Lo que iba a ser un día de cumpleaños en la
playa de
Benítez junto a la familia se convirtió en una odisea que aún recuerda Enrique Gutiérrez. Las temperaturas de ese 5 de septiembre acompañaban como para darse un chapuzón, pero la sorpresa fue cuando este sevillano, residente en Ceuta, quiso adentrarse en las aguas. Cabe decir que sufre de poliomielitis, enfermedad que afecta a su
movilidad. No le queda otra más que andar con muletas para desplazarse de un lado a otro.
“Cuando quise meterme, comprobé que no había pasamanos. No sé por qué lo han quitado, cuando antiguamente sí lo había”, critica Gutiérrez con cierto enfado. Después de varios intentos, el resultado fue que “los mismos socorristas me colocaron con un silla en el pasillo de madera y a base de cubos de agua me estuve refrescando durante la jornada”, añade. Familiares y usuarios que se encontraban en la zona se encargaron de ayudarlo para que su cumpleaños no fuese tan amargo.
A base de cubos de agua, Gutiérrez se pudo refrescar en Benítez
El descontento de esta realidad emana cuando este afectado se cuestiona que “por qué hay playas,
como La Ribera y Chorrillo, que disponen de todas las facilidades posibles para las personas discapacitadas y en cambio Benítez no. Creo que los que nos encontramos en esta situación merecemos disfrutar de la playa”, añade.
Este pesar lo arrastra y no le gustaría que se volviese a repetir. Su 60 cumpleaños tuvo un sabor agridulce, pero este ejemplo quiere que sirva para poner de manifiesto que “hay playas de primera y otras de segundas”, pese a que aún nos quedan días de verano.
La queja de Enrique ha querido difundirla a través de las páginas de El Faro para dejar constancia de la realidad que afecta a muchas personas con una discapacidad.