El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, se ha atribuido este miércoles en Rabat “toda la responsabilidad” como secretario general del PSOE de la pérdida de poder territorial de su partido, una deriva que explotó en mayo de 2023 y ha tenido como guinda el batacazo de Galicia. Tras las elecciones europeas de junio el líder de Ferraz impulsará un proceso de “renovación de liderazgos” en las distintas autonomías, un “deber por hacer”.
“Ya se está produciendo en algunos territorios como la Comunidad Valenciana o Extremadura, pero en todo caso es una tarea que tengo que hacer como secretario general del PSOE”, ha señalado Sánchez, que este mismo miércoles ha perdido a la que hasta ahora era la líder de su partido en Melilla, Gloria Rojas.
La dirigente de los socialistas de la ciudad hermana ha decidido dar un paso a un lado “por razones personales” y ha adelantado que no solo dejará su cargo orgánico, sino también su acta de diputada en la Asamblea. Regresará a su plaza de profesora de la Universidad de Granada (UGR) para “dejar paso a nuevos proyectos” tras “trece años al frente del partido”.
El líder del PSOE de Ceuta, Juan Gutiérrez, forma parte de la última añada de barones socialistas, la que ocupa esa responsabilidad desde 2021. En noviembre de ese año el político caballa se hizo con el timón de Daoiz sin oposición y por aclamación.
De esa misma quinta forman parte el vasco Eneko Andueza, el gallego Valentín González, el catalán Salvador Illa, el andaluz Juan Espadas y el murciano José Vélez. De todas esas regiones únicamente en Euskadi los socialistas tocan poder.
Actualmente gobiernan en Asturias, Navarra y Castilla-La Mancha con Adrián Barbón (secretario general en su región desde 2017), María Chivite (desde 2014) y Emiliano García-Page (desde 2015), respectivamente. El manchego se ha convertido en la única cabeza visible dentro del PSOE crítico con la línea política de Sánchez en asuntos como la amnistía catalana.
Hasta hace menos de un año el PSOE presidía nueve comunidades autónomas y aspiraba a seguir gobernando Melilla junto a CpM (la ciudad hermana se perdió e Imbroda la recuperó con mayoría absoluta) y a superar al PP en Ceuta, donde Gutiérrez empeoró los resultados de Manuel Hernández en 2019 al perder uno de sus siete escaños y 1.500 votos.
Después de esa decepción el dirigente socialista en Ceuta intentó cerrar un gobierno de coalición con Vivas que primero vetó la Ejecutiva Federal de Sánchez y después ha descartado definitivamente el PP, ni en forma de reparto de consejerías como demandaba Gutiérrez ni con cesión de asientos para directores generales o gerentes, su otra aspiración.
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