Posiblemente alguna vez les hayan cortado la parrafada para señalarles que lo que estaban diciendo o haciendo no era políticamente correcto. Porque ahora hay muchas palabras y muchos hechos que son políticamente incorrectos, por ejemplo, el ceder el paso a una mujer, ya que es símbolo de machismo y significa una superioridad del sexo, una superioridad hetero patriarcal que en la doctrina de lo políticamente correcto no se puede permitir. Y qué me dicen de dejar el asiento a un anciano, es decirle que ya es mayor y que le espera la eutanasia a la vuelta de la esquina por lo que se considera igualmente políticamente incorrecto, al anciano, anda y que le den y de dejarle el asiento nada de nada. Y qué les parece llevar corbata sin tener que ir necesariamente a una boda. Pero hombre como se te ha ocurrido, le dirán, no vas como el resto, es que no ves a los parlamentarios ya con sus camisetas, es que te cuesta admitir el progreso. Vean si no si usted llama “gordo“ a algún colega o amigo, la sociedad que estigmatiza a quien lo dice, por otro lado parece rechazar a los que dice respetar, fomentando la obsesión por el cuerpo, por la belleza, el culto a la cirugía estética, desfiles de moda que exaltan la delgadez extrema, con aumento de los casos de anorexia, de todo menos aceptar a las personas en su condición: sean flacas, gordas, o atléticas. De hecho, lo políticamente correcto es una vez más una política de dirección de masas. Y lo grave es que nos auto limitamos en nuestros actos, nuestras palabras, en fin, en nuestra vida y lo que puede parecer un simple problema de conducta, poco a poco, te va dirigiendo. Y yo, lo siento mucho, me declaro políticamente incorrecto al defender mis ideas desde el respeto y la tolerancia, independientemente de lo que opine la mayoría, pero asumiendo que también me puedo equivocar. Yo cederé el paso a una mujer, el asiento a un anciano y me pondré la corbata, que siempre he llevado en mi trabajo, cuando me de la real gana o simplemente me sienta más favorecido, que uno también tiene su corazoncito, y si encuentro a un amigo o compañero más gordo de lo normal, espero no contenerme.
Atravesando algo más los umbrales de lo políticamente correcto, las teorías se agolpan, unas señalan que lo políticamente correcto se utiliza para describir el lenguaje, las políticas o las medidas destinadas a evitar ofender o poner en desventaja a personas de grupos particulares de la sociedad. Otras señalan que una persona que actúa de manera políticamente correcta es aquella que toma en cuenta los valores de todos los grupos humanos y evita cualquier posible discriminación u ofensa hacia ellos por motivos de sexo, preferencias sexuales, ideología política, religión, raza. Pero estas declaraciones benéficas no son sino un gran trampantojo que encierran , de nuevo, unas políticas rígidas destinadas al manejo de la sociedad que proclaman el consabido “No te preocupes, nosotros ya pensamos por ti”, postulado que trata de transformar a un ciudadano crítico en un esclavo correcto.
Lo políticamente correcto incluye el lenguaje inclusivo, que detesto profundamente. Creo que la gramática de la lengua española con sus herramientas correspondientes, la morfología, la sintaxis, la semántica, la ortografía y la puntuación tiene en su seno las expresiones necesarias y más que suficientes para poder describir y llegar al conocimiento de todo lo existente, sean personas , animales o cosas. La corrección política , sin embargo, hace un uso hasta la extenuación de ese lenguaje inclusivo y considero a quien lo utiliza, en general los políticos, de tal ignorancia, que me debo poner rojo de vergüenza, cada vez que lo oigo o lo leo. Aunque se acepte en cuanto permite incorporar a determinados colectivos minoritarios, y que nace con el intento legítimo de corregir un abuso histórico a determinados colectivos que sufrían desprecios muy arraigados y manifestados en el lenguaje, no considero que sea necesario despreciar el lenguaje sino respetar a los minoritarios, utilizando las herramientas lingüísticas disponibles.
Por otro lado, debe evitarse la presentación que se hace de lo políticamente correcto con argumentos inocentes y de fácil asimilación. Su supuesta inocencia y la facilidad de asimilación deben ser contrarrestado con fundamentos, en caso contrario surgiría otro de los peligros en que puede caer lo políticamente correcto: La limitación de la libertad de expresión y conciencia, además de la de información. Bajo el escrutinio que hace lo políticamente correcto de quienes son los buenos y quienes los malos. acaba por convertirse en elemento discriminatorio, determinando a quien se debe fomentar, elevar y a quien silenciar, cuando no desterrar.
