Una familia de Ceuta está viviendo una auténtica pesadilla en Marruecos. Dos de sus miembros están detenidos desde el pasado jueves tras lo que empezó como una pelea de niños y terminó moviendo a todos los jefazos policiales del norte ya que uno de esos menores era hijo de “un pez gordo”, explica un portavoz de la familia, desesperado por una situación que pone en evidencia que “la democracia en Marruecos es para los ricos y los apadrinados”.
El inicio de estos hechos se sitúa en el puerto de Marina Smir el jueves 15 de agosto. Allí se encontraban varios miembros de esta familia con niños pequeños, de edades entre 6 y 7 años, en un popular local de comida. Los niños fueron, según denuncia esta familia, acosados por otros menores de entre 13 y 14, que les recriminaron que estuvieran hablando en castellano. “Les empezaron a pegar. Hay grabaciones del local que demuestran cómo los niños salieron corriendo y los mayores iban detrás”, denuncia.
La madre de uno de estos niños, al ver que había sido agredido, bajó al puerto para buscar a los agresores, topándose con ellos y teniendo un enfrentamiento con uno al que empujó y agredió, precisamente el que resultó ser “hijo de una persona muy importante aquí, a la que no conocemos, pero que ha sido capaz de mover todo esto” por “una pelea de niños”. Medios marroquíes indican que se trata del hijo de un matrimonio con mucho poder e influencia en las altas esferas alauitas pero los afectados ni siquiera lo saben. La familia de Ceuta acudió a Rincón a denunciar, al igual que lo hicieron por parte de los otros menores, pero al ser una disputa con niños de 7 años no se hizo nada al respecto.
“Cuando se enteró el padre, que debe ser alguien muy importante aquí, cambió todo. Nos rodearon la casa con decenas de oficiales de Policía, era como una película. Salimos por la noche de casa y estaban allí, pero no nos dijeron nada. Nos comentaron que su presencia debía ser por una misión especial”, sigue narrando el portavoz de la familia.
La detención llegaría después, en la propia frontera. Fue cuando las dos hermanas, sus primas y niños pequeños acudieron a Bab Sebta para cruzar a nuestra ciudad cuando la Policía comenzó un interrogatorio por unos hechos a los que, solo 24 horas antes, no se le había dado importancia pero que, ahora, a sabiendas de que un menor era hijo de “un poderoso” parecía convertirse en cuestión de Estado.
“Mi hermana mayor, la pequeña, una niña de 3 años y tres familiares más fueron a la frontera y ahí mismo se llevaron a mi hermana la mayor. Empezaron a preguntarle. Le dijeron que tiene que llamar a sus hijos. Al mayor, de 22 años, que estudia en Marbella; al pequeño, de 14, que estaba en Ceuta pero al que hicieron cruzar e ir a Tetuán sin dar más explicaciones. Se llevaron a mi hermana mayor con la niña de 3 años y al hijo de 14. Mi hermana pequeña fue en su propio coche junto a un policía que se montó con ella. Eran las dos de la mañana y los metieron en una calabozo sin decirles nada, hasta las dos de la tarde”, añade. Hasta allí fueron trasladados los demás familiares.
Las continuas llamadas al Consulado y a la Embajada no dieron sus frutos hasta horas más tarde. Sin saber por qué se les había detenido, cuando el Consulado llamó a la Policía preguntando por el paradero o detención de estos españoles, la Policía lo negó. “Lo negaron y en ese momento estaban preguntando cosas a mis hermanas”, denuncia. Ya no han vuelto a saber nada más de estos organismos.
A las tres de la tarde, cuando llegaron superiores de la Policía, dejaron marcharse a todos los familiares a excepción de las dos hermanas. Pudieron marcharse así el menor al que habían obligado a cruzar desde Ceuta con 14 años y la niña de 3, entre ellos. “Quedó detenida mi hermana mayor que ni siquiera había estado en el puerto esa noche y también la pequeña. Empezó a venir gente que ni se identificaron a hacer preguntas, a intimidarlas. Le hicieron firmar algo escrito en árabe y traducido por los propios policías. Así llevan detenidas desde el jueves”, explica.
Ahora queda la incertidumbre de qué va a pasar con estas dos españolas porque se sienten desamparados además de víctimas de un abuso de poder. “Había cinco niños pegando a nuestros pequeños por hablar castellano, en un sitio público y ¿hacen esto? Detienen a familiares, a una niña de 3 años, a otro de 14 que estaba en Ceuta y le hacen venir cruzando la frontera solo para detenerlo. Detienen a mis primas, a mis dos hermanas cuando una de ellas ni estaba en Marina Smir. Quieren hacer que venga el hijo que está en Marbella por fuerza. Y ha sido una pelea de niños, pero hay uno que es ‘hijo de fulano”.
Esa detención tuvo detalles como que desde la madrugada hasta que fueron puestos en libertad parte de los familiares, estuvieron sin comer ni beber, entre ellos menores de edad. A pesar de haber pedido ayuda, “de llamar a todas partes” no han conseguido atención, porque “este señor debe ser importante y nadie se le puede acercar. Ha hecho que llevaran a 30 policías uniformados a rodear nuestra casa, que les detengan en la frontera. Es una película. Todo está liado. Nadie se preocupa de pedir las cámaras al local para que se sepa la verdad, para que se vea cómo los niños de Ceuta son agredidos y les persiguen 300 metros. Les pegaron como si nada pero todo es clasista. En los interrogatorios han estado presentes mandos de Marruecos… no sabemos lo que nos queda aquí. La democracia es para los ricos y los apadrinados”, lamenta.
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