Confieso que cada vez estoy más convencido que las mujeres, a diario y constantemente, nos enseñan a los hombres, y esto no sólo lo digo yo. En un programa radiofónico, Jaime Peñafiel afirmaba que los hombres tenemos que aprender mucho de las mujeres. Fue un intelectual quien mejor las vio: “la mujer constituye la gran educadora del hombre: ella le enseña las virtudes encantadoras, la gentileza, la discreción, junto a ella se comprende que los sueños del sentimiento y las sombras de la fe son invencibles y que no es la razón quien gobierna a los hombres” (Anatole France).
El 2 de abril de 1995 la Federación de Asociaciones de Vecinos de Castellón y su comarca rindieron homenaje al Batallón Expedicionario del Regimiento Infantería “Tetuán” nº 14, de guarnición en dicha capital. Como recuerdo de su estancia en Ifni, en el año 1958, tuvo que ser una mujer, con mayúsculas, Vicky Amores Heredia, presidenta de la Asociación de Vecinos “Rafalafena” y coordinadora de la federación provincial, la cual multiplicándose a pesar de ser esposa y madre de hijos, junto a un magnífico equipo humano de hombres y mujeres con el hoy comandante, cabo 1º en la campaña de Ifni, Jesús Abellán, autor de un libro sobre aquella campaña, ahora casi que silenciada y lo peor hasta olvidada, quienes consiguieron reunir a unos 500 antiguos soldados de dicho Batallón y a más de 4.000 personas en un magno y brillante acto que se celebró en el Patio de Armas de dicho Regimiento. En el mismo, estos veteranos de casi 60 años renovaban el juramento ante la sagrada enseña, acompañando muchas lágrimas y mucha emoción. Ellos con su ejemplo vinieron a recordar lo que escribió aquel gran filósofo: “amamos a la Patria no porque sea grande, sino porque es nuestra” (Séneca).
Pero en este inolvidable homenaje a los soldados veteranos de Ifni hubo también un emotivo acto que fue el que arrancó los más grandes aplausos y también el mayor número de lágrimas, porque cuando, después de 37 años, se rinde homenaje a la memoria de un héroe que lo cubrió el anonimato, se reconoce a un verdadero héroe, ya que los que son anónimos son los verdaderos, y honda emoción cuando aquellos millares de ojos contemplaban a la madre del héroe que, con sus 82 años, con paso firme y sereno, desfilaba y depositaba un beso ante la bandera de España. Quisiera saber quién es el que no se emociona; no sentir tan grandioso espectáculo es tanto como carecer de sentimientos.
El Regimiento de Transmisiones Estratégicas
La historia de las transmisiones se remonta a los primeros conflictos bélicos en el mundo. Al principio eran sonidos producidos por el fuego (ópticos), por trompetas y tambores (acústicos) como es el caso de las antiguas legiones romanas. También se emplearon mensajeros en Grecia y en otros países de la antigüedad, pero es en el siglo XVIII cuando llegan los primeros intentos para el establecimiento del telégrafo óptico y que aparecía en París y Lille por Claude Chappe (1763-1805), el cual consistía en una serie de mástiles que formaban unas letras o sonidos que, a su vez, eran un código de transmisión. En España se organizó la primera línea en 1831 entre Madrid – Aranjuez -La Granja - San Ildefonso, aunque el verdadero impulso de las transmisiones sería Samuel Morse (1791-1872) con su telégrafo eléctrico.
Viene este historial como consecuencia obligada que este Regimiento de Transmisiones (antiguo Regimiento de la Red Permanente y Servicios Especiales de Transmisiones) tiene en sus filas un héroe de la guerra de Ifni, Joaquín Fandos Martínez. Este Regimiento tiene su origen en la Compañía de Telégrafos de la Red Telegráfica Militar de Madrid, perteneciente al Regimiento Montado de Ingenieros creado en 1877 por Real Decreto del 27 de julio del mismo año, con la firma del Rey Alfonso XII. A lo largo de su existencia ha tenido varias denominaciones, llegando incluso en 1936 a ser disuelto. Tres años más tarde, en 1939, se reorganiza formando el Centro de Transmisiones del Ejército. En 1954 es cuando adquiere el anterior nombre de Regimiento de la Red Permanente, y en 1988 adquiere la denominación actual, Regimiento de Transmisiones Estratégicas nº 22, con guarnición en Pozuelo de Alarcón (Madrid). También cuenta con un laureado de la Guerra de Marruecos, el capitán Félix Arenas Gapar, y la unidad fue condecorada con la “Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso XII”.
