Los sindicatos de clase, UGT y CCOO, decidieron ayer suspender por las adversas condiciones meteorológicas de primera hora de la mañana la manifestación tradicional del Primero de Mayo que iba a recorrer como cada año el centro de la ciudad desde la plaza de África hasta la de los Reyes. La convocatoria ha venido mostrando un eco cada vez menor ejercicio tras ejercicio, una deriva que debe obligar a las centrales que representan a los trabajadores a reflexionar sobre su conexión con la sociedad en general y las nuevas generaciones en particular.
El asunto tiene mucha enjundia porque la Constitución confiere a los sindicatos (y a las asociaciones empresariales) un papel de relevancia en el marco del Estado social y democrático de Derecho para la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales.
Las entidades de representación de los trabajadores deben ser capaces de transmitir su importancia, que va mucho más allá de ser el recurso al que apelar cuando surge un problema laboral. De su capacidad de influencia y legitimidad social depende en buena medida precisamente evitar que aparezca el mayor número posible de conflictos. El Gobierno de la Ciudad ha hecho bien en reforzar su papel institucional a través de la Mesa de Diálogo Social para poner en común y consensuar la toma de decisiones en una encrucijada clave para el futuro de Ceuta, pero los sindicatos han de saber llevar ese peso al conjunto de la ciudadanía para que se aprecie, valore y respalde su papel en la sociedad.
En su historia está la relevancia que han tenido para conseguir múltiples avances de progreso y es necesario que actualicen ese papel protagonista que deben jugar aglutinando y sintonizando de nuevo con el mayor número posible de trabajadores.