Categorías: Tribunales y justicia

Policías en el banquillo

Cuatro agentes de la Policía Local se sentaron ayer en el banquillo de los acusados, por estar imputados en un delito de lesiones al que, inicialmente, se le añadió la agravante de abuso de superioridad. Todo ello por unos hechos ocurridos en noviembre de 2005 en las inmediaciones de la rotonda del Morro, en donde fue detenido Abselam Mohamed Mohamed, cuñado del difunto Mustafa Mizzian, después de que se diera a la fuga de un control policial a la una de la madrugada. Tanto el Ministerio Fiscal como la Acusación Particular entienden que los agentes se extralimitaron en sus funciones, provocando unas lesiones en el denunciante de las que tardó en curar 188 días. Ayer no se pudo contar con la testifical de Abselam, ya que éste falleció en 2008, según su familia tras hundirse psicológicamente por las lesiones sufridas y sin que nunca pudiera superar este episodio.
Pues bien, ayer llegó el momento de hacer justicia. Siete años después, pero llegó ese día. La pregunta clave que se trataba de responder no era otra que saber si existió, tras aquella detención, alguna actuación policial no ajustada a los cánones legales. Ministerio Fiscal y Acusación Particular entienden que esa detención no fue del todo correcta. Antes del inicio de la vista judicial celebrada mañana y tarde en la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta, ambos se habían unido en la petición de 4 años de cárcel para cada uno de los cuatro policías. Pues bien, al término de la vista judicial, en torno a las ocho de la tarde, variaron sus calificaciones. El Ministerio Fiscal lo hizo sensiblemente, solicitando 3 años de prisión por un delito de lesiones y retirando la agravante de abuso de superioridad y descartando que los agentes hicieran uso de porras en la detención. La Acusación Particular, representada por el abogado Lorenzo Linares, propuso una rebaja mucho mayor, siguiendo instrucciones de la familia Mizzian, y solicitando así para dos de los policías (N.C.V. y J.G.M, que eran de la UIR) una pena de un año y 10 meses de prisión al entender que fueron quienes golpearon al detenido, mientras que para los otros dos agentes (J.S.V. y E.V.D., que eran de Seguridad Ciudadana) una pena de 1 año y 9 meses al haber presenciado los hechos sin actuar. Entiende que son culpables de un delito de lesiones (bien materiales o bien como cooperadores necesarios) con el agravante de que son agentes de la autoridad, reclamando además una indemnización de 18.000 euros para la viuda del detenido.
Por su parte los abogados defensores de los agentes, Jorge Martín Amaya y Nestor García León, reclamaron ante el tribunal de la Sección VI la inocencia de sus patrocinados moviéndose en torno a un eje clave: no hay pruebas de cargo suficientes como para incriminarles.
Los cuatro imputados negaron, en sus declaraciones, tener relación alguna con los hechos de los que se les acusa. Han tardado siete años en poder declarar sobre un asunto que superó las líneas básicas de cualquier suceso, ya que la detención de Abselam Mohamed terminó  dando lugar, por aquel 2005, a todo un debate político en el que llegó a cuestionarse hasta la viabilidad de la UIR. UDCE y PDSC, que estaban unidos, llegaron a solicitar en Pleno su disolución.
Los primeros en declarar fueron los agentes J.S.V. y E.V.D, defendidos por Martín Amaya. Adscritos a la unidad de Seguridad Ciudadana, ellos eran los que circulaban en el zeta policial que terminó chocando con el Renault Clio que conducía Abselam. Un choque que fue circunstancial e inesperado.Ellos narraron cómo sabían, por lo radiado a través de la emisora, que se estaba llevando a cabo una persecución del citado vehículo, después de haberse escapado de un control en Martínez Catena. Su vehículo terminó chocando con este coche, quedando ambos agentes “aturdidos” por la colisión. Ambos manifestaron al tribunal que no vieron cómo los otros dos agentes de la UIR llevaban a cabo la detención de Abselam, debido precisamente a esa conmoción sufrida por el impacto del coche. Dijeron que sus compañeros le presentaron al detenido ya esposado para que ellos lo trasladaran en su zeta, acción que no llevarían a cabo debido a que el coche no podía arrancar y debido, también, a las lesiones que habían sufrido que requirieron su traslado al centro de salud y les conllevaron una baja de 3 meses.
Ambos además, en apoyo a los otros compañeros, dijeron que en momento alguno vieron que se llevara a cabo agresión hacia Abselam ni que escucharan que éste gritaba ‘qué hacéis, me vais a matar’. “Fue todo muy rápido y no pudimos evitar el golpe”, sentenció el agente J.S.V. Su declaración fue matizada por el compañero E.V.D., a quien otros policías tuvieron que sacar del zeta al quedar atrapado por la colisión. Éste agente también ratificó que en ningún momento escuchó al detenido gritar que le iban a matar, ni tampoco clamar para que no le golpearan porque era diabético. Insistió en que el golpe no pudo evitarse ya que el detenido circulaba muy rápido, a gran velocidad, provocando un “impacto muy fuerte que no pude evitar”.
Los dos policías que eran de la UIR y que llevaron a cabo el arresto de Abselam cuando, tras chocar contra el zeta, quiso escapar a pie del lugar, negaron que le hubieran golpeado de manera gratuita. Los llamados N.C.V. y J.G.M., defendidos por el abogado Nestor García, coincidieron en la agresividad mostrada por el detenido y hablaron siempre en términos de reducción policial haciendo uso de la fuerza necesaria para reducirle. El hombre, que por aquellas fechas rozaba los 60 años, tuvo que ser reducido por los dos policías de la UIR, quienes le engrilletaron ya en el suelo. El policía N.C.V. narró que salió detrás del detenido y que éste se abalanzó contra él, cayendo ambos al suelo y rodando. Negó que le hubiera golpeado y recalcó que usó la “mínima fuerza indispensable” para la detención. Atribuyó las lesiones presentadas al accidente de tráfico sufrido y al propio forcejeo que mantuvieron. “No voy a tratar de golpear a una persona mayor”, sentenció. En todo momento habló de que se le redujo sin hacer uso de defensas, pero que ese forcejeo fue “muy fuerte” ya que la actitud del detenido era “violenta”. El otro compañero J.G.M. ratificó la existencia de ese choque corporal, insistió en que no hubo un atentado gratuito contra el detenido y señaló que entre ambos agentes les costó mucho poder dominarlo. “Tuvimos que emplear bastante fuerza”, aclaró. Este agente fue el que ayudó al otro compañero de la UIR a colocar los grilletes al detenido. Ambos insistieron en que se utilizó una “fuerza proporcional a la usada por él”.