La historia de las transmisiones en el ejército español es poco conocida, como dijo con sobrada razón el general de ingenieros Carlos Laorden Ramos. Sin embargo, fueron las transmisiones quienes dieron origen a la aviación militar española, ya que fueron capaces de organizar las transmisiones de los tres ejércitos con 105 compañías para servir a las distintas unidades, al tiempo que cubrían los enlaces del Ejército del Aire, haciendo por tanto posible el ejercicio del mando con cerca de 70 divisiones a la vez y, finalmente, la más importante quizás de todas ellas fue en la última guerra de Ifni-Sáhara (1957-1958).
Su actuación fue destacadísima, desde el puesto más recóndito del territorio el mando tuvo siempre comunicación, a excepción de cuando las cortaron las Bandas Rebeldes de Liberación marroquíes, y jamás pudieron apoderarse de las mismas, ya que antes las destruían los soldados de transmisiones para que no pudiesen ser usadas por el enemigo.
Un héroe anónimo
Joaquín Fandos Martínez nació el 9 de diciembre de 1935 en Burriana (Castellón). Era hijo de Joaquín Fandos Esbri y Asunción Martínez Ramón. La juventud de Joaquín fue más bien triste. En la contienda de 1936, cuando el pequeño Joaquín contaba con menos de un año, su ciudad, Burriana, quedó bajo el régimen del Frente Popular. Una noche, un grupo de fanáticos que decían defender la legalidad sacaron de su casa a su padre Joaquín Fandos Esbri, por ser contrario a las ideas de ellos y, al parecer, militar en la Falange Española. En una carretera cercana a dicha localidad fue asesinado a tiros. Allí, en aquel humilde hogar, quedó una viuda y un niño que apenas conoció a su padre. Su madre, además del dolor y la amargura de perder a un ser querido, tuvo con mucho sacrificio el mérito de sacar adelante a su hijo, el cual lo poco que pudo encontrar fueron sus estudios elementales y trabajar en el campo para ganarse el sustento con el sudor de su frente.
Al incorporarse Joaquín con su reemplazo de 1956 al Ejército le correspondió al Regimiento de la Red Permanente en Madrid. Finalizado el período de reclutas y posterior jura de bandera, fue destinado al África Occidental Española (Ifni), en su especialidad de soldado de transmisiones y enviado al puesto de Telata de Sbuia, al sur de Sidi Ifni y a unos 35 km de la capital. Este puesto constituía un bastión de los más importantes del territorio, cuya guarnición estaba compuesta por la Plana Mayor de la 3ª Compañía del Grupo de Policía de Ifni y en el puesto donde estaba el soldado Joaquín Fandos, distante 1 km del anterior con la emisora de radio, estaba la 12ª Compañía de Fusiles, más una sección de ametralladoras del Grupo de Tiradores de Ifni con aproximadamente 130 hombres, de ellos un cuarenta por ciento eran nativos.
A las 06:30 de la madrugada del 23 de noviembre de 1957, las Bandas del Ejército de Liberación marroquí atacaban Telata con nutrido fuego de fusilería, armas automáticas y morteros, llegando los atacantes, en algunos momentos, a las puertas del puesto, siendo rechazados valientemente por los defensores. Hubo un momento en que los atacantes alcanzaron a entrar dentro del puesto y llegaron a apoderarse de una ametralladora. Sin embargo, el valor y el coraje del sargento Salomón Díaz Andrés, lanzándoles granadas de mano (resultando herido), logró arrebatarles el fusil ametrallador, mientras el valiente soldado Joaquín Fandos, a pesar de que su puesto era la emisora de radio, en las horas que le correspondía descansar rehusaba a ello y cubría los puestos de centinela por otros compañeros que estaban más agotados, para que descansasen. Cuando cumplía ese sagrado deber, con doble mérito como era el del compañerismo, una granada de mortero enemiga le alcanzó hiriéndolo gravemente, dejándole paralítico y entregando su alma a Dios en Telata, el día 2 de noviembre de 1957.
