A la segunda sí ha entrado en prisión. Es la decisión que acordó en la mañana de este jueves el Juzgado de Instrucción número 5 respecto del atracador de un taxista que fue atacado con un arma blanca para quitarle todo el dinero que tenía. La Policía lo detuvo en la tarde del miércoles porque pesaba contra él una requisitoria judicial por robo con violencia e intimidación porque no había cumplido las medidas cautelares impuestas: firmar los días 1 y 15 de cada mes. Tras su puesta a disposición judicial y la práctica de una rueda de reconocimiento, se dictó auto de entrada en la cárcel de Mendizábal.
El llamado M.A.C., de 50 años, tenía 42 antecedentes previos. El atraco al taxista hizo el número 43 y cuando lo cometió solo llevaba cuatro meses en libertad, volviendo a incurrir en un delito violento. La detención tuvo lugar a las 2:10 horas de la madrugada en la barriada del Príncipe, cuando los agentes que patrullaban en vehículo policial con distintivos observaron a M.A.C., conocido por los agentes por su amplio historial delictivo y por su reciente implicación en este robo. Procedieron a su arresto y traslado a la Jefatura Superior, atendiendo a que le constaba en vigor una nueva orden judicial de arresto por estos mismos hechos (robo con violencia e intimidación), por lo que los agentes, conocedores de este extremo, procedieron a conducirlo hasta la Jefatura.
La puesta en libertad el pasado 7 de febrero de este hombre causó gran malestar, sobre todo en el gremio del taxi que mostró su temor a que estuviera de nuevo en la calle pudiendo incurrir en más delitos.
Cuando se le detuvo por vez primera, fue la propia víctima la que vio a su atracador cuando estaba realizando una carrera con un cliente, avisando a la Guardia Civil para informarles de dónde estaba. Cuando llegaron los agentes de este Cuerpo, se toparon con que el CNP ya lo estaba identificando y comprobando que era la persona a la que se le buscaba desde el 24 de enero. Después de ponerlo a disposición del juez se le puso en libertad con cargos, indicando como medidas cautelares que debía firmar unos días concretos en el juzgado, algo que no hizo. Además hace una semana tampoco se presentó a una rueda de reconocimiento con su víctima, un careo que se consideraba fundamental.
Ahora se encuentra en prisión en donde permanecerá a la espera de juicio. El gremio del taxi está más tranquilo, también su víctima, sabedor de que no puede volver a atacarle con arma blanca como hizo aquella tarde en la que, fingiendo ser un cliente, terminó por arrebatarle todo lo que tenía.
Justicia española ?