Ya se sabe que el progreso es hermoso, eficaz, eficiente, positivo en suma maravilloso, es decir algo que se anhela; se sueña con progresar, o estar en el camino de alcanzar o al menos esperar lo menos posible para su gozo. Por ello la izquierda se autoproclama "progresista" y lógicamente hará si llega al poder con un gobierno de "progreso", políticas "progresistas".
A esta zurda no se le cae ni en verbos, adverbios, adjetivos o subjuntivos la palabra "progreso". En realidad significa que van a gastar mucho más de lo que los que vienen detrás han gastado, si es que pueden. Porque lo fácil es gastar, es lo ilusionante, transferencias por doquier, inversión pública sin freno, indemnizaciones elevadas, y todo esto se predica de manos del gobierno del cambio, comunismo puro (100 millones de muertos) y de las alcaldías del cambio, las peores desde el Alcalde de Móstoles ("Españoles la patria está en peligro"). Paradójicamente a esta política del incremento del gasto se acaba de sumar el gobierno del PP, ya que el ministro de Asuntos Exteriores en f. un tal Margallo (un ignorante en todas las asignaturas) ha señalado, en su proverbial lenguaje diplomático, que "nos hemos pasado cuatro pueblos con la austeridad" por lo que se acabó la política de la austeridad, espero, como siempre, que sea una de sus lindezas. Quiero decir si Bruselas, una vez más lo permite. Porque el mal denominado "progreso" se topa con dos grandes problemas: el déficit, que genera más deuda pública y la reforma laboral, piedra "Rosetta" para la disminución del desempleo, que durante la crisis pasó del 7,9% de la población activa en 2007 al 26,9 % en 2013.
En cuanto al déficit, España está a punto de ser multada por incumplimiento persistente en el objetivo de déficit pactado con la UE, a pesar de la cuasi permanente protección de la UE y de que esta protección se preveía llegara hasta las próximas elecciones. A pesar de ir aplazando año tras año los objetivos anuales principalmente por los elevados déficits de la Seguridad Social y las CC.AA, el ansiado 2,8% del PIB para 2016 no se logrará (ya se estima en un 5,8 %). Y no se logrará porque las previsiones de crecimiento disminuyen, lo que se traduce en una disminución de los ingresos fiscales y porque el gasto ha ido aumentando de una manera escandalosa sin que el Registrador haya hecho nada por evitarlo (550.000 m.e incremento de deuda pública), a pesar de las múltiples recomendaciones enviadas desde Bruselas, así desembocamos en el déficit total del 5,18 % del PIB en 2015 (por ahora) con un desvío superior a los 8.000 millones de euros. Así el amigo Montoro (tócala otra vez), aplaza los objetivos de déficit que deben cumplir las CC.AA y los aumenta del 0,3% al 0,7% y solo reduce los de la Seguridad Social desde el 1, 3% al 1,1% que ya veremos si lo cumple vía presupuestos o vía cotizaciones. La UE y España rebajan las previsiones de crecimiento y el Registrador alega que la multa por incumplimiento del déficit (2.000 millones es decir el 0.2 % del PIB) "sería perjudicial para la economía española "(como se ve argumento de peso). Pero si no hay multa, se supone que habrá un endurecimiento en el cumplimiento de los compromisos adquiridos bien en el cumplimiento del déficit, muy difícil en un año electoral y con los políticos actuales o mediante las reformas necesarias, entre ellas la reforma laboral, el otro tope del progresismo. Ni una sola palabra sobre la reducción del gasto público, de la reforma de las Administraciones para evitar duplicidades, de la supresión de empresas del sector público.
Está claro que la actual cifra de desempleo del 21 %, de la población activa es insoportable aunque exista una gran parte de economía sumergida .La reducción del 26,9% al 21% (Francia el 10,6% en 2015 como tasa máxima y Reino Unido el 13,7% ) se ha logrado en parte por la tímida reforma laboral. Ya está claro que hace falta un cambio de modelo y no la simple derogación de la ley actual, como piden sindicatos y la ignara izquierda.
La ecuación cotizaciones sociales (ingresos) versus prestaciones por desempleo-pensiones (gastos), tiene muchas variables. Que las cotizaciones sociales deben disminuir es indudable. La disminución de la presión fiscal sobre el empleo debe ser una de las políticas activas. No se puede seguir presionando al empresario y al trabajador con tales cargas, que por otra parte supone un freno a la contratación. Esta disminución de ingresos ¿cómo debería compensarse? Cualquiera de las respuestas tiene sus pros y contras. Reduciendo las prestaciones (disminución del gasto social) o aumentando los ingresos por otra vía, por ejemplo por un aumento del tipo en los impuestos indirectos, fundamentalmente el IVA, lo que haría recaer el peso en toda la población, empresarios, empleados, desempleados, y pensionistas. Si la opción, dentro de los impuestos indirectos son los impuestos especiales, el universo se reduce, pero no deja de ser eficaz. Lo que no puede hacerse en modo alguno es compensarlo vía presupuestos de gastos por el incremento del déficit. A no ser que sea una transferencia crediticia de unos conceptos a otros sin incremento del gasto.
Los tipos de contratos deben reducirse. Estoy en contra del contrato único dada la estructura de la economía española basada fundamentalmente en el sector terciario principalmente el turismo. Por ello la transitoriedad del empleo en ese sector debe ser tenida en cuenta. Un contrato indefinido y otro temporal deberían ser suficientes, siendo el contrato de formación una modalidad del temporal.
La negociación de los contratos deben ajustarse a las características de la empresa no a las que fijen los sindicatos para el sector. Esto le quita poder a los sindicatos mayoritarios, pero es imprescindible para la viabilidad de la empresa.
Por la parte del trabajador las políticas deben ir dirigidas a que el trabajador desempleado se preocupe en la búsqueda de trabajo y no a que se lo encuentren y si se lo encuentran a que no lo rechace.
Las variables de la protección al empleo serían: la percepción de la prestación por desempleo, que no debe ser larga para cumplir con la premisa anterior, el importe se considera dentro de la media de la UE pero la duración es excesiva ( dos años y debería ser de 12 meses) por lo que se considera el sistema mixto de indemnización por despido dentro de una cuenta de ahorro individual (la denominada mochila austriaca) nutrida por aportaciones periódicas del empresario y una indemnización creciente según la antigüedad; el alargamiento de la vida activa; la compatibilización de la pensión de jubilación con la vida laboral sin pago de cotizaciones; las acciones formativas no deben estar bajo el control de los sindicatos y deben ser evaluadas por órganos independientes que ayuden al pagador de la formación.
Ni el déficit ni la reforma laboral deben reposar un día más en incrementos presupuestarios. El déficit debe reducir su peso apoyándose en la reforma profunda de las Administraciones y la reforma laboral, dentro de las variables señaladas en la transferencia de créditos y no en el aumento de la presión fiscal.
Las políticas de "progreso" conducen directamente al cambio. Ya se sabe que cambio, euros por dracmas griegos. Es decir a la salida de Grecia de la UE más pronto que tarde a pesar de tener ya tres rescates a la espalda y esto más tarde, nos señalaría la nuestra.
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