Hay historias curiosas que además se dan de forma muy escasa. Es lo que ha pasado en Ceuta, en donde se ha tramitado el primer
testamento en caso de epidemia en 100 años. La protagonista ha sido una
señora de edad avanzada, con su salud mermada por la edad pero con plena capacidad intelectual. Tal y como se explica desde el gabinete de abogados que ha llevado el caso, “sintiendo el final de sus días y sin más familia que una buena persona que cuidaba de ella, por azar, sin tener la más remota idea de derecho, hizo lo que le salió del corazón”. Lo que hizo fue “llamar a sus vecinos de toda la vida para decirles que quería, cuando ella faltase, que todo lo suyo fuese” para esta mujer ya que ella “no tenía hijos, ni marido, ni familiares cercanos”.
La excepción de este testamento
“De los extraños tiempos que nos ha tocado vivir por culpa de la
pandemia y sus dolorosas consecuencias, se dan circunstancias, al menos, con final feliz”, concretan desde el gabinete de Alonso Hiecke Abogados. “Todo el mundo sabe que los testamentos se otorgan ante notario, pero pocos saben que existen testamentos especiales para duros momentos como la guerra, un naufragio, o una epidemia. A lo largo de la historia y hasta la aparición generalizada de las vacunas, las epidemias en todo el mundo eran frecuentes hasta el punto de que la Ley las prevé, así sea remota su aplicación práctica”, indican.
Un asunto para nada frecuente
El código civil regula el testamento en caso de epidemia ante testigos, en vez de ante notario. Esto ocurrió este año, bajo unas circunstancias más que sorprendentes. “Sin darse cuenta instituyó heredera a su amiga, ante testigos hábiles, en tiempo de epidemia, como prevé nuestro Código Civil. Lo más llamativo, por no decir sorprendente, es que desde 1920, hace más de 100 años, no se daban las circunstancias para hacer posible esta circunstancia”. “Nuestro despacho tiene más que asumido que, al menos en materia de herencias, nos contratan para los casos más complejos, extraños, sorprendentes e insólitos, y personalmente siempre digo que las herencias sacan lo peor y lo mejor de las personas. En este caso, sacaron lo mejor, con un final feliz”, concluye.