Tras la aplicación de la
Ley de Memoria Histórica en símbolos y monumentos, perviven más elementos franquistas de los que se aprecian a primera vista, ya sea porque no resultan conmemorativos, tienen carácter artístico o bien por decisión de su titular. Los marchadores que cruzan la Marina Española o cualquiera que camina por la zona pueden reparar en las al menos dos arquetas de telecomunicaciones que hay sobre la acera, en las proximidades de la Rampa de Abastos. Forjado sobre la placa metálica, se dibuja el Águila de San Juan que el escudo de España lució durante el periodo franquista. Estas placas, según los distintos historiadores de la ciudad, son de los años 40 y 50 y fueron colocadas por la empresa de telecomunicaciones. Y es evidente que, aunque para muchos pasen desapercibidas, para otros no. El debate o, más bien la polémica, están servidos.
Hay quienes exigen que se cumpla con la Ley de Memoria Histórica hasta el último detalle y estas placas, por tanto, deberían ser retiradas del lugar. La misma petición extienden a otros símbolos franquistas que todavía hay en Ceuta. Según declaró el Gobierno, la decisión de retirada corresponde a las autonomías que, en el caso de los elementos de las iglesias, debe exigir a los obispados retirar los restos franquistas.
En este asunto de las placas subyace otra historia paralela. Y que es una de las placas franquistas sí fue retirada y en su lugar se colocó una plancha metálica, sin que se sepa dónde esta la original. Aquí surgen los rumores de todo tipo y las denuncias oficiosas que apuntan a que alguien la sustrajo y la tiene guardada.
Según la exposición de motivos de la Ley de Memoria Histórica, la retirada de estos elementos persigue una intención: la de contribuir a “cerrar heridas todavía abiertas en los españoles y a dar satisfacción a los ciudadanos que sufrieron, directamente o en la persona de sus familiares, las consecuencias de la tragedia de la Guerra Civil o de la represión de la dictadura”. El mismo texto añade que, “profundizando de este modo en el espíritu del reencuentro y concordia de la Transición, no son solo esos ciudadanos los que resultan reconocidos y honrados sino también la democracia española en su conjunto”.