La titular del Juzgado de lo Penal número 1 dejó ayer visto para sentencia un caso de tráfico de drogas en el que estaba implicado un marroquí con residencia en España, a quien la Guardia Civil le sorprendió el pasado 26 de mayo con casi ocho kilos de hachís escondidos en el salpicadero del coche que conducía.
En ningún momento el acusado negó haber incurrido en este delito, de hecho declaró que conocía lo que llevaba aunque no la cantidad concreta, y que si había accedido a transportar la droga era por su estado de necesidad económica. Necesitaba saldar deudas, aclaró.
Fue precisamente este punto el que expuso su Defensa para solicitar su no entrada en prisión. A modo de atenuante aludió al reconocimiento de los hechos efectuado, al consumo de estupefacientes de su patrocinado desde los 15 años y a su estado de necesidad económica que le habría llevado a efectuar este pase por el que, a cambio, le iban a dar entre 1.000 y 2.000 euros.
A preguntas de su letrada, el acusado narró afectado que había tenido un bar, que perdió un local y que nunca había pensado en incurrir en un delito de tráfico de drogas pero que su familia estaba muy mal. Puso de relieve que carecía de antecedentes y que optó por esta acción ante una situación dramática. El Ministerio Fiscal pidió que se le impusiera la pena mínima establecida de 3 años y dos meses, considerando que no cabe atenuante alguna.
Por otro lado, un hombre que intentó colar 28 kilos de hachís fue condenado a 3 años y 2 meses de cárcel.
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