El ejemplo de una madre
Quien fue su mejor amigo y compañero del ejército, el abogado Vicente Felis Monfort, también de Burriana, ambos destinados en Ifni, hizo una emocionante semblanza en un diario local de su ciudad que merece ser reproducida: “ha muerto en Telata, en acto de servicio, el soldado Joaquín Fandos Martínez. Nosotros, sus compañeros, los que habíamos convivido con él, no pudimos evitar que de nuestros ojos brotaran unas lágrimas y de nuestros labios una plegaria, cuando liberaron Telata y llegaron a Sidi Ifni las tropas que habían estado en aquella posición y que ahora traen el cadáver del infortunado Joaquín Fandos, relataron cuál había sido su actuación durante los días de asedio hasta su muerte. Cada uno rectificamos el parte originario: ¡No había muerto un soldado... había muerto un héroe!
Aquel muchacho joven, con esa sencillez que caracteriza a las personas que se han educado con la naturaleza, en los días difíciles del asedio, cuando el fuego llegaba por todas partes y los defensores tenían que estar en continúa alerta, Joaquín Fandos renunciaba voluntariamente a los pocos momentos de descanso que le correspondían con el fin de relevar a aquellos compañeros que consideraba más agotados y así permaneció hasta su muerte, multiplicando sus esfuerzos y sacrificándose por todos. Por eso, en el momento que el féretro llegaba al cementerio católico de Sidi-Ifni para recibir cristiana sepultura, iba cubierto por la bandera nacional, la cual abrazaba a este soldado como reconocimiento que España otorga a los héroes”.
El 2 de abril de 1995 los componentes del Batallón Expedicionario del Regimiento Infantería “Tetuán” 14, que estuvieron en Ifni, recibían el homenaje de Castellón y su provincia y estos 500 veteranos soldados, entre alegría y emoción y también muchas lágrimas, recordaban su juramento ante la Enseña Nacional hace 37 años, inundados por un ensordecedor clamor de aplausos de las 4.000 personas. Pero en este memorable día destacaba un hecho al recordar y a su vez rendir homenaje a la figura de un héroe con mayúsculas, Joaquín Fandos Martínez. Sin embargo, la emoción llegó al nivel máximo del ser humano, cuando apareció la figura de una viejecita de 82 años. Asunción Martínez Ramón desfilaba ante la ensordecedora salva de aplausos y depositaba el beso de madre ante la Enseña de la Patria. Esta madre, con su ejemplo, recordaba las palabras de un antirreligioso, librepensador y enciclopedista que dijo: “que amada es la Patria para todo corazón bien nacido” (Voltaire). Hoy, Asunción Martínez, en su casa de Benicarló (Castellón), vive apegada al recuerdo de su hijo héroe, cuyos restos mortales, desde 1969 que se entregó Ifni, reposan en la ciudad que le vio nacer, Burriana.
Como es mi deber de compañero, el 21 de agosto de 2014 envié un escrito vía oficial al general-jefe del Cuartel General de Alta Disponibilidad en Betera (Valencia), en el cual solicitaba que se honrase la memoria del heroico soldado de transmisiones Joaquín Fandos Martínez, muerto heroicamente en la defensa de Telata (Ifni) en diciembre de 1957.
Mi sorpresa es que días después recibo un escrito del general-jefe de la brigada de Transmisiones y comandante militar de Valencia y Castellón, comunicándome que el 13 de febrero de 2015 el Ayuntamiento de Burriana (Castellón), ciudad natal de este soldado, había dedicado una calle de dicha ciudad con el nombre "Calle soldado Joaquín Fandos Martínez”. A tan brillante acto asistieron el ayuntamiento en pleno con su alcalde, el general-jefe de la brigada de Transmisiones Guardia Civil y la fallera mayor y su corte de honor.
Con este reconocimiento a este heroico soldado al menos yo creo cumplí con ese magistral artículo de las reales ordenanzas: “honrar a los héroes es un deber de gratitud”.
Un país decente, debería reconocer y ensalzar a sus grandes hombres .
Descanse en Paz , Don Joaquín Fandos Martínez.