Lo que dicen las partes

El Fiscal
“Han quedado acreditados los hechos”

La representante del Ministerio Fiscal pidió 3 años de cárcel (rebajó un año respecto a la petición inicial) al entender que han quedado acreditados los hechos que incriminan a los cuatro policías locales en un delito de lesiones. Sin perjuicio de que el detenido hubiera adoptado una conducción temeraria, señaló que se le detuvo haciendo gala de un abuso de autoridad y que le golpearon excediéndose en sus funciones. Indicó que los arañazos que presentaba el coche de Abselam no eran compatibles con las lesiones que presentaba, llegando a dudar de que el golpe del zeta hubiera sido contra su Renault Clio, “más bien pudo ser contra el furgón de la UIR”. Señaló que la detención se llevó a cabo con ánimo de menoscabar la integridad física y aunque no se ha acreditado el uso de porras sí que le habrían dado patadas y puñetazos. Considera que los cuatro deben ser condenados.
Acusación particular
“La familia quiere una sentencia justa”
El abogado Lorenzo Linares, que defiende los intereses de la familia, aclaró que ésta busca que haya justicia, entendiendo que hubo dos policías que fueron autores materiales de las lesiones y otros dos que fueron espectadores impasibles. No cuestionó que Abselam hubiera cometido una infracción de tráfico, pero sí que se le detuviera como mantiene que se hizo. “Son muchos golpes para detener a una persona”.
defensas
La “orfandad de pruebas”
Las defensas de los policías interesaron su absolución al entender que los informes de la Acusación se basan en meras conjeturas, “no hay ni una sola prueba de cargo”, apuntaron. El abogado de los agentes que chocaron contra Abselam llegó a preguntarse que qué hacían en el banquillo, cuando ni tan siquiera intervinieron en el arresto, teniendo la “mala suerte” de chocar con él. Cuestionaron la declaración leída en juicio de Abselam, ya que fue en calidad de imputado, considerando que había mentido. “Su declaración nadie se la cree”. Lamentaron que en su día el Fiscal archivara la causa para que luego, sorprendentemente, hubiera un cambio de criterio y pasara a acusar de esta manera. “No había nada antes y sigue sin haber nada ahora”, indicaron. Ambos atribuyeron las lesiones al accidente.

