Son las 7.55 horas del domingo 9 de junio. Hoy 38 millones de españoles votaremos a 61 eurodiputados de los 720 que formarán parte del parlamento europeo. 27 países miembros de la Unión también podrán ejercer el sufragio universal y acudir a sus correspondientes colegios electorales; somos 440 millones de electores, que no es moco de pavo, y cientos de opciones políticas, cada una de su padre y de su madre; 34 concretamente.
No es nada sencillo crear la infraestructura electoral: censo, tarjetas que indican el colegio correspondiente, personal de la administración, urnas, papeletas, actas, presidentes, interventores, apoderados, juzgados, junta electoral...y un largo etcétera del engranaje. Resultaría tedioso hacer un listado de las piezas que necesitamos para que la democracia pueda extender sus brazos técnicos y darnos la palabra.
Se termina de constituir la mesa en la que participo de interventor: presidenta, 2 vocales, interventores de todos los partidos que presenten sus credenciales y funcionarios de la administración.
Son las 9 y el pistoletazo de salida indica que los electores comienzan a votar. Once horas es suficiente para que cada votante adapte su horario a su circunstancias.
Alejandra es la presidenta de la mesa. He tenido la suerte de coincidir con ella en dos elecciones y la verdad es que, en estas lides, es una todoterreno y un pozo de sabiduría electoral: preguntes lo que preguntes en su cabeza reside la ley electoral de una manera nítida, sencilla, operativa, ágil y resolutiva. Si surge alguna duda en un plis plas queda resuelta.
Me cuenta que siempre se ha presentado voluntaria y ya van 5 veces, la primera vez fue vocal designada por la diosa fortuna.
Para Alejandra la presidencia te reviste de autoridad para hacer que trabajemos como equipo: “Dialogar con la mesa, los electores, los representantes de la administración; también es ejercer como‘directora de orquesta para conseguir la armonía democrática de estas jornadas”. El buen ambiente es una piedra angular, un aire fresco para atenuar 11 horas y alguna más entre el recuento y cierre del colegio.
Me cuenta en un pequeño descanso, mientras tomamos unos frutos secos que se aprende mucho de los apoderados e interventores aunque intento que se mantengan al margen dentro del colegio. La experiencia y el estilo de Alejandra impone su autoridad revestida de una ternura a prueba de bomba.
Me apunta que la burocracia es necesaria para que no haya ni una duda sobre la limpieza del proceso; el orden, el ir rellenando papeles, las firmas, las actas; hay que aprovechar los huecos de la jornada e ir adelantando tiempo.
El momento crucial es la apertura de las urnas. Aquí los interventores y apoderados son los imprescindibles para dar todas las garantías al proceso; sin ellos una sombra de duda invalidaría cualquier garantía de juego limpio.
Alejandra intuye poco conocimiento político en la juventud: “Están en otras historias, en otros menesteres que en nada tienen que ver con la democracia en la polis, la escuela y las instituciones deberían tomar nota de ello”.
¿Anécdotas? Los DNI que se introducen en las urnas. Los electores deberán volver al colegio cuando termine el proceso allá a las tantas.
Mientras escribo la crónica un votante que no constaba en el listado fue a meter el voto en la urna; Alejandra, en un alarde intuitivo y usando la rapidez y unos reflejos impecables pudo hacerse con el voto antes de entrar en la urna. Todos nos quedamos ojipláticos mientras ella no le daba ninguna importancia.
Terminamos la entrevista: “Hay que valorar el esfuerzo de todos, no se trata de derechas e izquierdas, es la libertad, la garantía del Estado deSerecho y la importancia de cada sufragio”.
Comienza el recuento “extra omnes” (fuera todos del colegio o que no quede nadie para comenzar el recuento). Fórmula utilizada cuando los cardenales se encierran en la Capilla Sixtina para elegir nuevo Papa .