Manuel Muñoz vive en Benzú en casa de sus padres con su familia, su mujer y dos hijas. El joven tiene una enfermedad degenerativa llamada Ataxia de Friedreich por la que actualmente alcanza un 84% de minusvalía (reconocida por el Imserso) y una dependencia del nivel dos sobre tres, lo cual se traduce en la necesidad de ayuda en horas determinadas a lo largo del día: ir al baño, ayuda para vestirse, etc. Para ello el afectado ha solicitado en reiteradas ocasiones la aytención a domicilio que concede Servicios Sociales, pero para sorpresa y desesperación de Muñoz, la respuesta es siempre negativa.
Es sumido en ese grado de desesperación e impotencia cuando Muñoz se pone en contacto con El Faro: “No se qué más hacer ni a dónde acudir, somos personas muy humildes y necesitamos esa ayuda”, confiesa. Explica el afectado que la citada ayuda le es constantemente denegada por vivir en una casa “demasiado inadaptada”. “Hasta ahora me defendía yo solo y con la ayuda de mi esposa, pero al degenerar mi discapacidad necesito la silla de ruedas siempre y ella no puede subirme con mi peso (80 kilos). Solicité la ayuda que me corresponde, pero para mi sorpresa me dijeron que no, y para más asombro fue saber el por qué de ese no: Mi casa está demasiado inadaptada para garantizar la seguridad del trabajador”, expone Muñoz. “¿Cómo pueden negarme la ayuda alegando que es porque necesito más? Nunca me he considerado tonto pero esto no lo entiendo”, expresa.
La historia no finaliza aquí, pues el afectado explica que en aras a poder hacer frente a la problemática ha agotado todas las vías para poder obtener cualquier tipo de ayuda que por su condición le puede pertenecer. “He pedido ayudas de todo tipo pero siempre me he encontrado con la misma respuesta, no”, declara. “Requerí al Imserso que me adaptara el baño, también a la Ciudad a través de Asuntos Sociales, ambas con la misma respuesta debido a carecer de propiedad, y puesto que en mi actual vivienda no se pueden hacer obras (la peculiaridad de todas las casas de Benzú) Me veo sin solución”.
Por ello Muñoz ha intentado, también a través de ayudas públicas, trasladarse de barrio y así disponer de una vivienda adaptada donde poder recibir la citada asistencia, ahora la negativa le llega desde Emvicesa, donde no le dan una vivienda de protección oficial por no percibir el sueldo mínimo (548 euros es su pensión) y con ello no poder hacer frente a los pagos de la casa.
Muñoz ha intentado barajar otras opciones, otros tipos de ayuda, pero parece que la respuesta ya está programada. “He demandado ayudas de manutención para así no tener que gastar toda mi pensión en la crianza de mis hijas (mi principal prioridad) y de esta forma quizás pudiese hacer frente al gasto que suponen las ayudas técnicas, pero la negativa es inmediata. En este caso porque al estar viviendo en casa de mi madre su pensión de viudedad y la mía se unen y la suma que da sobrepasa el sueldo máximo para recibir dicha ayuda”, concluye.
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