Levanto la mirada hacia el pasado y solo veo el presente, este que tengo ahora y que me mira con cara sonriente. Y yo, tan animado, espero que pasen los testigos, y las musas, con tanto olvido, desearán estar conmigo.
Y veo a dos pájaros pleiteando por un trocito de pan y mi mascota viendo el conflicto, se pone el traje de árbitro y pone fin al litigio, saliendo volando a toda prisa y comentando: “Hemos tenido suerte de no ser el presente y presa de ese perro atento y hambriento, que viendo esta carne fresca, que ha sido previsora y gracias a nuestras alas, ha sabido esquivar a una destellaba y una muerte segura”.
Hoy me encuentro eufórico y mirando el calendario; he observado que ya es primavera, desde el día 21 de marzo, y aunque nos hayan sorprendido tantos chubascos, ya venía siendo tiempo de tener esta expresión de buen andaluz: “Me voy dando cuenta que mi sangre está alterada, y mi ser es otro”.
“La primavera la sangre altera”.
Como un buen conservador de las costumbres me voy a la calle y me veo sólo, pero con muchas ganas de expresarme y decir a los cuatro vientos, “que deseo ser feliz".
"Hoy me encuentro eufórico y mirando el calendario; he observado que ya es primavera"
Y aunque pueda ser fijada mi figura, por un dedo índice y señalarme para que los demás me tengan en cuenta, este se merece estar en un pedestal, donde puede tener una placa donde diga: “Por ser feliz fue señalado y desterrado del mundo cuerdo”.
Una nueva partida de ajedrez se está jugando y las ideas, planes y estrategias se van viendo sobre el tablero; Lla gente se recrea y da su opinión, cada uno piensa de una forma, más solo mueve el que está jugando en ese instante.
Camino tranquilo viendo el paisaje y veo las margaritas, por todas partes, las abejas presurosas en recoger la miel y con sus patitas haciendo la polinización, y al instante pienso en ese observador, pensador, que hizo posible esta forma de vida, que aprovechando el trabajo y buscándose la vida, también facilite una nueva flor, un futuro nuevo fruto.
Y me da por pensar lo sabio que fue nuestro Señor Creador y de inmediato te mando este fuerte “Gracias” por darnos este Paraíso fruto de tu inteligencia y bondad.
Y veo en la plaza la fruta primeriza de esos nísperos y fresas. Me vienen a la mente los futuros melones, sandías típicos de los primeros brotes para refrescarnos del azote de calor, típico, que siempre nos tiene en jaque.