El Consejo de Gobierno de Ceuta ha aprobado este lunes un gasto plurianual de algo más de 4 millones de euros para conseguir que el Parque de Santa Catalina se convierta de verdad en el vergel que se prometió hace 8 años, cuando se acometió la segunda fase del sellado definitivo del antiguo vertedero, que con el paso del tiempo ha resultado un absoluto fiasco, convertido en un erial en el que apenas prosperan ni las malas hierbas.
Según ha adelantado el portavoz del Ejecutivo local, Alberto Gaitán, la actuación, de la que se hará cargo Tragsa, se efectuará entre este ejercicio (con medio millón de presupuesto) y el próximo (con 3,5) para dar a los 60.000 metros cuadrados de superficie diana “los valores ecológicos y recreativos que las actuaciones previas no lograron”.
Las actuaciones previstas incluyen el aporte y extendido de suelos “para crear una capa superficial con características fisicoquímicas adecuadas y espesor suficientes para el arraigo y desarrollo de la vegetación”.
A partir de ahí se añadirá tierra con enmiendas orgánicas para mejorar la fertilidad del sustrato, ya que el colocado por la adjudicataria del primer proyecto era poca y mala. A día de hoy “los suelos se encuentran degradados y con un bajo porcentaje de materia orgánica” y “los datos de profundidad son bajos e irregulares”, supuestamente también por la acción de “fenómenos de erosión y escorrentías”.
Después tocará “realizar las enmiendas orgánicas necesarias” para “incrementar la fertilidad del sustrato y mejorar sus propiedades físicas (estructura, capacidad de retención de agua, aireación…) con fertilizaciones químicas que generalmente contienen nitrógeno, fósforo y potasio en distintas proporciones, más otros constituyentes, como el magnesio.
Como propuesta frente a la pérdida de suelo, principalmente en las zonas del talud, Tragsatec ha planteado recurrir a técnicas de bioingeniería como mantas y mallas orgánicas y geoceldas que se utilizan fundamentalmente como protección frente a la erosión hídrica y eólica, aunque también mejoran el microclima de la superficie del terreno y lo hacen más favorable para las plantas y evitan que las semillas sean arrastradas pendiente abajo.
Finalmente llegará la “revegetación” con especies que se consideren viables para ese entorno (previsiblemente, no olivos, como se apostó en primera instancia sin éxito) para concluir con la “revisión y restauración de elementos del parque que puedan encontrarse deteriorados: viales, cunetas, obras de paso, mobiliario e instalación de riego”.
Otros cuatro millones de euros tirados a la basura por el empeño de construir un vergel donde no arraigan ni los cactus.
El problema gordo de esa zona es que el viento, tanto de poniente como de levante y la salinidad del habiente queman todo lo que planten. El primer temporal levantará agua del mar, lo llenará todo de sal y luego el viento se encargará de secar absolutamente todo.
Tercer intento, esperemos que sea el definitivo o el último. Ojalá me equivoque.
Gastad el dinero en algo útil anda.
Menos mal que ya os queda poquito..
Menos vergel y más ocupación a los jóvenes, que hay familias pasando necesidades y desahucios.
Menos vergel!!!. Los trabajadores que realizaron las obras anteriores, jardines, zonas de ocio y demás, llegados directamente de la península pensaban igual, y ahí está el resultado.