La Autoridad Portuaria trabaja con el objetivo de que en los próximos años se consiga multiplicar por tres el número de cruceros que actualmente hacen escala cada año en nuestra ciudad. Si se cumplen sus previsiones, sería medio centenar los barcos de este tipo los que harían un alto en Ceuta cada temporada.
En siete y ocho años, el plazo que se marca la Autoridad Portuaria, veremos si su pronóstico es acertado o no. Sin embargo, lo realmente importante no es la cifra de cruceros que finalmente hagan escala en Ceuta. El aspecto que tendremos que valorar es si en ese tiempo nuestra ciudad se ha evolucionado como se espera para convertirse en un punto de interés turístico, entendido como tal que sea un lugar con suficiente oferta cultural, patrimonio histórico puesto en valor y atractivo para unos visitantes que buscan algo más consistente que el saturado mercado de sol y playa.
Ceuta, al margen de que sus residentes sepamos valorarlo como merece, es heredera de un tesoro cultural e histórico del que solo pueden presumir los asentamientos humanos con siglos de historia. Se trata de un rico pasado sobre el que, paradójicamente, nuestra ciudad puede asentar en parte su futuro y prosperidad económica. Otros puntos en los que hacen escala los cruceros carecen de esta riqueza cultural, no cuentan con un patrimonio tangible sobre el que respaldar siglos de historia.
No es un defecto típicamente ceutí no saber valorar en toda su dimensión sus tesoros culturales. Por desgracia es un pecado que se repite en demasiadas poblaciones de nuestro país. Sin embargo, Ceuta ha tenido la suerte de recibir un turismo que sí somos capaces de prestar atención a lo que dice y demanda, quizá pueda abrirnos los ojos. Es el mismo camino que comenzaron a recorrer hace años otras poblaciones de la península como Málaga o Cartagena. Ambas ciudades, sitiadas por el fuerte turismo de sol y playa de localidades limítrofes, han encontrado en la cultura y los vestigios históricos una puerta para entrar y hacerse un hueco en el mercado turístico. Es un camino similar al que puede emprender Ceuta si se convence del valor y de las posibilidades de su patrimonio.