Por ello no es de extrañar que ya hayan surgido movimientos sociales en pro de lo políticamente incorrecto, que se oponen frontalmente a la dictadura de lo políticamente correcto, y que no se someten al dogma de la corrección política, cuyo objetivo es controlar la sociedad a través de la política, los medios de comunicación, la cultura y el lenguaje Y esta oposición la realizan desde el necesario conocimiento histórico y actual, al considerar que para formarse un pensamiento propio es imprescindible investigar, informarse, conocer, valorar, comparar, procesar, decidir qué es relevante, ir a las fuentes, en resumen: creyendo que hay que aprender y conocer para transformar o disentir. Estos movimientos que abanderan lo políticamente incorrecto, consideran que la sociedad está sufriendo una transformación significativa, al estar emergiendo diferentes tendencias totalitarias que cada vez ocupan un mayor espacio en nuestro día a día en contra del pensamiento crítico, la opinión propia y el disenso, requisitos indispensables en democracia, que son atacados sistemáticamente por aquellos grupos que deberían protegerlos. Bajo este contexto, es necesario defender: la libertad frente al totalitarismo; la libertad de expresión frente a la censura; la igualdad ante la ley frente a la discriminación; el pensamiento crítico frente al pensamiento único y la manipulación: la heterodoxia frente al dogma; el valor de los hechos frente al de los sentimientos; la responsabilidad individual frente al victimismo: al individuo frente al Estado; el patriotismo frente al nacionalismo; el poder del ciudadano frente a la casta política y mediática; las ideas frente a las ideologías; y la realidad frente a la demagogia. En fin, se puede definir el concepto de lo políticamente incorrecto como la defensa de diferentes valores que la corrección política señala y estigmatiza.
Por lo tanto yo, que me considero políticamente incorrecto, defiendo la política económica de mercado que es donde se lidian las ofertas y las demandas, considero que los empresarios crean la riqueza y no el Estado que debe tener el menor tamaño posible, y ayudar en lo posible al implantar políticas que atraigan la inversión y ayuden fiscalmente al empresario, el mayor productor de empleo, sostengo que la política energética basada fundamentalmente en la energía nuclear es la más eficiente , y estoy en contra de las renovables que dependen del sol y el viento, aun cuando pueden ser complementarias en algunos lugares; defiendo que el cambio climático no está producido por la mano del hombre, pero sí que se puede prever y elaborar y llevar a cabo los planes nacionales necesarios como un plan hidrológico nacional ; o que hay que sancionar la emigración ilegal y elegir a los que deseamos que estén con nosotros para no llenar las puertas de los supermercados de personas sin esperanza. Por supuesto estoy en contra del progreso si este se llama coche eléctrico que necesita 150mwh para cargarlo, el consumo medio de nueve hogares , así mismo estoy en contra del actual sistema judicial con el señor Conde Pumpido a la cabeza, por razones obvias tendentes al servilismo; como soy tremendamente contrario a remover a los difuntos de sus tumbas, por dignidad. Por si fuera poco no comparto la asunción de competencias que actualmente enriquecen a las CC.AA en detrimento del Estado y que impiden la realización de los grandes y necesarios planes nacionales, entre ellos el plan educativo para una misma enseñanza en español , a semejanza de lo que ocurre en la vecina Francia con su idioma, de la misma manera que las CCAA con otra lengua oficial, han desterrado el español de su lenguaje administrativo, sustituyéndolo provincianamente por la de menor arraigo pero políticamente más rentable para sus ciudadanos , transformando un medio de comunicación en una barrera que impide el trabajo a muchos profesionales de gran valía, externos a esas Comunidades, cuando todos hablan la lengua común universal, el español.
Desde el punto de vista político, mi rebeldía se centra en los dos partidos que han gobernado en España desde la Transición, sin tener en cuenta a los separatistas y comunistas, que en mi opinión , y continuo con lo políticamente incorrecto aunque esta vez creo que es de lo más razonable , deberían ser expulsados de las Cortes españolas, simplemente por sentido común. Contra el PSOE, porque desde su nacimiento no ha sido capaz de modelar una España moderna al haber primado en sus huestes, más la idea revolucionaria para alcanzar el poder y una vez alcanzado, corromperse hasta el tuétano. En cuanto al PP, por haber seguido la senda del PSOE sin poner en práctica las ideas que pregonaba cuando estaba en la oposición y haber cedido mayor número de competencias a la Generalidad catalana, entre ellas la de educación, comienzo de nuestro actual declive. Seguiría con la defensa de la financiación de partidos y sindicatos exclusivamente con las cuotas de sus afiliados, pero ya no tengo espacio para más. Parece que lo políticamente incorrecto es pensar y actuar en contra de lo que opinan los políticos que nos enseñan que todo disparate es posible y toda aberración puede aceptarse.
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