La forma de ganarse la vida de numerosas familias en la ciudad está en riesgo. Y todo desde que el pasado domingo los pescaderos ceutíes se llevaron la desagradable sorpresa de que Marruecos había prohibido el tránsito de pescado hasta nuestra ciudad.
Ya desde la doce de la noche, las fronteras marroquíes cerraron sus puertas al paso de este producto y algunos de los pescaderos ceutíes que se trasladan hasta el país vecino para traer, la noche antes, el pescado que a primera hora del lunes venderían en sus puestos, se toparon con una prohibición para la que nadie ofrecía respuesta.
Con los coches llenos de pescado y camino de Ceuta, los policías marroquíes obligaban a estos pescaderos a dejar el producto en tierras marroquíes, frustrando así su modo de ganarse la vida.
De esta manera, el país vecino cortaba el suministro de uno de los productos más demandados por los clientes ceutíes: el pescado fresco que cada día surte a los puestos del Mercado Central.
Los pescaderos tuvieron que vender el producto sobrante del pasado sábado
Este martes, dos días después de esa decisión de las autoridades marroquíes, las consecuencias ya empezaban a notarse en los puestos, que apenas podían surtir de pescado fresco a sus clientes. “No podemos pasar pescado, hemos venido con el coche cargado y no nos dejaron seguir, nos echaron para atrás. ¿Quién va a hablar por nosotros, qué salida vamos a tener, qué vamos a hacer?”, se pregunta uno de los pescaderos afectados, Mohamed El Maimouni. Este trabajador ve “muy mal” la situación y lamenta que “nadie habla por nosotros. Aquí hay un presidente y una delegada del Gobierno y nadie ayuda al ciudadano. Solo actúan cuando hacemos algo malo, pero en caso contrario no hablan por nosotros. Cuando no nos dejen pasar pescado ¿de qué vamos a vivir?, ¿nos vamos al paro?”.
Son las preguntas, entre las muchas, que este sector se hacía este martes y que, por el momento, aventura el peor de los escenarios según apunta otro miembro de este colectivo, Francisco Carrasco. “Si no hay producto que vender habrá que echar el cierre y además los clientes no vienen porque saben que no hay pescado. A ver qué solución nos dan, ayudas o tendremos que traer el pescado de la Península, pero si lo traemos de allí, que ya de por sí es caro, se encarecerá más”.
Además, el veto a la entrada de pescado también afecta directamente a la hostelería y a los numerosos bares y restaurantes dedicados exclusivamente a una carta de productos del mar.
Este martes se vieron obligados a vender el pescado sobrante de hace unos días, cuando Marruecos aún no había lanzado lo que parece ser una estrategia para seguir ahogando económicamente a la ciudad. “Es el pescado de días anteriores. Están sacando cajita a cajita, pero yo he cerrado mi puesto porque tengo buena clientela y ofrezco un buen producto y no puedo abrir con una caja de pescado. Eso es imposible”, asegura otro de los afectados, Abdelkader Boumedien.
Este mismo ciudadano, que lleva 40 años trabajando como pescadero, asegura “no poder más. Empezamos a trabajar de madrugada para tener aquí el pescado a las 7 y que lo vea el veterinario y ya ni siquiera podemos hacer eso”.
Recuerda que cada vez “hay más puestos cerrados” y que el mercado está abocado “al fracaso”. Por ello, se hace eco de las demandas de todo el sector reclamando “una pronta solución porque si ya no podemos con tantos gastos, esto ya es el colmo”.
Y para exigir una solución a este problema, una representación de afectados se dirigió este martes a la Delegación del Gobierno para reclamar soluciones a un contratiempo que, por ahora, no tiene buenas expectativas. “Este mercado está mantenido por el pescado. Cuando este producto deje de venderse, más vale que el mercado lo tiren o hagan con él lo que quieran”, apuntó Boumedien. “Las autoridades marroquíes se han empeñado en que no metamos ni una sardina. Desde el lunes no ha entrado ni una caja de pescado, ni por las buenas ni por las malas, y a los muchachos que entraban con la mercancía los echaban para atrás”, añade.
De continuar esta situación muchos puestos se verán abocados al cierre
Los afectados confían en poder reunirse con la delegada del Gobierno, Salvadora Mateos, para poner sobre la mesa una situación que preocupa sobremanera a este colectivo.
El malestar es más que evidente y los pescaderos ceutíes no se muestran nada optimistas. Ni siquiera saben el tiempo que podrán aguantar en estas condiciones. “Con cuatro hijos que tengo, pagando autónomo, Hacienda, luz y agua, estamos con el tiempo justo porque pocos pescaderos hay que sean ricos”, ironizó Carrasco.
En la zona marroquí, al parecer, los distribuidores de pescado tampoco están muy conformes con esta medida y ya se han levantado voces en contra de esta prohibición que también merma la economía de estos trabajadores del país vecino.
Fuentes de la Delegación del Gobierno aseguraron este martes a este periódico que, hasta el momento, no han recibido ninguna información oficial por parte del país vecino que esclarezca el motivo por el que, desde el pasado lunes, se ha prohibido el pase de pescado a nuestra ciudad. Desde la Delegación ya han comenzado a trabajar para solucionar este problema que afecta a numerosas familias ceutíes y aseguran que ya se ha puesto en conocimiento del Gobierno central la situación que están viviendo estos trabajadores.
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