Se acerca el 8M y qué mejor manera de conmemorarlo que conociendo a la primera mujer marinera pescadora de la lonja de Ceuta. Ella es Cynthia León, tiene 26 años y, por primera vez, ha roto con todos los prejuicios acerca del papel de la mujer en la mar.
Para llegar a este hito es importante conocer la historia de esta caballa desde el principio y las condiciones de vida que la dirigieron al lugar que ahora ocupa y al que considera su vocación.
Cynthia estuvo estudiando Conservación y Restauración de Patrimonio en Granada y, a su vuelta a Ceuta, tras trabajar temporalmente en hostelería, cuando el contrato acabó se quedó en el paro, a pesar de que nunca le había faltado un trabajo que la sustentara tanto a ella como a su hijo de dos añitos.
La imposibilidad de encontrar un empleo la llevaron a continuar su formación, pero, esta vez, orientada a la mar. En un principio, asesorada por el Instituto de la Mujer, realizó unos cursos de azafata.
Tras esto, le dieron la oportunidad de embarcarse en la ruta Denia-Ibiza, pero este plan se vio frustrado porque no era el escenario más adecuado para su hijo de dos años.
Continuó con su formación, en esta ocasión de patrón portuario, y pretende seguir estudiando para completar todos sus conocimientos.
Cuenta que el trato recibido y la motivación impartida en estos cursos fueron el aliciente para tomar la decisión de adentrarse en la aventura que supone el mundo de la mar.
Una oportunidad
Fue por el conocido patrón de Ceuta, Carlos Ramírez, que encontró la oportunidad perfecta para poner en práctica todos los conocimientos aprendidos. Carlos y Cynthia ya se conocían previamente, pero ahora lo harían dentro del mundo laboral.
A Carlos le hacía falta un marinero pescador y Cynthia no dudó en realizar el curso para poder acceder a este empleo. “Cuando lo terminé, me examiné, me hizo las pruebas de trabajo y me dijo directamente que estaba contratada”, cuenta Cynthia.
Como bien indica, unos días se cala y otros se leva. “Hoy, por ejemplo, el trabajo ha sido meter las redes en el barco y dejarlo todo preparado para salir a calar esta tarde o mañana por la mañana en su defecto; todo depende del momento en el que esté la mar adecuada, porque no puedes arriesgarte y echarlo ahí a lo loco”, relata esta caballa.
Cynthia se levanta temprano, deja a su pequeño en la guardería a las 07:00-07:30 horas y se dirige hasta la Lonja. Una vez allí, junto a Carlos, introduce las redes en el barco, el ‘Violeta 10’. Desde allí, dependiendo del día, navegan hacia distintos puntos de pesca fijados previamente. Una vez allí echan las redes y se recogen esa misma tarde o al día siguiente.
Otra de sus labores a desarrollar cuando se recogen las redes por el halador es salvaguardar que ningún pescado -o los menos posibles- vuelva a la mar. “Hay algunos que no vienen enganchados. Los pulpos, los chocos, etc, se pueden escurrir y se te van y, cuando se te va uno de esos, créeme que bien no te sienta”, explica Cynthia.
Pero Cynthia no solamente manipula las redes, no. También ha aprendido junto a Carlos a manejar toda la electrónica del puente de mando. “Me encargo en el puente de mando de calcular la ruta y de seleccionarlas en el GPS para que así podamos hacer siempre o la misma ruta o, en caso de que haya dificultades visuales y tal, sepamos por dónde tenemos que ir y los puntos donde hemos echado las redes y dónde tenemos que recogerlas, para que así sea un poquito más ameno, porque tampoco se puede ir a ciegas.
Un "orgullo muy grande" ser la primera mujer marinera pescadora
Para Cynthia, ser la primera mujer marinera pescadora de la lonja supone “un orgullo muy grande”. En sus propias palabras, “ya no solamente por mí, sino por el día de mañana, cuando a mi hijo le pregunten, pueda decir: “Mi madre es pescadora y trabaja en un barco de pesca”, y yo más orgullosa que nadie”.
Esta valiente mujer ha querido animar a muchas otras en situación de desempleo y que le apasione la mar a iniciarse en los estudios relacionados con este y emprender el viaje hacia un sector que también está abierto al género femenino.
Aunque resulte extraño para muchos, a Cynthia no le costó nada adaptarse a esta nueva vida, a este nuevo trabajo que cambiaría todos sus esquemas. Esta marinera juega con una carta a favor, y es que, como ella misma segura, le “puede caer el temporal más grande” que no se va a marear. “Se me hace fácil, lo único es que tienes que mantener un poquito el equilibrio cuando el barco se te va para los lados”, indica.
