A muchos ceutíes nos ha costado un poco más madrugar este viernes para cumplir con nuestras obligaciones laborales. El responsable ha sido el programa “Master Chef Celebrity” de RTVE. Todos esperábamos con expectación la presentación del capítulo grabado en Ceuta el pasado mes de mayo. Tengo que confesar que hace años que no veía una edición completa de este conocido programa gastronómico, pero estaba al corriente de lo que pasaba por mi mujer, que es una fiel seguidora de este concurso televisivo. No obstante, el programa de ayer no podía perdérmelo, así que lo vimos juntos toda la familia. Tuvimos que esperar hasta pasada la medianoche para que comenzara la prueba de exteriores, cuyo escenario fue el Parque Marítimo del Mediterráneo. Me encantó el video-montaje de imágenes aéreas de Ceuta que se alternaban con instantáneas de algunos de nuestros principales bienes culturales, como la puerta califal o el castillo del Desnarigado. También me pareció muy bien redactado el texto introductorio a nuestra ciudad, en especial el título de “paraíso de contrastes”. Pienso que define a la perfección un lugar como el nuestro, en el que confluyen dos mares y dos continentes, así como una amplia diversidad de culturas con sus respectivas maneras de percibir, sentir, pensar y expresar sus ideas y emociones.
Intentando ser objetivo con los encantos de Ceuta, creo que, si no fuera caballa y viera las imágenes ofrecidas anoche por RTVE, no me lo pensaría mucho en buscar el modo de viajar hasta aquí para conocer este “paraíso de contrastes”. Se nota mucho que quienes han montado el programa le han puesto muchísimo cariño y profesionalidad. Pude comprobar el mimo con el que han tratado a Ceuta al escuchar la entrevista que le hizo nuestro amigo el periodista Antonio Martín, de la Cadena Ser, al director de exteriores del programa “Master Chef”. Vicente Florindo comentó que la experiencia de grabar el programa en Ceuta había sido maravillosa y de la que todo el equipo guarda un recuerdo imborrable. Desde el punto de vista personal, Vicente Florindo comentó que no conocía Ceuta y que le había gustado tanto nuestra ciudad que tenía decidido pasar una semana de sus vacaciones aquí para disfrutar de este lugar. En su entrevista resaltó la cálida acogida que recibieron en Ceuta y la belleza de nuestros paisajes. Para todas las personas que se desplazaron a nuestra ciudad ha resultado toda una sorpresa este rincón de España en África, por lo que están deseando volver a Ceuta para grabar un nuevo programa.
Después de escuchar la entrevista de Antonio Martín al director de exteriores de Masterchef, estuve pensando un rato sobre lo dicho por este responsable televisivo. En ese instante, volvió a emerger una idea que se asoma de vez en cuando a mi conciencia. Hace algún tiempo, conversando con un amigo en plena naturaleza, tuve la intuición de que Ceuta había sido un lugar preservado por su carácter mítico y sagrado, lo que explicaría que en la protohistoria y en la antigüedad su ocupación se limitara a la zona del istmo, respetando los bosques que cubrían el Hacho y el amplio espacio que se extiende hacia la cordillera del Haus. Da la impresión de que el espíritu de Ceuta rehúye la popularidad y no se muestra a todo el mundo: elige muy bien a quienes permite que la conozcan. Parece decirnos que bajo ningún concepto desea ser un destino de turismo masivo. Por el contrario, prefiere que sus visitantes sean personas con los sentidos despiertos para captar toda su magia y belleza. Este es un lugar para vivir experiencias significativas en un entorno privilegiado en el que la diversidad es su tónica dominante. Esta diversidad se expresa desde su geología hasta sus gentes, pasando por la flora, la fauna marina y terrestre, así como en sus vestigios arqueológicos e históricos. Ceuta es un lugar para sentir y emocionarse contemplando sus amaneceres y atardeceres, sus paisajes y la viveza de sus colores. Las tonalidades de Ceuta son tan marcadas por la intensidad de su luz, algo que comprobaron los concursantes de Master Chef que apenas podían ver por fuerza de la luz solar.
La luz es un símbolo de la sabiduría y la iluminación interior. Ver la luz, como concluye el filósofo y físico Arthur Zajonc, “es una metáfora de ver lo invisible que hay en lo visible, de descubrir el frágil ropaje imaginal que mantiene unido nuestro planeta y todo lo que existe. Cuando hayamos aprendido a ver la luz, lo demás caerá por su propio peso” (Arthur Zajonc, “Ver la luz”, editorial Atalanta, 2015). En el mismo sentido, el artista y místico William Blake, animaba a todos a desarrollar la “doble visión” para ver lo invisible, como antes lo hizo Ibn Arabi cuando llamaba a abrir los “ojos del corazón”. Sobre los “ojos del corazón” escribió el poeta alemán Novalis que “no tiene sentido intentar enseñar y predicar la Naturaleza. El que es ciego de nacimiento no conseguirá ver por mucho que le hablemos de los colores, la luz y las formas lejanas. De igual manera, nadie entenderá la Naturaleza si no tiene el órgano necesario, el instrumento interior, el instrumento específico para crear”. Por tanto, si nos falta “el órgano necesario, el instrumento interior”, tal y como lo llamaba Novalis, es imprescindible cultivarlo.
Ceuta deslumbra, en el amplio sentido del término, a la mayoría de las personas sensibles y cultas que nos visitan. Otros, que no han cultivado los sentidos sutiles -en especial los ojos del corazón- no verán ni entenderán nada de lo que simboliza Ceuta. Esta ceguera que impide entender el espíritu de Ceuta es una dolencia de la que no se salvan, por desgracia, una parte importante de los propios ceutíes. A algunas de las personas más influyentes de nuestra ciudad sólo les mueve el poder y dinero, aunque sea obtenido a cambio de arrasar su entorno natural o su patrimonio cultural. No se salvan de la ceguera todos aquellos vecinos que vierten residuos en los acantilados, en las vaguadas o en cualquier punto del campo. Ceuta está sucia por un deficiente servicio de la empresa encargada de la limpieza urbana, pero, sobre todo, por el incivismo de muchos ceutíes. Quien ama un lugar y comprende su carácter sagrado no lo profana construyendo donde le plazca, apropiándose del terreno que no es suyo o ensuciando todo a su paso. Ceuta vista desde un dron, como las imágenes que nos ofreció anoche RTVE en el programa Master Chef, emociona por su belleza, pero si bajamos a la superficie se apreciaría el poco cuidado que se le presta al patrimonio natural y cultural de Ceuta. De las autoridades ceutíes, y de todos los que vivimos aquí y decimos querer a Ceuta, depende que Ceuta sea tan atractiva tanto desde el aire, como al pie de calle. Quiero decir con esto, que nuestros responsables políticos no deben dejarse llevar por la euforia como consecuencia de la buena imagen panorámica que ha ofrecido de Ceuta el programa Master Chef. Sin duda es una importante acción promocional de Ceuta, pero todavía no tenemos un producto turístico bien “elaborado y cocinado” que ofrecer a nuestros visitantes. Los ingredientes son de primera calidad, pero muchos están abandonados; cerrados, como los baños árabes o la puerta califal, y solo disponible mediante cita previa; o no existen empresas privadas que ofrezcan visitas guiadas por la ciudad. No podemos vivir de las apariencias, o pensar que con salir en Masterchef ya está todo hecho, cuando falta “el plato principal”.