la Cabalgata se puso el broche de oro a un programa que ha intentado tener de todo y variado, que ha venido marcado por cosas positivas pero también errores que deben mejorarse. Lo importante es que se ha intentado ofrecer actos para todos consiguiendo que el abanico de quienes disfrutan de estos momentos sea amplio, alcanzando a los que simplemente disfrutan colocándose un disfraz o los que van a más y participan de la fiesta con agrupaciones.
El carnaval forma parte de la tradición y por tanto debe cuidarse. La Ciudad tiene que esforzarse por conseguir que no se pierda y la clave está en las nuevas generaciones, en los que relevarán a los que ahora siguen animándose a cantar en el COAC, en los que seguirán convirtiendo estas jornadas en algo distinto, divertido y diferente.
Los ceutíes han sabido pasárselo bien con los distintos actos recogidos en el programa oficial pero también ha habido críticas con actos como el del Dominguito.
Ceuta debe apostar por no generar recelos ni malos entendidos y eso solo se consigue hablando.
Fiestas tiene que saber dialogar y tomar decisiones para no tener que pasar por momentos en los que, con razón, se le tire de las orejas. Son pocos días para generar polémicas. Ceuta tiene que centrarse en su único objetivo: proteger el carnaval.