“Vivo en un pabellón militar que se encuentra en condiciones insalubres. Llevamos desde que empezamos a vivir aquí en diciembre de 2019 pidiendo que nos cambien de casa y no nos hacen caso”. La familia de Zohara López Pérez está en un sinvivir desde que hace casi dos años se trasladaron a Ceuta, después de que el marido fuera destinado a nuestra ciudad. Desde entonces, viven como pueden en un piso de los habilitados para militares en la Avenida España, número 1.
Sin embargo, la relación entre el Instituto de Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de la Defensa (Invied) y los inquilinos es, cuando menos, extraña. No hace caso a los requerimientos de arreglos “constantes” por parte de las familias de militares que allí viven, pero tampoco se pronuncia en cuanto al estado de los inmuebles.
“Hemos escrito al Defensor del Pueblo y estamos esperando su respuesta porque sabemos que el Invied les ha contestado pero aún no han contactado con nosotros. También nos han insinuado en el Invied que nos hemos inventado los informes, tanto médicos como de la casa, que indican que estamos sufriendo humedades, filtraciones y plagas de hongos. Se están portando realmente mal y hacerlo público es ya casi lo único que nos queda por intentar”, comenta esta vecina.
Se trata de una situación peculiar a la que se enfrentan casi todos los vecinos del pabellón, la mayoría de los inquilinos son jubilados o viudas de militares y “aunque llevan muchos años sufriendo la misma situación, no han conseguido nada”.
La casa de Zohara es una de las más afectadas: “Hay humedades porque se filtra el agua de la calle y eso ha hecho que tengamos todo lleno de hongos. También tenemos otras filtraciones porque el edificio es antiguo y debe haber alguna tubería que esté mal. El techo de mi casa está lleno de manchas de hongos y el cuarto de mis hijos también. Los únicos sitios donde no tenemos nada es el salón, la cocina y el baño pequeño, que tampoco hay nada de momento”, continuaba.
El primero de los escritos que presentó esta familia en el Invied fue en febrero de 2020 cuando aparecieron las primeras manchas. “Todavía seguimos sin respuesta. En junio de 2020 vinieron un día a ver la casa unos técnicos y me dijeron que a la semana siguiente me llamarían para arreglarlo, pero nunca me llamaron. El arquitecto también nos dijo que las puertas estaban combadas debido a la humedad”.
Olvidados. Así se sienten los vecinos de este bloque ante el mal estado de sus casas que necesitan una solución desesperada a sus reclamaciones. El pasado 20 de septiembre, Zohara volvió a ir al Invied porque les dieron las llaves de una nueva casa “en la que nos alojaremos de manera temporal. “Fuimos a verla y daba asco. Estaba llena de cucarachas y con los muebles de la cocina amarillos y el zócalo levantado. Volvimos al Invied a quejarnos y tuvieron la caradura de decirnos que ya mandarán a alguien a arreglarlo. Pero no estamos para muchas esperas. Los niños y yo ya nos hemos puesto malos con la garganta. Mi hijo el mayor tiene cuatro años y la pequeña dos. No podemos seguir aguantando esta situación”, concluía.
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