La Guardia Civil se ha desplegado durante toda la noche en el entorno fronterizo tras los intentos de entrada en Ceuta de grupos de inmigrantes. Tanto los equipos búho con las cámaras térmicas, como las patrullas de costas, GRS y Servicio Marítimo se han coordinado no ya para interceptar personas sino para salvar sus vidas en el mar.
Durante las primeras horas de la madrugada no había niebla y Marruecos interceptó a cuantiosos jóvenes que se estaban echando al mar y que no consiguieron llegar a Ceuta.
El Servicio Marítimo realizó un trabajo constante marcando los puntos por donde se apreciaba esa presencia mientras las unidades marroquíes se hacían cargo de ellos.
En esos momentos prevalecía ese tipo de servicio callado, menos visible, para evitar que adultos y menores lleguen a las costas de Ceuta arriesgando sus vidas.
Los equipos búho dotados con cámaras específicas de visión nocturna y medios que detectan puntos de calor a una amplia distancia aportan una información clave mientras que el Servicio Marítimo hace constantes incursiones para evitar llegadas.
La Marina marroquí se fue haciendo cargo de cuantos se arrojaban al mar.
Esas son las actuaciones que luego no se reflejan en las estadísticas, pero que absorben el trabajo constante de las unidades del Instituto Armado. Actuaciones que además tienen una importante vertiente humanitaria porque se traducen en salvar vidas.
Quienes intentan de manera constante llegar hasta nuestra ciudad salen de la bahía de Castillejos, a la altura del Hotel Ibis, buscando no ser vistos ni detectados por la vigilancia ejercida desde la grada del Tarajal.
Precisamente por eso se alejan cada vez más, abriéndose en la ruta de nado lo que convierte su travesía en un foco de riesgo. Se exponen a peligros no solo de ahogamiento sino de sufrir una hipotermia o verse afectados por el cansancio debido al esfuerzo llevado a cabo.
En torno a las seis de la mañana, una espesa niebla cubrió toda la zona, viviéndose las peores horas de presión hasta que en torno a las ocho la situación se despejó. En ese corto periodo de tiempo, los gritos de gente en el agua servían de orientación para que unidades como la del Servicio Marítimo se jugaran literalmente la vida acudiendo cerca de costa para auxiliarlos.
Dos jóvenes llegaron hasta la piedra del Pineo en donde fueron rescatados, otros hasta la Almadraba, con signos de hipotermia. Recuperaron el calor cuando un vecino de la zona les entregó una manta térmica. Ambos, de Castillejos, se habían echado al mar con ropa de baño.
La niebla eran tan marcada que era imposible ver a través de las cámaras por lo que los agentes estaban actuando prácticamente a ciegas. El Marítimo en el agua, los búhos aportando información de apoyo, los GRS y las patrullas de vigilancia de costas coordinándose para interceptar a los que veían.
Con niebla, la Marina marroquí no sale por lo que la vigilancia en la frontera sur queda prácticamente en manos de la Benemérita.
No solo entraban personas a nado, también lo hacían en kayak. Algunos consiguieron llegar incluso hasta la zona del Chorrillo y Ribera en una madrugada marcada por la nula visibilidad.
Esta nueva noche de presión no ha sido tan dura como la vivida el pasado viernes, pero pone en evidencia el gravísimo problema humanitario que se mantiene entre fronteras.
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