Se dio a la fuga ante la mirada de los bañistas; los pases se producen casi a diario
Visto y casi no visto. Porque esta vez sí que sus movimientos fueron captados a través de un teléfono móvil. Llegó, se aproximó a la playa de Juan XXIII, descargó a dos personas y huyó. Esto es lo que hizo en la tarde de ayer el piloto de una moto de agua, otro más de los entregados a los pases de inmigrantes que están causando un auténtico quebradero de cabeza a las fuerzas de seguridad. No hay día en el que no se produzcan intentos, y casi todos terminan consiguiendo el pase de un inmigrante.
Ayer, ante la mirada sorprendida de los bañistas, este joven que no se ha podido identificar escapó tras abandonar muy cerca de la orilla a una pareja que llegó por sus propios medios a la arena. El domingo, el piloto de otra moto de agua hizo lo mismo pero con dos oriundos de Sri Lanka. Y de forma constante, en las dos bahías, queda patente la presión que hacen las motos de agua ante las embarcaciones de la Guardia Civil que intentan controlarlas pero no pueden evitar alguna incursión.
Según los datos oficiales, este verano ya se ha superado la treintena de inmigrantes pasados en motos, durante los meses de julio y agosto. Es el modo de pase más caro pero también uno de los que mayor efectividad está teniendo. La Guardia Civil teme que este mes de agosto la presión sea mayor. De hecho en siete días casi se ha alcanzado la cifra de entradas que se produjo en todo el mes de julio.
Los pasadores de inmigrantes salen de los espigones que separan Ceuta de Marruecos, abandonan a estas personas, y escapan de regreso al vecino país. En sus incursiones cuentan con apoyo de otros motoristas que se dedican a despistar a las fuerzas de seguridad, muchos de ellos llevando a otra persona de ‘paquete’ que no es un sin papeles pero que asemeja serlo para causar otra impresión.