Categorías: Sucesos y Seguridad

“Prometieron un paso elevado, no nos han hecho ni caso”

“No han hecho nada, no han hecho ni caso”. Susana Mesa, madre de la pequeña Jennifer, que murió atropellada hace hoy un año en el paso de peatones de Miramar Bajo, lamenta que aquella promesa de construir un puente elevado similar al ubicado en Juan XXIII que se le hizo cuando aún velaba el cadáver de su niña no se haya cumplido. La zona en donde fue brutalmente atropellada su hija, de tan solo 7 años, es considerada un punto negro. Nadie respeta el paso, nadie cumple la velocidad máxima de 30 kilómetros por hora. Es, hoy por hoy, una de las zonas que en materia de seguridad vial supone una auténtica temeridad.
Los vecinos llevan más de una década pidiendo actuaciones. Ya han muerto dos personas y lo único que han recibido han sido promesas de la Administración, causadas más bien por esa necesidad de cortar la crítica de los ciudadanos con proyectos que nunca se van a ejecutar.
“Para mí es como si se hubiesen reído de mí y de la memoria de mi hija. Tanto que prometieron y no han cumplido nada”, lamenta Susana, que intenta salir adelante con la ayuda de sus padres y familiares directos, además de la atención psicológica con la que intenta aprender a vivir con la ausencia de su única hija.
En el camino ha perdido lo más valioso que tenía, Jennifer, también sus mejores amigas que se marcharon a su tierra y una ristra de sinsabores. “No nos hicieron caso, se preocupan más por los festejos... como la Feria de Día. Ahí se gastaron mucho dinero, ¿no podían haber hecho el paso elevado?, ¿no creen que esto es más importante?”, denuncia.
“El paso de peatones en el que murió mi hija es visible, pero nadie lo respeta. Ni las propias fuerzas de seguridad lo respetan, porque pasan muy rápido sin que estén yendo en acto de servicio”, apunta. “Hace poco a mi propia madre casi le atropella una unidad de la Guardia Civil”, señala. “No están haciendo absolutamente nada”, añade, mostrando su descontento con unas instituciones que prometieron actuar en el lugar para recuperar una seguridad que hoy por hoy sigue sin existir.
“¡Para qué vinieron al velatorio de mi hija, hicieron unas promesas, si luego no han hecho nada!, eso que fue, ¿morbo?”, denuncia indignada, que recuerda cómo, afectada por la reciente pérdida de su hija, le prometieron hasta la saciedad, por parte de la institución municipal, que se iba a actuar en consecuencia.
A la traición que supone para una madre el hecho de ver cómo tiene que cruzar cada día por el mismo paso en el que falleció su hija sin que se hayan adoptado medidas de seguridad para evitar otros atropellos, se añade las reducidas penas recogidas en el Código Penal por este tipo de accidentes. Un vehículo mal utilizado puede convertirse en una máquina de matar que, ante los tribunales, no tiene las consecuencias penales de otros homicidios.
“Que poco vale la vida de una persona, en este caso de una niña, mi hija. Me río de la justicia, porque otra persona a la que igual detienen por tráfico de drogas le cae más pena que a quien provoca una muerte así. ¿Es más importante que la muerte de una niña? Aquello, además, no fue un golpecito porque a mi hija no le quedó ni un hueso sin romper en el cuerpo”, recuerda. “El autor del atropello no nos auxilió, quiso darse a la fuga... demasiada educación tuvimos. Éramos dos mujeres, mi madre y yo, y nos quedamos paradas, como en una nube, no nos dábamos cuenta de lo que estaba pasando. Ahora es distinto porque tengo mucha sangre fría, eso no fue cosa de Dios como me decían muchas personas... ¿qué dirían si eso le pasara a su hijo y ellos lo vieran? A mi hija me la mataron”, sentencia. “Ahora a veces me vienen a la mente las imágenes de cómo pasó, porque lo vimos todo. Eso es muy duro”.
Hoy, Susana Mesa intenta superar lo insuperable, confiando en nuevas metas y sueños para salir adelante con un vacío imposible de llenar. “En enero mi hija hubiese cumplido 8 años, el día 3 era su cumpleaños... ella tenía muchas ganas de cumplir los ocho años. Nadie sabe lo triste que es todo esto, que se le quedara su vestido nuevo...muchas cosas que recuerdo y digo: Dios mío...”, lamenta. “Gracias a mi familia voy saliendo adelante, ellos me están ayudando”.
Además de sus seres queridos, Susana se aferra a la fe. “Nada más que creo en Dios, es el único que me está ayudando a salir de esta pena tan grande que llevo. Mira, si a mi hija se la hubiera llevado Dios por una enfermedad... pero me la quitaron”. Intenta superar la ausencia de Jennifer además de luchar, ahora, porque su madre, a la que le han diagnosticado cáncer de mama, pueda mejorar. Decenas de ceutíes reclamaron seguridad. Hoy todo se ha olvidado 24 horas después de la muerte de Jennifer, decenas de ceutíes se daban cita en el mismo lugar del atropello. Después de una convocatoria a través de las redes sociales, se conseguía la concentración de vecinos pero también de residentes en otras zonas de la ciudad para hacer visible una única protesta: había que adoptar medidas en este punto. Medidas para dar seguridad. Lo curioso es que las dos instituciones, cada una por su cuenta, se comprometieron de forma inicial a hacer lo que estuviera de su mano para llevar a cabo algún tipo de obra que evitara más muertes. Hoy nada se ha hecho, no hay ni siquiera proyecto iniciado e incluso Fomento ha desechado la construcción de un puente elevado. A través de Facebook hay quien no se cansa ni se cansará de solicitarlo. Tres años y 6 meses de petición El conductor que llevaba el vehículo que atropelló y causó la muerte de Jennifer en el paso de cebra de Miramar Bajo se enfrenta a una petición de cárcel de 3 años y 6 meses. Al menos esa es la pena que, en su escrito de calificación, presentó el Ministerio Fiscal, al considerar que el acusado es criminalmente responsable de un delito de conducción temeraria y otro de homicidio por imprudencia. De igual manera se solicita la retirada del permiso de conducir por cuatro años, tal y como adelantó este periódico.
En la reconstrucción de hechos que se ha tenido en cuenta por parte de la Acusación se hace constar la maniobra imprudente que realizó el conductor ya que adelantó a dos vehículos que estaban parados ante el paso de cebra por el que pasaban la pequeña Jennifer, su madre y su abuela. El golpe fue tan brutal que la pequeña quedó tendida incluso debajo del vehículo tras ser arrastrada varios metros por delante.
Ya en estado crítico, la menor fue trasladada hasta el Hospital Universitario en donde ingresó directamente en la UCI y falleció horas después.
En la vista oral que se celebrará en el Juzgado de lo Penal se tendrá en cuenta no ya las pruebas y atestados que se practicaron en su día, sino también las declaraciones de varios testigos, entre los que se encontraban policías nacionales de la UIP que regresaban a la base de la Jefatura Superior en el Paseo de Colón.
quino El Juzgado de lo Penal será el encargado de someter a juicio oral al detenido por este atropello con resultado de muerte.
archivo Protesta de los vecinos, 24 horas después de la muerte de la niña.

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