Me dirijo a Usted con una profunda preocupación sobre una situación que está ocurriendo en la Universidad de Granada. Lo que debería ser un entorno de apoyo y crecimiento académico se ha convertido para una alumna de Doctorado, en un campo de batalla emocional y profesional debido a la venganza personal de un profesor de la Facultad de la UGR de Ceuta.
La Doctoranda, que se encuentra trabajando en su Tesis Doctoral desde el año 2020, se encuentra ahora en una situación de bloqueo académico.
Animada y apoyada inicialmente por su entonces marido, ella se embarcó en la ardua tarea de publicar tres artículos en revistas de investigación de prestigio, después de ser convencida por él, con la promesa de ayudarla en lo que hiciera falta en la elaboración de los mismos, a cambio de incluirlos a él y un colega como coautores de dichos artículos, quienes tenían especial interés, ya que esas publicaciones suponían acumular méritos para sus trabajos.
Recabó todos los datos necesarios para la investigación, entrevistándose con los directores de todos los centros de Educación Secundaria de la Ciudad con el fin de poder pasar unos cuestionarios centro por centro. Asumió los altos costes económicos que supone publicar en dichas revistas y mantuvo tutorías constantes con su tutor para seguimiento de dicho trabajo.
"No solo tendría que rehacer su tesis prácticamente por completo, sino que también se vería impedida de utilizar los datos que con su esfuerzo recopiló"
Ahora, su tesis está terminada y lista para ser defendida. Sin embargo, una simple firma de autorización por parte de su exmarido es necesaria para defender su tesis, y él se niega a proporcionarla en rotundo después de que su matrimonio se rompiera hace poco menos de un año.
Sin embargo, él si se está beneficiando por haber publicado estos tres artículos como méritos en su currículum, gracias a los datos recopilados por ella, así como a los costos económicos que ella asumió.
Este acto de obstrucción parece motivado por una venganza personal, aparentemente, ya que ella se quedó con la custodia de la perra que compartían durante el matrimonio.
El impacto de esta negativa es devastador: no solo tendría que rehacer su tesis prácticamente por completo, sino que también se vería impedida de utilizar los datos que con su esfuerzo recopiló.
La pregunta que surge aquí es: ¿Hasta qué punto esta situación roza lo moralmente ilegal o incluso constituye un acto de violencia contra la mujer? La negativa del profesor a firmar la autorización sin una justificación académica válida podría considerarse una forma de abuso de poder, dado que utiliza su posición de autoridad para castigar a su exmujer por motivos personales.
"Las instituciones académicas tienen la responsabilidad de garantizar que sus miembros actúen con ética y justicia"
¿Podría interpretarse como una forma de violencia psicológica en el ámbito académico?, ya que esta acción del profesor, carente de toda moral y ética profesional, no solo afecta al desarrollo profesional de la Doctoranda, sino que también perpetúa un ciclo de control y dominación. Recordemos que la violencia de género no se manifiesta únicamente en el plano físico, también en el psicológico, el económico y en el académico-profesional.
Las instituciones académicas tienen la responsabilidad de garantizar que sus miembros actúen con ética y justicia. Este tipo de conductas no solo manchan la reputación de la institución, sino que también desmotivan a otras mujeres que aspiran a avanzar en sus carreras académicas. La Doctoranda afectada no descarta emprender acciones legales, lo cual podría sentar un precedente importante.
Insto a las autoridades universitarias y a cuantos estamentos tengan la capacidad de actuar para resolver este asunto de manera justa. La academia debe ser un espacio de conocimiento y crecimiento, no una herramienta para la venganza personal con la que ejercer el abuso de poder.
Atentamente, la Afectada.
Espero que "la Afectada" de la firma realice la pertinente denuncia o reclamación a los órganos competentes de la Universidad de Granada, además de a otras instancias que considere, indicando a las distintas personas implicadas. Deseo que esta denuncia sirva, además de para resolver satisfactoriamente la situación, para poner freno a determinados comportamientos poco universitarios.
Leyendo esta carta pienso en la tendencia al mercadeo que va tomando cuerpo en las publicaciones académicas. Un cierto capitalismo académico salvaje, una especie de neoliberalismo, similar al que impera en la sociedad de consumo, está ganando terreno en la universidad. Necesitamos reflexionar sobre el concepto de calidad y de excelencia que tanto se nos plantea desde altas instancias universitarias, especialmente sobre sus efectos en la docencia.