En el año 2014, fue detenido Jeremy por un atraco a mano armada, pero su vida comenzó a cambiar para mejor. Fue condenado a tres años de prisión y, tras cumplir su condena, mostró su ficha carcelaria en Facebook. Dos decisiones que le hicieron cambiar su vida, porque a más de sesenta mil personas les gusto su “ficha policial”. Meses después una conocida agencia de publicidad le hizo una oferta millonaria.
En una ocasión, Juan, un preso de confianza, me comentaba, que lo peor no era entrar en prisión, perder la libertad, lo malo era saber que se aproxima la puesta en libertad, porque te enfrentas a los mismos problemas que te condujeron a la cárcel. Meses después, me comentó que tenía trabajo, pero los 600 euros que ganaba no le daban ni para alimentar a la familia y sobrevivía gracias a sus padres.
Este viernes conocimos la primera sentencia por el Caso Gürtel. La exconsellera de Turismo y expresidenta de las Cortes valencianas, Milagrosa Martínez, ha sido condenada a nueve años de prisión por tratos de favor y amaño de contratos. También han sido condenados a 13 años Francisco Correa, ese hombre tan elegante que vemos entrar altivo en los juzgados; además de Álvaro Pérez, conocido por su bigote, gomina y arrogancia. Por supuesto que no son los únicos, sólo en 2009 se estaban tramitando un total de 730 causas contra cargos públicos por corrupción. La lista de condenados por robar a los españoles es interminable desde Julián Muñoz, a la aplaudida Pantoja, pasando por Roca.
Varias cosas diferencian a estos tres grupos de personas cuando ingresan y salen prisión. Los dos primeros, “Yeremi y Juan”, entraron esposados, sin un duro y con un futuro incierto, preocupados por la subsistencia de su familia. No los vi ingresar, pero me los imagino cabizbajos, desesperados y pensando en qué se encontrarían cuando salieran de prisión. El tercer grupo, “los Bigotes, Rocas, Correas, Del Nido, Muñoz y Pantojos”, entran altivos, con pocas preocupaciones, sabiendo que sus familias disfrutarán de un extraordinario nivel de vida, buenas viviendas y, sobre todo, sabiendo que cuando salgan de prisión disfrutarán de una buena jubilación; además disfrutarán de unos días para despedirse de la familia, preparar el ajuar y ropaje penitenciario, sin olvidar alguna declaración o bolo televisivo.
Esta semana hemos conocido un informe sobre las dificultades que tendremos los españoles para cobrar la pensión de jubilación. Un sistema que, según los expertos, no se sostiene si seguimos con el actual modelo. Apuntan a la posibilidad de bajar las pensiones y, por supuesto, están educándonos para que contratemos planes de pensiones. No faltó la socorrida frase “ya ha sucedido en otros países”, donde los pensionistas se las ven muy mal para subsistir. Según conocía la noticia se me vino a la cabeza la primera persona que escuché hablar de la necesidad de hacerse un plan de pensiones, Rodrigo Rato.
Se preguntarán: ¿Qué relación hay entre los presos y las pensiones? Yo pensaba que nada, pero de pronto percibí que estaba en el grupo de “Yeremi y Juan”, porque una vez pagada la bendita penitencia de 46 años de trabajo, estaré preocupado por si podré sobrevivir con la pensión. Sin embargo, los que robaron a todos los españoles disfrutarán de una buena jubilación, una vez cumplida su condena.
De ahí el título del artículo.
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