Al
PP de Ceuta se le han desvanecido las dudas que le habían surgido como un sarpullido con el
PSOE durante la campaña de las municipales y las jornadas posteriores a las
elecciones en las que el resultado de las urnas le abrió las puertas de cambiar de pareja estable en minoría sin tragar el sapo de la ultraderecha. La alternativa localista ha quedado en un (amago de) romance de verano. Populares y socialistas han sacado adelante
este jueves la primera modificación del Presupuesto de este ejercicio de la Ciudad, su primera gran foto juntos pública, pero también van de la mano en foros con menos foco y negocian un pacto estable de gobierno para toda la legislatura. Los afectos se han recolocado en menos de dos meses. Si PP y PSOE llegaron al 28 de mayo, al menos los segundos, convencidos de que ganara quien ganase contaría con el otro, Vivas salió de los comicios más partidario de negociar con MDyC y Ceuta Ya! cómo gobernar hasta 2027. Con el nuevo PSOE, ‘nunca máis’. Tal postura le generó una ola de reproches y advertencias, sobre todo de los ‘poderes fácticos’, por plantearse siquiera acercarse a “comunistas” e “islamistas”. Se movieron los empresarios más potentados, pero también los socialistas embajadores de las altas instancias del Estado de Sánchez, que excusaron los encontronazos más histriónicos de la campaña local y pusieron la media docena de diputados autonómicos socialistas a disposición de Vivas para reeditar sin ‘experimentos’ lo que se puede vender fácil como “responsable” pacto de Estado en territorio hostil. La tensión por el coqueteo del PP con los localistas, incluso con sillones (rechazados) de por medio, llegó a tal punto que se acordó una tregua táctica hasta conocer el resultado de las generales. Se instó a los localistas a no posicionarse ante el 23J, cuando se decidiría en qué manos quedaba el Ejecutivo de la Nación, taaaaan trascendente para Ceuta a todos los niveles. Cumplieron. Con su neutralidad aquí ganó el PP y a escala estatal el PSOE salió renovado virtual inquilino de La Moncloa. Además, el veredicto electoral diluyó la posibilidad (desmentida y remota) de que Feijóo instase a Vivas a entenderse con el Vox de Ceuta, ahora mucho más manso, si Abascal era imprescindible para mandar. Tras las votaciones ha amanecido el mismo viejo nuevo panorama. El miércoles, en Juntas Generales, el PSOE apoyó todas las propuestas del PP (cuentas y constitución de nuevos Consejos) con la abstención de MDyC y Ceuta Ya! y el no de Vox. No es baladí. En el sector público periférico se vieron las grietas incipientes del primer romance de populares y socialistas a finales de 2019 y
el divorcio de los de Vivas y la ultraderecha un año después. Según fuentes de Daoiz, no hay compromiso formal: “Aprobamos lo que también hicimos en los Consejos de Administración en su día”.
Servicios Urbanos, Sanidad, Cultura...
No hay alianza. Todavía. El PP y el PSOE confirmaron después que los contactos para sacar adelante la primera modificación del
Presupuesto de la Ciudad de 2023, que iría a
Pleno este jueves, estaban activos. Fructificaron, como se ha podido ver en la Asamblea. También en los Consejos de Administración los socialistas han secundado cada propuesta de Presidencia de los de Vivas con la abstención de MDyC y Vox y el voto en contra de Ceuta Ya!. ¿Y más allá? También, aunque la pareja es discreta. “No hay nada claro”, dicen en un partido. “Hablando con todos”, alegan en el otro. Indicios: Ceuta Ya! Había planteado incluir en las nuevas cuentas una partida de 400.000 euros (nimia en un global de casi 50 millones de euros de movimientos) para complementar las pensiones no contributivas. La respuesta fue nones y largas. El PSOE siempre ha tenido claro, más tras la decepción del 28M, que no seguiría de ‘pagafantas’, demonizado por sostén del PP desde el resto de la oposición y sin capacidad para ‘vender’ éxitos como propios. Si hubiera otro acuerdo, asumió, sería de gobierno, con reparto de carteras y gestión. En eso se trabaja ahora con conocidos intermediarios, abogados y pseudoempresarios, de por medio. Sobre la mesa, áreas como Servicios Urbanos, Sanidad o Cultura para los socialistas. Y acuerdos siempre postergados como los subir las retribuciones de los miembros del Ejecutivo, que palidecen al lado de los de los directores generales o gerentes de sociedades municipales, que multiplican a los primeros. La política viene y va. Como las olas. Hay muchas versiones no oficiales sobre por qué el PP ha cambiado de socio prioritario para esta legislatura:
“Los localistas pedían mucho”, “Génova ha llamado”… La votación de este jueves solo ha sido el primer paso de una senda de cuatro años de gran excepción caballa, mucho más allá del acuerdo de mínimos con el PSOE nacional con el que fabula Feijóo, aunque entre 2019 y 2023 el tablero cambió radicalmente dos veces de dirección y compañía.