Pocos pisos y caros. Ese podría ser el resumen de buscar un piso en Ceuta para estudiantes, y más en estas fechas. Ya en septiembre y a apenas unos 10 días para que comience un nuevo curso en la era de pandemia, algunos universitarios se enfrentan aún a la tarea de buscar piso. Y es que a muchos se les está complicando el inicio de curso pues se enfrentan a una tarea bastante difícil o, incluso, prácticamente imposible: encontrar un piso para alquilar. Y es que casi no quedan inmuebles disponibles.
Este es el caso de Isabel Alex, estudiante de segundo curso de Enfermería, quien reconoce que “es muy complicado encontrar un piso que tenga unas buenas prestaciones y a un precio accesible”.
“Este año aún más porque han subido los precios y hemos tenido mucha dificultad en encontrar un piso en buenas condiciones. Y ya hablamos de buenas condiciones en un piso que está hasta arriba de suciedad y con todos sus electrodomésticos sucios y medio rotos. Ya nos conformamos con que tengamos una cama, un microondas y un frigorífico ya que a los estudiantes ni si quiera nos ponen escritorios”, critica.
En Ceuta una habitación en un piso compartido no baja de los 300 euros, gastos a parte, siendo esta la opción más económica para vivir en nuestra ciudad. Por lo que, en la mayoría de casos, los estudiantes optan por compartir para “pagar un poco menos al compartir los gastos”.
“Los pisos son muy caros para lo que contienen. Se aprovechan de que no nos queda otra”
“Los pisos son muy caros para lo que contienen dentro. Bajo mi punto de vista, se aprovechan de aquellas personas que vamos a estudiar o trabajar y buscamos piso porque no nos queda otra. Tenemos que conformarnos con lo que encontremos porque hay una gran escasez de pisos”, ha continuado.
Además del precio, la ubicación es otro de los condicionantes que hace que se decanten por un alojamiento u otro. Las zonas cercanas al campus y el centro son las más demandadas. Los veteranos son los más conscientes de la dificultad que supone encontrar un inmueble por un precio razonable y bien ubicado, por lo que empiezan a visitar pisos antes. Así lo hizo Lucía Monroy, una gaditana estudiante también de Enfermería.
“No sé si en otras barriadas la relación calidad-precio está equilibrada, pero en el centro es un locura. Alquilan literalmente zulos a precio de palacio. Además nos ponen muchas pegas a los estudiantes porque prefieren funcionarios. La verdad que para mí ha sido casi imposible encontrarlo. Mi compañera y yo estuvimos buscando desde finales de marzo o así para dejar cerrado el piso antes de venirnos a nuestras casas y hasta finales de junio no encontramos nada decente”, cuenta Lucía.
“No hay sitio en la ciudad para tantos estudiantes y es una problemática que se debe mirar y solucionar”
Esta dificultad se añade al rechazo de muchos propietarios hacia este colectivo. “Tenemos grupos de WhatsApp y muchos compañeros de primero nos cuentan que lo están teniendo bastante complicado y que siguen sin saber dónde van a vivir a pesar de que empezamos las clases el día 12”, explica el estudiante Javier Fernández.
La crisis sanitaria también ha afectado de alguna manera a que esta búsqueda sea más tediosa, aunque “ya no asusta tanto”. “Es cierto que al principio íbamos con incertidumbre, como todo lo que acompañaba este año, pero a principios de año hablamos de intentar llevar una serie de medidas cuando entrábamos o salíamos como desinfectar los zapatos o lavarnos las manos en cuanto llegábamos y no hemos tenido ningún percance más allá de que algunas preferíamos salir menos y otras más. Pero este año esperamos estar más tranquilos y no asusta tanto al estar todos vacunados ya”, relata Lucía.
Aunque si hay algo en lo que coinciden los tres estudiantes es en la necesidad de buscar solución a la residencia de estudiantes porque cada vez la universidad amplía los grados y hay menos pisos. “No hay sitio en la ciudad para tantos estudiantes y es una problemática que se debería mirar y solucionar”, critica la joven de Cádiz.
Pocos son los suertudos con una de las 38 plazas de la Residencia
Javier Fernández es uno de los pocos afortunados que volverá a vivir este curso en la residencia de la universidad, donde “al menos hasta el año pasado pagábamos 250 euros mensuales, pero no sabemos si este año subirá con el tema de la luz”.
“Sobre julio o agosto del año pasado empecé a buscar información y afortunadamente quedaban algunas plazas libres y pude entrar. Este año ya con mucho más tiempo y al estar ya dentro, he podido reservar mi plaza en mi misma habitación antes de que terminasen las clases, entonces no he tenido problema ninguno. Sin embargo, a principios de agosto ya estaba completa la residencia porque al incluir los gastos, el precio es considerablemente más baratos y por eso siempre se llena muy pronto”, explica Javier.
El resultado de dejar construir casas ilegales, un desastre urbanístico y estético.
Casas ilegales que podemos encontrar por Patio Recreo, Sarchal, El morro, los Rosales, Hadú o el mismo Recinto. Lugares que se convierten en guetos cerrados.
De calles y casas sin número, y como no, sin aparcamiento (al no construirse en subterráneo), además de callejuelas en vez de verdaderas calles.
Como los que legislan o tienen que aplicar la ley tiene asegurada una casa, poco les importa la situación. Es más, es posible que sean propietarios de esos pisos que se alquilan a precio de oro.
En una ciudad tan pequeña, sería de máximo interés un PGOU bien cuidado y mimado. Pero ya sabemos que la dulce y marinera de Juan Vivas es así.
El resultado:
- Multitud de casas ilegales ocupando el terreno en horizontal, cuando lo lógico en Ceuta es construir en vertical. Pero los listos de las casas ilegales, tiene otra ventaja. Si tienes muchos hijos siempre pueden hacer un piso más hacia arriba. ¿Quién se los va a impedir?
- Los tontos que pagan sus hipoteca a 20 años en vertical en un primero o en un segundo con vistas a la ventana de enfrente y sin posibilidad de ampliar la casa.
"Suertudos con plaza en la residencia" De risa la residencia. Una habitación sin ventana ni vistas donde para ventilar tienes que utilizar el aire acondicionado que suele estar averiado. Tejado de metal que frecuentan las molestas pisadas nocturnas de las gaviotas, y que se calienta como un coche al sol, si tienes suerte y te funciona el aire frío lo puedes sobrellevar. Con los conductos de ventilación interconectando habitaciones por los que pasan todas las conversaciones y olores/humo. Prohibido cocinar y la cafetería es imprevisible saber si este curso abrirá o no o hasta cuándo. Por no hablar de las goteras...