Un funcionario en prácticas de la prisión de Mendizábal de Ceuta fue atendido en el Hospital Universitario al encontrarse mal tras producirse un incendio en una de las celdas, después de la acción perpetrada y provocada por un preso. Los hechos se produjeron este viernes por la noche y además de este funcionario otros cinco sufrieron inhalación de humo pero no tuvieron que acudir al HUCE.
El preso se encuentra cumpliendo el protocolo de prevención de suicidios y por razones que se desconocen estaba en posesión de un mechero con el que prendió fuego al interior de la celda en donde estaba apilando material. Cinco funcionarios inhalaron humo, pero no requirieron visita al médico. Otro, en prácticas, sí que fue a urgencias al encontrarse mal cuando salía de prisión, sin que quedara hospitalizado. Fuentes consultadas por este periódico han negado que el preso estuviera en primer grado como que, también, faltaron medios para que los funcionarios pudieran hacer frente al episodio vivido.
El autor del incendio había ingresado en la prisión y se le había mantenido aislado dado el antecedente que presenta. En el interior de esa celda provocó un incendio que ha causado no solo daños en la unidad sino que afectó a los funcionarios que intervinieron en primera instancia y que se vieron afectados por la inhalación del humo provocado. Para evitar consecuencias peores fue trasladado al área de enfermería evitando su autolesión además de la agresión a otras personas.
La entrada en prisión del autor de suceso se produjo hace unos días después de que la emprendiera con varios policías que lo iban a desalojar de una vivienda en la que una familiar estaba de okupa. Ya había estado en otras ocasiones en prisión pero en esta ocasión, sin que todavía se sepa cómo, pudo conseguir un mechero que introdujo en la celda de Enfermería. El mobiliario de la prisión es ignífugo, aun así se produjeron estas consecuencias.
Se trata de un preso complicado ya que debe estar controlado para evitar que se autolesione y ha generado bastantes problemas en el centro penitenciario a la hora de que los funcionarios puedan controlarlo, intentando comerse incluso cristales para hacerse daño.