Veintidós de marzo de 2014. Las tiranías están dejando de dominarnos precisamente porque hemos comprendido lo que decía Gandhi.
Un día histórico para España aunque la repercusión mediática no se haya correspondido con la magnitud y la importancia del mismo. “Normal” teniendo en cuenta que las zarpas del poder intentan manipularlo todo, empezando por las opiniones.
Han llegado a hacerles creer a muchas personas que todos los recortes, toda la censura, todos los ataques al estado del bienestar son por el bien del ciudadano. Claro. El PSOE nos dejó tan mal que el PP lo tiene que arreglar…pero a costa del ciudadano. Ese socorrido ciudadano que siempre está para pagar los platos rotos de unos o de otros cuando han puesto de manifiesto que son primos hermanos en la gestión de lo público. Demasiados intereses en juego para ambos. Demasiada importancia a la casta. A esa casta intocable que está en permanente levitación y en la que se difuminan las ideologías.
No se toca a la banca.
No se castiga a los malos gestores.
Ni siquiera se aparta a los imputados cuando es obvio que han perdido la legitimidad para realizar funciones políticas basadas en la confianza…
A esos no se les toca un pelo.
Al que se toca y trastoca es al ciudadano. A ese ciudadano que se considera un ser etéreo. Impersonal. Que no se quejaba o lo hacía sólo en las cafeterías y en los bares.
Pero no voy a negar el mérito del PP. No. No voy a negar que como consecuencia de recortar en empleo, en pensiones, en educación, en sanidad, en bienestar social, en igualdad, en dependencia y en un largo etcétera están consiguiendo que cada vez sea mayor el levantamiento social, las quejas de la población y la lucha por la dignidad que hace años empezaron a arrebatarnos.
Incluso aquí. En Ceuta. Último bastión de la derecha, al igual que Melilla. Donde todo lo que suene a reivindicación social por parte de unos, es manipulado, volteado y expuesto casi como un ataque de estado. En ello influyen muchos factores pero uno de los más importantes es esa insistencia casposa del Partido Popular, de sus cabezas pensantes, en erigirse defensores de la españolidad de nuestra ciudad cuando no defienden más que sus propios intereses. Un argumento que en cualquier otra ciudad sería ridículo se sobredimensiona en esta ciudad fronteriza hasta el punto de que cualquier advenedizo del PP se autoproclama protector de nuestra españolidad. Luchar por los derechos de quienes menos tienen es visto por algunos como una lucha contra quienes más tienen, cuando lo que se pretende es la equiparación en derechos y en oportunidades de toda la población. Y si además, como en Ceuta, coincide que los que menos tienen son en muchísimos casos identificables con el sector de población musulmana resulta que los que reivindicamos la igualdad lo que pedimos es sólo para una parte de la población. Y si consiguen hacer creer que musulmán es sinónimo de antiespañol parecen haber encontrado la fórmula de la coca cola. Evidentemente falso y erróneo, pero también indiscutiblemente jugoso para la derecha.
Si criticas al gobierno porque no sabe dar un buen uso a los recursos resulta que eres alarmista.
Y si no le bailas el agua al PP te tachan de radical.
Necesitamos avanzar en esa lucha por la dignidad que se está produciendo en todos los rincones del país por una simple cuestión de justicia social. No es una marcha de un día. Es un camino sucesivo que tiene que llevarnos a la restauración del saqueado estado de bienestar porque con la dignidad no se mercadea.
Decía Chillidad que “Un hombre tiene que tener siempre el nivel de la dignidad por encima del nivel del miedo” y ese es el empujón que necesitamos en Ceuta. Dejar el miedo a los fantasmas a un lado y luchar por nuestra dignidad como ciudadanos y ciudadanas y como grupo, como ciudad, para ponerles freno a los constantes saqueos del Partido Popular.