Hace no mucho tiempo, semanas apenas, mantener la gestión indirecta de la limpieza pública viaria y la recogida de basuras en Ceuta se consideraba “insostenible”. La falta de satisfacción con el servicio pese a la ingente cantidad de recursos que dedica la Ciudad y la posibilidad de seguir incrementando costes sin resultados parecía haber convencido a los políticos y técnicos más incrédulos del Ejecutivo local sobre la conveniencia de municipalizar, pero el viento ha cambiado.
La Comisión de estudio que ha acordado crear la Asamblea para estudiar la forma más “analizar la forma de gestión más sostenible y eficiente” y “elaborar la memoria justificativa que sirva de soporte a la correspondiente resolución del Pleno” se constituirá este martes, ya que el plan original del Gobierno de Vivas para hacerlo la semana pasada aconsejó esperar.
Sin que aún no haya celebrado su primer encuentro, ya hay quien da por hecho que su veredicto será contrario a que la Ciudad tome también directamente las riendas de la gestión del personal, como ya ha decidido hacer comprando la maquinaria del servicio y construyendo una base municipal para el mismo.
Según el catedrático de Derecho Administrativo José María Gimeno, este tipo de debates “exige alejarse de posturas apriorísticas maximalistas y de maniqueísmos: ni la gestión indirecta en colaboración con el sector privado es siempre más económica o eficiente, ni todos los servicios son más eficientes y sostenibles con gestión directa”.
El beneficio industrial de Trace se eleva actualmente a unos 110.000 euros al mes, cantidad que se ahorraría de manera inmediata la Ciudad, pero los reticentes alegan a falta de más números argumentos que rondan con los prejuicios. El primero que, la gestión pública acostumbra a apretar menos el cinturón que la privada y que, al final, el desbarajuste que promueve o consiente es mayor.
Trace carga actualmente con un absentismo de alrededor del 16%, pero no anima a apoyar la municipalización de la basura que a esa tasa se haya disparado el mismo indicador en el transporte urbano colectivo en autobuses después de que Amgevicesa lo haya asumido.
El devenir del servicio en Málaga, que municipalizó la limpieza pública en 2020, tampoco ayuda, ya que a la Ciudad han llegado comentarios negativos sobre su evolución y “sindicalización”, algo que ya se veía como un lastre del modelo actual con la administración siempre víctima de una pinza en cualquier conflicto laboral.
Además, se recela del efecto “psicológico sobre todo, ya que sus costes ya los paga íntegramente la administración”, que tendría la incorporación de más de 500 trabajadores al capítulo de Personal de la Ciudad y de la dificultad tanto de definir los complementos personales transitorios con los que se garantizaría sus condiciones salariales y laborales actuales como de asumir algunos de ellos, que podrían ser directamente “ilegales” en la administración.
Políticamente Vox, MDyC y Ceuta Ya! parecen convencidos de municipalizar, pero que prospere el cambio de modelo depende de que también se incline por ello el PP, que cada vez parece tener más dudas, o el PSOE, cuyo líder, Juan Gutiérrez, debería renunciar a su acta o a su trabajo en caso de incorporarse junto a sus compañeros a alguna empresa municipal, como se ha barajado.
La alternativa a municipalizar presumiblemente pasaría por un contrato de servicios o gestión que proporcionase el personal al servicio con maquinaria e infraestructuras de titularidad pública.
En el ámbito de los residuos quedan más incógnitas por resolver como qué empresa se quedará con la gestión de la planta de transferencia del monte Hacho que la Ciudad prevé sacar a licitación en breve, así como su sustitución por una planta de reciclaje y reutilización que permita reducir drásticamente el volumen de basuras que se transporta en barco a la península.
Es la misma situación que la empresa de autobuses pagando las consecuencias del despilfarro privado con dinero público.