PP y Caballas se enfrentan porque el final de Ramadán sea o no festivo

No era lo esperado, pero al final el punto relativo a la aprobación del calendario laboral 2012 terminó provocando un agrio enfrentamiento entre los partidos y convirtiéndose en el centro de la polémica. La convivencia, la multiculturalidad y, aunque sin citarlo, el tema del manido racismo ocuparon sus papeles en un escenario en el que los populares y los de Caballas se enfrentaron mientras el PSOE jugaba el papel de pacificador.

El ‘combate dialéctico-ideológico’ lo comenzó el concejal Aróstegui. ¿Por qué no es festivo la fiesta del final del Ramadán?, se preguntó, para dar paso a toda una exposición sobre las culturas, el respeto y la intransigencia, con el objetivo de que esa fiesta fuera incluida como tal en el calendario en vez del día de la Asunción que el próximo año caerá en domingo. La propuesta no salió adelante y el calendario correspondiente a 2012 será idéntico al de este año con los festivos de Año Nuevo, día de Reyes, Jueves y Viernes Santo, el uno de mayo, San Antonio, la Virgen de África, el 15 de agosto, la Pascua del Sacrificio, el día de la Hispanidad, el de Todos los Santos, el 6, 8 de diciembre y Navidad.
Aróstegui lamentó que dicho calendario no estuviera “adaptado a la realidad” ya que, dijo, el día del final de Ramadán “Ceuta se para” y se preguntó “¿qué puede mover a que algo tan obvio y evidente no pueda pasar?”, recalcando que algo “inquietante” sucede para que no se dé el visto bueno a la inclusión de ese día como fiesta.
Y fue en este punto donde se lió la marimorena. El concejal de Caballas sacó su ya conocido discurso con el fin de suscitar tensión, enojo y nervios en la bancada popular. Ante un Márquez enojado, Aróstegui comenzó publicitar sus pensamientos. Primero, llamó a la conciencia de los presentes advirtiéndoles de la obligación del Pleno de “hacer pedagogía social” para contribuir a “construir la Ceuta del futuro”. “La tolerancia”, dijo, “no puede ser sólo protocolo. Ha de ser un compromiso de compartir espacios afectivos. Quien piense que convertir en festivo el final del Ramadán es una concesión tiene una actitud indigna”, añadió, instando al PP a adoptar un compromiso respaldando su propuesta aunque vaya “en contra de la intransigencia y los votos” existentes en un sector del partido.
Segundo, aludió a la eterna historia de la convivencia que tildó de “falsa” y lamentó la existencia de “argumentos falaces” y de “coartadas” para no apoyar la existencia de esta festividad.
Francisco Márquez, molesto por la intervención del concejal, le recordó que ningún partido partido puede “patrimonializar determinados valores”, acusando directamente a Caballas de querer hacer suyo el de la convivencia o la integración. ¿Por qué no apoyó el PP la propuesta de la coalición? Para no “herir sensibilidades”, aclaró Márquez, que recomendó a Aróstegui no hacer de este debate “un motivo de crispación” que puede provocar “grietas en la convivencia”. “No hay que imponer”, añadió, instando al principal partido en la oposición a no introducir “elementos de crispación”.
Por cierto que le recordó al concejal que durante su periodo en política activa no había propuesto iniciativa alguna para modificar el calendario laboral que ahora, años después, propone.

Y Carracao, en mitad del fuego dialéctico, se saca de la manga un nuevo festivo

En mitad del enfrentamiento personalizado entre Aróstegui y Márquez apareció la figura del socialista José Antonio Carracao que vino a aportar una nueva idea: la de crear el llamado día de las culturas. Después de recordarle a Aróstegui que en temas de este tipo hay que ser “más prudente y sensible”, presentó su propuesta: utilizar un día de los festivos para que vaya siendo utilizado, cada año, por las distintas culturas. Así, el llamado día de las culturas sería un año para elección de los musulmanes, otro de los cristianos, otro de los hebreos y otro de los hindúes. Se trataría de aprovechar la fiesta que caiga en domingo para trasladarla a otro día elegido por las culturas, lo que supondría un reconocimiento a todas y no sólo a una de ellas, ya que, insistió Carracao, no se puede apoyar a “los grupos de poder” sino que hay que también “defender a las minorías”. El Gobierno ha instado a Carracao a tratar este asunto en una comisión informativa para estudiar si aprobarlo o no en el calendario de 2013.