En octubre de 2017, un joven que iba acompañado de dos sobrinos en el que se presentaba como un día de paseo por el Pantano, estuvo a punto de perder la vida. Fue acuchillado por otra persona que, además, se abalanzó contra él ayudándose de dos perros. El resultado fue que la víctima tuvo que ser ingresada de urgencia tras recibir tres puñaladas que le alcanzaron el pulmón y rozaron el corazón mientras que el presunto autor escapó del lugar.
A pesar de las indagaciones policiales y de que se contaba con la identidad del presunto implicado, el caso siguió abierto hasta esta misma semana, en la que el denunciado como agresor se presentó en el juzgado para responder de los hechos por los que se le buscaba. La autoridad judicial acordó su ingreso en prisión preventiva a la espera de que haya juicio, dada la gravedad de los hechos con los que se les relaciona.
Y estos no son otros que los que integran una de las historias de la crónica de sucesos más mediática del año pasado, debido a la brutalidad e incongruencia del ataque.
Tal y como informó este periódico, la víctima, que contaba con 39 años, sufrió graves heridas al ser apuñalado por la espalda hasta en tres ocasiones, delante de sus sobrinos que contaban con 4 y 5 años.
Además de esas lesiones, la víctima sufrió mordeduras provocadas por los perros que llevaba el supuesto agresor. Tuvo que ser ingresado en la UCI y se le tuvo que someter a dos intervenciones quirúrgicas dada la gravedad de sus heridas. “Ha estado al borde de la muerte”, narraban los familiares a este periódico el día de los hechos. Reclamaban avances policiales porque no se habían producido detenciones. El tema quedó ‘dormido’ periodísticamente hasta que esta misma semana se ha producido esta entrega voluntaria.
Hasta que se señale la vista judicial, el principal y único acusado permanecerá en prisión preventiva.