Del video de los hechos a la lectura de declaraciones

En la tarde de ayer se visionó un CD obtenido de una cámara de seguridad en la que se ve el zeta policial completamente dañado así como el furgón de la UIR interviniendo y la detención de Abselam. Lo que no se aprecia en el video, que ayer pudieron ver todas las partes, es si existió o no un maltrato hacia esta persona, así que tampoco pudo aclarar los hechos. Sí que se dio lectura a la declaración que como imputado por un delito contra el tráfico dio Abselam nada más ser presentado ante el juez y en la que dijo que él no había escapado de ningún control, que se asustó al ver a un hombre de negro que no sabía que era policía y que no opuso resistencia alguna. Dijo que había recibido una paliza de los agentes. Tres años después Abselam Mohamed fallecería.

Varios policías ‘dibujan’ el croquis de la persecución

Varios policías locales que estuvieron de servicio aquella madrugada del 16 de noviembre prestaron declaración para ayudar a ‘dibujar’ como fue el croquis de la persecución policial. Indicaron que al vehículo se le dio el alto con motivo de un control que se había dispuesto en avenida Lisboa. Un control visible, con todas las características que debe tener a nivel policial, que se saltó el detenido, iniciándose una persecución que duró unos quince minutos y que tuvo escenarios en los que se circuló en dirección contraria y provocando graves riesgos en el tráfico. Uno de los policías que se encontraba en un control en Martínez Catena, a la altura de la BP, tuvo que efectuar un disparo al aire para intimidar al detenido sin que fuera posible, teniendo que apartarse a un lado para no ser atropellado. Finalmente el vehículo se pararía al chocar con otro zeta policial a la altura del Morro, en donde ya se practicaría la detención de Abselam Mohamed. Los agentes insistieron en que el control estaba hecho de forma adecuada y en que no vieron actuación irregular alguna.

 

El informe forense no confirma al 100% el origen de las lesiones

La testifical del médico forense que hizo el informe al detenido era clave para aclarar un asunto: ¿las lesiones que presentaba Abselam Mohamed quién las produjo? Las defensas de los policías mantienen que pudieron producirse en el brutal choque que tuvieron los dos vehículos; por contra la Acusación señala que fueron provocadas por la actuación negligente de los policías. La declaración del forense no ayudó a esclarecer al 100% la respuesta, ya que no pudo confirmar con la exactitud total el origen. Sí que concretó que la lesión que Abselam presentaba en el ojo fue producida por un “mecanismo cerrado directo” que bien podría ser un puño. Lo que dejó claro el forense es que esa lesión debió producirse con un golpe directo que cuadrara con las dimensiones del globo ocular. Es decir, no la pudo producir una superficie plana o un volante o un espejo retrovisor, sino algo que cuadrara perfectamente con el hueco del ojo. El forense no podía descartar ninguno de los orígenes planteados por las partes pero sí que dejó claro que el golpe se tuvo que provocar con algo que encajara perfectamente. Otra de las lesiones que presentaba dijo que se tuvo que haber producido por una caída.
Cada una de las partes sacó después su propia lectura de lo manifestado por el forense. Lo que nadie pudo negar fue la cantidad de lesiones que presentaba el detenido tras que los agentes le pusieron los grilletes y después de haber pasado por una detención -sobre la que las partes tienen serias dudas para bien o para mal- y un accidente de tráfico que dejó un vehículo, el policial, completamente inutilizado.

quino Se vio un video de los hechos y declararon varios agentes de servicio.
quino El forense, en su declaración en la tarde de ayer.

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