Todo se paga, nada sale gratis cuando opinas, expones tus puntos de vista o levantas las alfombras para ver toda la mierda que acumulamos cuando no queremos limpiar.
La libertad, el publicar noticias, el señalar que algo está pasando, el alertar a la sociedad sobre esos asuntos en los que no queremos ver para no complicarnos la vida, para no levantar la liebre y optar por un silencio cómplice que te protege en el anonimato colectivo.
Escribir en prensa no es gratuito, fotografiar lo que ves sin miedo a ganarte enemigos y convertirte en bulto sospechoso del sistema.
Mi madre ha estado diciéndome 59 años, porque lo sigue haciendo, que permanezca callado, que no hable, que no me identifique, que no diga" esta boca es mía". Mi madre tiene 86 años y mi abuelo tendría ahora 123. Parece que las cosas cambian pero existe algo, un hilo irrompible fortalecido por la historia que no termina de soltar lastre. Mi abuelo se escondió para que no lo mataran en la guerra del 36 e inculcó a mi madre esa angustia de ser descubierto en cualquier momento.
Ahora ya estamos en el 2023. Las leyes reconocen y garantizan muchas libertades, derechos y garantías para que la censura, la amenaza y la coacción no encarcelen esa libertad de contar cosas haciéndote responsable de ellas.
Leo a Carmen Echarri en El Faro y me pregunto sobre su labor como periodista, los riesgos por los que tendrá que pasar al no tener satisfechos a todo el mundo cuando habla de temas peliagudos y comprometidos para la ciudad.
Llevo colaborando con El Faro mucho tiempo, no he tenido ninguna objeción a la hora de publicar cualquier opinión, análisis o crítica sobre cualquier tema. Mi agradecimiento impagable por darme esta oportunidad.
Hoy, una compañera de la Dirección Provincial, muy enfadada, me comentó que había sentado fatal el artículo sobre las nóminas que no se pudieron pagar este mes. en el artículo " Quién se ha llevado mi nómina". Fue un error del Ministerio de Educación en Madrid (50 afectados).
Interpretó que decía que la Dirección Provincial había estado 6 meses sin pagar. No dije eso porque nunca ha pasado.
Digo que la Administración del Estado tiene un plazo de 6 meses para pagar.
Indignada me dijo que “querían poner una reclamación” o “solicitar una rectificación”.
Está en todo su derecho, ya faltaría. Yo seguiré escribiendo con libertad y con respeto. Como siempre lo hago.
Pensé en mi compañera, que le deben 8 nóminas de una empresa contratada por el Ayuntamiento. (HÉRCULES). De ello he escrito ríos de tinta.
Sé que responsabilizamos y ponemos nombre pero también sé que unos y otros solapan los problemas lavándose las manos o echando balones fuera.
Conté el incidente otra Compañera y amiga comprometida con la enseñanza hasta la médula y me comentó que “el negociado de nóminas está haciendo un trabajo excelente y que este error depende de Madrid”. Esta fue mi respuesta:
Respecto al artículo, ¿QUIÉN SE HA LLEVADO MI NÓMINA?, Releído varias veces creo no haber contado nada que falte a la verdad o sea ofensivo para nadie.
Mi compi estuvo meses sin cobrar la nómina de una empresa que trabajaba para el Ayuntamiento, una trabajadora de la biblioteca amenazó con quemarse a lo bonzo.
Cuando escribo algo de la gestión de Pedro Sánchez el partido me saca las uñas, cuando escribo sobre Gaza muchos compis me dicen que defiendo al terrorismo, cuando hablo de los sindicatos me acusan de defender a unos golfos, cuando hablo de los precios, ayer en el Super me dijeron que me podía ir a otro sitio a comprar. Hablé de los maestros con destino en los institutos sobre la prioridad a la hora de elegir horario en el Departamento, una compañera dejó de hablarme. El día que comenté lo que pasa en la plaza de Pepe Remigio algún lector se indigna como si le faltara el respeto a Pepe Remigio.
Hablo del Parque de perros, los responsables ponen el grito en el cielo. Si digo que la gente se resbala en Ceuta por las losetas lo mismo la empresa me tira una a la cabeza. Hablé del abandono del Parque de Santa Catalina y recibí el enfado monumental de ceutíes porque interpretaron un ataque a Ceuta. Cuando hablo de los taxis especiales para personas con movilidad reducida se revoluciona el gremio llamando a la redacción.
O dejo de escribir o me matarán a palos.
Prefiero lo segundo.
Sé que Carmen Echarri y su equipo no me pondrán a los pies de los caballos.
Pienso en lo caro que sale ser libre y entiendo a los que quieren callar para siempre.