Todos deberíamos pasar por todos los sitios, por las mismas situaciones, por las mismas circunstancias. Todos tendríamos que ser los otros, los que vemos lejanos, los que admiramos y odiamos, los que no comprendemos o no justificamos.
Si cada uno se pone en el lugar de cada cual, el cada cual sería tratado como nos gustaría ser tratados, comprendidos como desearíamos que nos comprendieran y ser respetados bajo el paraguas de la empatía. Así entenderíamos la filosofía de estos CAÑONAZOS que oímos a las 12 y reflexionaríanos cada vez que suenan para abrirnos la conciencia.
Si has ido a la guerra, sabrás del miedo, de la muerte, de la destrucción que anida a a cada paso, y la huida nada más con lo puesto.
Si buscas en la basura, mirarás el rostro de los que no tienen certidumbre cotidiana de lo que pasará mañana en otro contenedor tal vez quemado por el vandalismo.
Si fueras profesor verás desde la piel de los chicos que no ven el futuro, de los que se ponen una capa para desaparecer en todas las clase porque sienten el aula desde la impotencia de la frustración.
Si fueras camarero sudarás el cansancio después de las 15 horas de un horario clandestino que unvisibilizará cualquier derecho.
Si alguna vez enfermas y te ingresan en un hospital , bucearás en el mar convulso de la ansiedad por la espera de un diagnóstico y las horas eternas de la noche de insomnio.
Si alguna vez eres madre, habitarás la espera cuando no suena el timbre o no hay noticias del hijo que no ha regresado.
Si fueras periodista, te harás cargo de lo que supone estar en la calle buscando una noticia escondida y arriesgada de contar.
Si quedas ciego protestarás por las barreras arquitectónicas, esquivaras los excrementos los boquetes, los coches mal aparcados por los padres que justifican aparcar donde les de la gana para recoger a a los niños a la salida de la escuela.
Si eres maltratada y te visita el terror hablarás de la violencia de género con otro tono.
Si vas al psiquiatra, no pensarás que la depresión y la angustia es solamente un cuento chino de enfermedades imaginarias
Si fueras trabajador de la empresa " Hércules", justificarás el salir a la calle y ponerte debajo de una pancarta porque no has cobrado en tres meses y no puedes acudir al sindicato para no ser señalado.
Si te has escondido en el armario, sentirás lo que es sobrevivir en un zulo, en la mazmorra, en la cárcel para evitar la comidilla que ata la posobilidad de manifestar tus emociones.
Si saltas la frontera por cualquier motivo, te escandalizarás con las políticas de Vox que no puede entender que no eres un delincuente que pone en jaque a la seguridad de un país.
Si no eres elegido en una oposición por el amiguismo, apreciarás el significado de la corrupción sin el más mínimo derecho a denunciar porque no hay pruebas.
Si eres drogodependiente, bajarás a los antros de las mafias para conseguir las dosis, casi siempre adulteradas.
Si mueres por tus ideas , llegarás a valorar la libertad y lo que cuesta mantenerla a flote.
Si tropiezas con el triunfo y llega la derrota, paladearás el instante de lo efímero del éxito.
Si te resbalas por el pueblo y te rompes la crisma, te darán ganas de agarrar al concejal de turno por el cuello y no te quedará más remedio que esperar sentado s que el ayuntamiento cambie el suelo de las calles.
Si eres acusado por algo que no has hecho te tocará ser el inquilino del infierno hasta que no demuestres tu inocencia.
Si te liberas en un sindicato por cambiar el mundo laboral , no se te pasará por la imaginación que los sindicalistas son unos vividores se tocas los cojones mientras eres explotado y te tapan la boca..
Si bajas a una mina y cada dos por tres el grisú te ahoga, te harás cargo de los riesgos laborales de los mineros y te solidarizarás con el lema “En la mina no se queda nadie”.
Si lees este CAÑONAZO y se te saltan las lágrimas, leerás al Kant y llegarás a la conclusión que las personas somos fines en si mismo y no meros medios cosificados.