No se pudo cumplir su última voluntad: ser enterrado en Marruecos, en Rincón. La decisión de un jefe de la Policía marroquí llamado Tausit, que desautorizó el permiso por escrito dado por el Ministerio de Interior en Rincón para llevar a cabo este trámite, impidió que la familia de un fallecido en Ceuta pudiera trasladar el cadáver por la frontera del Tarajal al lado vecino. Finalmente el entierro se tuvo que llevar a cabo en el cementerio de Sidi Embarek sin la presencia de todos los familiares y seres queridos que esperaban en Marruecos.
Los hechos se produjeron ayer, a las 12:00 horas, cuando se producía el traslado del cadáver desde la frontera española a Marruecos. La Guardia Civil y la Policía Nacional no pusieron pega alguna, después de que toda la documentación para llevar a cabo ese traslado estuviera en regla. Y es que la familia había solicitado autorización a la Delegación del Ministerio de Interior en Rincón para ejecutar este trámite, obteniendo el visto bueno con fecha 13 de marzo, es decir, un día después del cierre de la frontera y sabiendas de esa clausura. Al ser un asunto de este calado, no se puso pega alguna. Todo por tanto se puso en marcha sin que nadie pensara que alguien, a pie de frontera marroquí, iba a ser capaz de desautorizar una orden de instancia superior.
Pero no fue así. A la llegada a la llamada tierra de nadie, tras la entrega de la documentación al jefe de la Policía marroquí en este punto, el llamado Tausit dijo que no se abriera el paso, que esa autorización no servía aduciendo que era previa al cierre de la frontera.
Se le insistió en que no, puesto que la fecha era posterior y se dio el permiso al tratarse de algo tan sagrado como la voluntad de enterrar el cadáver en la tierra de nacimiento del fallecido. Esa autorización no fue reconocida por el policía en cuestión, obligando al retorno del cadáver a Ceuta.
En la ciudad se tuvo que volver a hacer con celeridad un nuevo trámite con la Policía mortuoria para que se permitiera su entierro en Ceuta cumpliéndose con todos los protocolos, cuando ya con anterioridad se había aprobado por Sanidad Exterior el traslado debiendo revocarse todo por esta decisión gestada a pie de frontera y burlándose la orden dada por una instancia superior.
El fallecido fue enterrado con la presencia solo de unas pocas personas en el cementerio de Sidi Embarek, víctima de una decisión unilateral que nadie entiende y que ha provocado que toda una familia no haya podido llevar a cabo esta despedida tal y como deseaba.
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