Pocas pero imprescindibles

{jaimage crop="ML" /}Termina una semana en la que se celebró la segunda Jornada internacional de la mujer portuaria, que en la edición de este año se dedicó especialmente a la mujer portuaria africana y española, foro en el que se reconoció el papel de las féminas en un mundo, el del puerto, tradicionalmente ligado al músculo del hombre. Pocas, pero imprescindibles; ese es el sentir generalizado, esa es la realidad innegable que inunda la brisa marina desde la ola hasta la torre de control, a tenor, claro está, de la labor que desempeñan las mujeres que trabajan en nuestro puerto, un número que ronda la quincena, una cifra, aún, muy por debajo al porcentaje masculino.
“Mi trabajo consiste en ponerme en contacto con los capitanes de los barcos”, dice Pilar Gómez Granados, la única controladora porturia de la ciudad, “para que las distintas operaciones que vayan a hacer, bien sean de suministro, bien sean de descarga, constituyan un éxito, de modo que desde la torre le voy diciendo la forma que tienen de entrar en el puerto y el momento de hacerlo”.
Asimismo, Gómez, ceutí de pura cepa, añade a sus competencias “el control de los ferry que hacen la travesía de Ceuta a Algeciras y viceversa, algo que exige una atención permanente pues el tráfico de barcos que cruzan el Estrecho es prácticamente constante”.
En inglés o en español, “pero siempre bajo las reglas propias del argot específico marítimo”, afirma,  la controladora se pone además en contacto con el Pacífico, acata órdenes de los capitanes para la hora en que se tiene que efectuar una maniobra concreta, se encarga del fondeo de aquellos  barcos que no van a entrar en el Puerto pero que sí van a suministrar en bahía, “estando alerta en todo momento al tiempo, un condicionante que juega un papel importante en mi cometido, máxime cuando hay niebla”.
Respecto a las mujeres que a día de hoy trabajan en el Puerto, Gómez, que desempeña su labor para la Corporación de Práctico, afirma que “somos pocas pero estoy segura que estamos todas muy protegidas, como es mi caso, ya que mis compañeros me tratan francamente bien”.
Desde la cúspide de la torre de control hasta el despacho de Pilar Sierra, presidenta del Comité de Empresa, donde habla con entusiasmo y perfecta dicción acerca del panorama femenino que se observa en su departamento, el administrativo: “No sólo estoy yo, que llevo la parte económica financiera que concierne a los temas de recaudación y pago, sino que este departamento es ciertamente una excepción dentro del Puerto puesto que quizá sea el único en el que trabajen más mujeres que hombres en todo el ámbito portuario: cuatro compañeras por tres compañeros”.
Respecto a los avances de los últimos tiempos en materia de igualdad, “aunque jamás descuidando la calidad y la preparación del trabajador, con independencias de que se hombre o mujer”, precisa,  Sierra asegura que “se ha hecho mucho, pero todavía queda tarea en el horizonte, ya que áun existen departamentos en los que no trabajan ni una sola mujer, como en aguadas, o en talleres, bien sean de  carpintería, de electricidad, o de otra especialización, o trabajan muy pocas, como es el caso de la policía portuaria donde sólo está la compañera Raquel”, indica la primera mujer que alcanzó, en un puerto de España, la presidencia de un Comité de Empresa, “lo que supone un gran orgullo”.
Isabel Arana, ceutí al igual que Sierra, también es una mujer emprendedora, valerosa y de cuya preparación depende en buena parte el éxito portuario de la ciudad: “Soy la jefa de unidad de proyecto y obra, y como arquitecto técnico, mi función es revisar las obras, ayudar en temas de elaboración de proyectos y supervisarlos”, dice Arana que rememora que “fui la primera mujer técnico en el Puerto de Ceuta en la parte de obra, ya que normalmente los empleados –hombres– de este departamento son ingeniero de camino o ingeniero de obra civil”, concluye poniendo sobre la mesa y otra vez más esa innegable realidad: Pocas, pero imprescindibles.