Por fin a la familia de la mujer de 27 años que se encuentra en estado grave en la UCI del
Hospital Universitario de Ceuta le han hecho las pruebas para detectar si sus integrantes son portadores del coronavirus después de varios días de peticiones por parte del marido de esta persona.
Según nos ha contado el afectado, se encuentra aislado en el domicilio en una habitación sin tener ningún contacto con sus suegros, sus cuñados y su hija de 3 años, a la espera de conocer los resultados de la prueba a la que le sometieron el pasado miércoles por la tarde en la zona de urgencias del Hospital Universitario.
En la mañana de este viernes, tras estar esperando sin ningún tipo de noticias la jornada del jueves, recibió sendas llamadas telefónicas tanto del
Ingesa como de la Consejería de
Sanidad, Consumo y Gobernación. Le pidieron una serie de datos personales de cada uno de los componentes de la unidad familiar y, luego, desde el centro de salud de Otero le comunicaron que una ambulancia se iba a dirigir hasta la puerta de su domicilio. Tanto sus suegros, como sus dos cuñados (menores de 16 y 15 años respectivamente) y su hija de 3 años fueron saliendo hasta la puerta para que les fueran realizando la mencionada prueba. En ningún momento, como es lógico, los ocupantes de la ambulancia llegaron a entrar en el domicilio. Ahora habrá que esperar, al igual que en su caso, tres o cuatro días para saber si están o no afectados por el
coronavirus porque es el tiempo que tardan los resultados que se envían al Instituto Carlos III en Madrid.
Su mujer ingresó en la UCI el pasado miércoles a mediodía después de haber estado en varias ocasiones en Urgencias los días anteriores. Le realizaron la prueba, le salió positivo y dado su estado fue llevada directamente a la UCI donde permanece todavía. Mientras tanto, su marido se encontraba en las instalaciones del hospital cuando le avisaron por teléfono para comunicarle que le iban a hacer la prueba. Ya hacia las nueve de la noche regresó a su casa con la promesa de que el jueves irían para tomar las muestras al resto de la unidad familiar. Durante todo el jueves estuvo telefoneando al número que le facilitaron pero nadie le descolgaba al otro lado. Por esta razón decidió, al igual que el día anterior, denunciarlo en los medios de comunicación. Su decisión nada más volver a casa de sus suegros que es donde viven fue el aislarse en una habitación para no mantener ningún tipo de contacto con el resto de la familia y mostrando una preocupación esencial por su hija de 3 años ante la incertidumbre de si podía estar o no afectada por el virus.