A pesar de la decisión y ganas de Cynthia, en un principio había quien no veía con buenos ojos que una mujer se embarcara en este oficio. “En mis inicios, no hablo de trabajadores de aquí, si no compradores de pescado que visitan la lonja, decían que una mujer a bordo de un barco traería mal augurio, que no íbamos a pescar nada”.
Mal augurio pensaban algunos que traería Cynthia a la mar y lo cierto es que ahora es la reina del lugar. Según cuenta, en la lonja recibe un trato magnífico por todos los hombres que allí trabajan.
Intercambia charlas con ellos, le enseñan trucos que desconoce, les cuenta sus historias y le ofrecen toda la ayuda necesaria para seguir creciendo en el mundo de la mar.
La importancia de mentalizarte en el trabajo
Su genial adaptación no significa que no encuentre ciertas complicaciones como “aguantar un temporal”. Para sobrellevar esta complejidad es importante, según resalta Cynthia, “mentalizarte porque es un trabajo tanto físico como psicológico. Tienes que ser consciente de que no puedes dejar el barco a la deriva y ya está, hace mal tiempo y dejo el barco, no. Tienes que aguantar y tragarte el temporal y ya cuando haya terminado tú ya prosigues”.
A pesar de las complicaciones, el ambiente de trabajo opaca todo lo demás. Como relata la única marinera pescadora de la lonja de Ceuta, “trabajar con Carlitos no es trabajar. No tengo ni una sola queja”.
Cuenta Cynthia que las charlas amenizan la jornada y que, en un día de pesca, cuando aparecen piezas grandes, ambos lo celebran incluso bailando.
Esta joven de 26 años está muy agradecida con Carlos por esta oportunidad. Este nuevo rumbo de su vida le ha permitido encontrar una vocación que jamás se habría imaginado.
Y, como no podía de ser de otra manera, no debe faltar en esta historia quien la ha hecho posible. Él es Carlos Ramírez, conocido patrón de la ciudad y no dudó en abrirle la puerta del mar a Cynthia, incentivando este sector entre las mujeres. Un gran ejemplo de que los hombres no son enemigo en la lucha, sino compañeros de viaje.
Carlos contrató a Cynthia tras los dos días de prácticas y a día de hoy dice haber superado todas sus expectativas.
A este patrón le llegaban comentarios sobre su supuesta locura por introducir a una mujer en el oficio de la pesca, voces a las que hizo caso omiso. Incluso llegaron a decirle que la presencia de una mujer traía “mal fario”.
Según Carlos, Cynthia trabaja a la perfección, acata muy bien las órdenes y no hay que repetirle nada, “lo va haciendo ella protocolariamente y muy bien”.
El apoyo del patrón
Al ser nueva, cuenta el patrón del ‘Violeta 10’, que por decisión propia ha dejado el papel de patrona a Cynthia y él ha acatado el de marinero.
De esta manera, Cynthia también es capaz de transmitir a Carlos las indicaciones desde el puente de control interpretando en la sonda los posibles saltos de piedras y otras órdenes.
“La tía es una fiera. Estoy muy contento con ella”, dice Carlos de Cynthia por su habilidad al frente del puente de mano y las redes.
También ha resaltado que ambos se llevan muy bien y el ambiente laboral es insuperable.
¿Animaría Carlos a otros patrones a abrir camino a las mujeres en el mundo de la mar? Él lo tiene claro. “Claro que los animaría. Este sector, de momento, da para salarios y da bien, de hecho, cobra bastante bien”, dice sonriendo.
Para finalizar, Cynthia no ha querido despedirse sin animar “a todas las mujeres a que se echen a la mar. Está mal visto el tema de que es un sector de hombres, pero yo creo que no hay sectores de hombres ni de mujeres. Con echarle ganas, esfuerzo, tiempo y dedicación, una mujer puede hacer cualquier trabajo que se proponga”, concluye Cynthia.
Como vemos, no hay sectores de hombres y mujeres, lo importante está en las ganas y en abrir una puerta que permita dar un primer paso hacia la ruptura de estereotipos y prejuicios sobre las capacidades de las mujeres en los conocidos como “sectores de hombres”.
Bonito reportaje.
La realidad es que la mar es muy dura y la recompensa muy pequeña. Todo el que se puede salir de este sector y mas en nuestra ciudad, se va.
Suerte a los dos.