Finalmente se ha confirmado la terrible noticia. El
cuerpo calcinado que apareció en una cueva de Juan XXIII hace dos semanas corresponde al de Vanesa Martín, la joven desaparecida a principios de febrero, según han confirmado las pruebas de ADN. Vanesa, de 38 años de edad,
desapareció el pasado día 6. Vecina del barrio Juan XXIII, abandonó su residencia sobre las 16.00 horas para realizar unas compras. Esa fue la última vez en que su familia tuvo noticias de ella. Alertada por una situación que sus propios familiares consideraron inusual, ya que la joven nunca pasaba más de dos días fuera de casa, iniciaron la búsqueda de la mujer difundiendo la noticia a través de medios de comunicación y redes sociales. De inmediato
se puso en marcha un dispositivo para localizar a Vanesa, tanto en nuestra ciudad como en Marruecos, ante la posibilidad de que Vanesa hubiera cruzado la frontera hacia el país vecino. Además de la investigación oficial, grupos de voluntarios peinaron las zonas colindantes a Juan XXIII, donde vivía la joven, en una búsqueda infructuosa aunque la familia nunca perdió la esperanza de volver a encontrarla.
Restos carbonizados el 13 de febrero
El pasado miércoles 13 se alertó de la presencia de un cuerpo calcinado en el interior de una cueva en Juan XXIII. Agentes de la Policía Nacional y Local, Protección Civil, Bomberos y familiares y amigos se concentraron en el lugar. La Unidad Científica de la Jefatura Superior confirmaba que se trataba del cadáver de una mujer con la práctica totalidad del cuerpo carbonizado. En ese momento, y a la espera de conocer el resultado de la autopsia que confirmara o descartara que se trataba de la desaparecida, los voluntarios de Protección Civil suspendieron la búsqueda de la joven, aunque
la familia nunca llegó a perder la esperanza de encontrarla con vida y continúa difundiendo el caso a través de redes sociales en busca de alguna pista que concluyera en un feliz desenlace. Finalmente no ha sido así, y el minucioso trabajo de la Policía Científica en la localización de pruebas en la cueva y sus inmediaciones ha ofrecido la peor de las respuestas. En el esclarecimiento de la identidad de la persona localizada ha sido necesario realizar pruebas de ADN ya que el estado del cuerpo impidió su reconocimiento de manera visual. Familiares de Vanesa se tuvieron que someter a varias pruebas a fin de constatar la similitud con el cuerpo encontrado. Ahora las investigaciones continuarán de cara a esclarecer cómo ocurrieron los hechos que derivaron en la muerte de Vanesa y su localización en una cueva cerca de su domicilio habitual.