Cuando en la noche del 7 de junio de 2009 se abrieron las urnas y la Junta Electoral sumó el goteo de recuentos que llegaban desde las distintas mesas, Ceuta volvió a encabezar otro dudoso ranking.
La ciudad, con su pírrico 32,33 por ciento de participación, marcó aquella jornada el techo de la abstención nacional de las últimas elecciones europeas, el precedente inmediato de las que hoy vuelven a celebrarse para poner nombre y apellidos a los 54 eurodiputados españoles que se sentarán durante los próximos cinco años en el hemiciclo de Estrasburgo. Traducido, casi siete de cada diez ciudadanos convocados prefirieron quedarse en casa.
Salvo sorpresa –y los datos de encuestas y últimos comicios en la mano no la aventuran– la tendencia podría hoy mantenerse o incluso agravarse. De hecho, la llamada a la movilización, con uno u otro objetivo –ya sea consolidar el trabajo realizado, reclamar un viraje ideológico o colar a los minoritarios en los focos europeos de decisión– ha sido uno de los argumentos que más han manejado los partidos en campaña. Que el elector atienda la llamada, más aún en tiempos de apatía y desafección política, será otro cantar.
Acudan o no, hoy hay 61.928 ceutíes convocados a participar en la otra edición de lo que alguien bautizó algún día como gran fiesta de la democracia. En total, casi 4.400 más que en 2009, fruto del constante crecimiento que el padrón municipal ha experimentado en los últimos años. El grueso del censo (59.579) corresponde a residentes en la ciudad, pero otros 2.139 podrán ejercer su derecho más allá de nuestras fronteras, desde el extranjero. Las urnas distribuidas a lo largo de las 76 mesas desplegadas a lo largo de la ciudad esperan también a 30 ciudadanos de la UE.
Además de a electores, el 25-M moviliza un amplio dispositivo coordinado por la Delegación del Gobierno. En total, un despliegue de 1.134 efectivos, sumados los de la Administración y los 684 ciudadanos elegidos por sorteo hace semanas para integrar las distintas mesas electorales, los mismos que hoy deberán presentarse en sus respectivas sedes a las 8 de la mañana. Una hora después abrirán las puertas para inaugurar la jornada electoral. Ese dato incluye también a los suplentes. Una vez descontados éstos, serán 228 los ceutíes que ejercerán como presidentes de mesa o como vocales, dos por cada una de ellas.
El resto de integrantes del dispositivo lo integran 25 funcionarios de la Delegación del Gobierno, 15 miembros de la Oficina del Censo Electoral, otros 20 de la Junta Electoral y 390 agentes de la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, el personal encargado de velar por que la cita no se vea interrumpida por ningún contratiempo.
Como corren nuevos tiempos, los datos de apertura de los colegios, los de participación que se facilitarán a lo largo de la jornada y el escrutinio final de cada mesa electoral se comunicarán de forma telemática desde las sedes electorales a través de tabletas con conexión a Internet. Para ello, todos los representantes de la Administración han recibido curso de formación. El dispositivo, preparado. Los resultados, a partir de las 22.00.
39 listas y tres candidatos locales
En contra de lo que sucede en las elecciones generales, en las que Ceuta elige a un único diputado (y dos senadores) y los votos de las candidaturas no agraciadas caen en saco roto, en las elecciones europeas cuenta hasta la última papeleta al aplicarse el sistema de circunscripción única. De ahí que los electores ceutíes, como los del resto de España, encontrarán hoy sobre la mesa o en las cabinas las listas de las 39 candidaturas que concurren a los comicios. Cuatro de ellas se han movilizado en campaña en la ciudad: PP, PSOE, Caballas (integrada en la coalición ‘Primavera Europea’) y UPyD. IU se limitó a la tradicional pegada de carteles, sin más actividad. Del abanico de 39 opciones entre las que se puede optar, tres incluyen candidatos ceutíes: Rocío Salcedo (PP), Izaskun Bernal (PSOE) y Mohamed Ali (‘Primavera Europea’). El último de forma testimonial, porque ocupa el puesto 19 y su formación aspira, como mucho, a lograr un escaño. Las candidatas de los dos grandes partidos también tiene casi imposible acceder a la Eurocámara al figurar, ambas, en el puesto 29.